«Por mucho que lancen las campanas al vuelo y tiren cohetes, los turistas no se gastan lo mismo que antes de la pandemia; no es lo mismo la gente que pasa por la Oficina de Turismo que la que se sienta en un restaurante ... a comer». El presidente de la asociación Hostelería y Turismo de Segovia (Hotuse), Jesús Castellanos, cuestiona «el triunfalismo» del Ayuntamiento cuando saca pecho de los datos de visitantes que eligen la ciudad como destino de sus vacaciones. El año pasado fue bueno en cuanto a la afluencia, pero no repercutió en las arcas de una parte del sector. A los alojamientos les fue mejor que ha restaurantes y bares.
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El Boletín de Coyuntura Turística de la Junta especifica que los viajeros que estuvieron en la provincia durante 2022 se dejaron, en el cómputo global, algo más de 151 millones de euros. Si se compara con la campaña justo anterior, el gasto turístico menguó en 90,4 millones, un 37% menos. Si nos retrotraemos a 2019, cuando ni siquiera se oía hablar del coronavirus, el tijeretazo de los viajeros a sus gastos cree hasta el 44%. Cerca de 122 millones de euros se han quedado por el camino.
A la hora de ver en qué se gastan su dinero los visitantes y cómo reparten sus desembolsos entre distintos negocios turísticos, los hoteles, hostales, pensiones, albergues, casas rurales, campings, y viviendas y apartamentos de uso turístico ingresaron el año pasado 56,8 millones de euros, un 12% menos que en 2019, justo antes de la irrupción del coronavirus; pero un 32% más que en 2021. Es decir, el 37% del gasto turístico se dedicó a pagar la noche.
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Esta pata del sector es la única que vio aumentar la recaudación obtenida de las pernoctaciones, que se propulsaron en 2022 con respecto a la anualidad anterior en un nada desdeñable 61%, al registrar 557.996 noches más. Esta recuperación hizo que la oferta de alojamientos superara niveles de ocupación previos de la pandemia.
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Como revela el informe de la Administración autonómica, los doce meses del ejercicio pasado arrojaron un promedio de ocupación del 25,4%, siete décimas más que en 2019 y casi cinco puntos por encima de los registros de 2021.
El presidente de Hotuse, al analizar estos datos, sonsaca la conclusión de que los turistas «ha reducido y concentrado su gasto en las pernoctaciones». Los indicadores que publica el Boletín de Coyuntura de la Junta de Castilla y León le dan la razón cuando lamenta que la remontada del turismo ha pasado de largo de las barras y comedores. «Segovia se llenaba de gente, pero en la facturación no se notaba, nos hemos hartado de decirlo», subraya el representante de la hostelería.
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«La diferencia entre el comportamiento de los alojamientos y de la restauración es abismal», incide el portavoz de la asociación empresarial, quien apostilla que la escasa rentabilidad y el descenso de los ingresos obtenidos del turismo por parte de restaurantes y bares «no han forzado a dejar de ser el motor de la contratación».
Jesús castellanos
Presidente de Hotuse-AIHS
Jesús Castellanos compara temporadas y se lamenta de que, en los últimos meses, el margen de rendimiento sobre el 100% de la facturación neta se ha quedado en la horquilla de «un 15% al 18%». Con anterioridad a la doble crisis sanitaria y económica desencadenada por el coronavirus estaba en torno «al 20% o 25%».
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En términos contantes y sonantes, los comedores y barras de la provincia dejaron de ingresar casi 31 millones de euros en 2022 si el espejo retrovisor se enfoca hacia el curso justo anterior. La sangría es mayor, de casi cuarenta millones de euros, si la comparación se redirige a la campaña turística previa a la covid-19. De hecho, el gasto que hacían los visitantes en restauración antes de la pandemia era mayor que el que realizaban para alojarse.
En el último cuatrienio, la oferta para los visitantes que pernoctan en los establecimientos de la provincia ha crecido, movido sobre todo por el afianzamiento de los apartamentos y de las viviendas turísticas, que además ha alumbrado un nuevo perfil de viajero. Solo los alojamientos rurales han experimentado un levísimo descenso en la oferta de plazas disponibles, pasando de las 4.362 que reunían en 2019 a las 4.256 del año pasado.
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