![«Los sótanos del Alcázar dan un poco de miedo»](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/07/31/ana-cadenas-escritora-detorre1-kvnH-U200907740840qG-1200x840@El%20Norte.jpg)
Ana Cadenas, periodista y escritora
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La autora homenajea en su novela 'Una muchacha en el Alcázar' a los artilleros, dibuja la ciudad en el siglo XIX y sitúa a la fortaleza como una vigíaSecciones
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Ana Cadenas, periodista y escritora
Literatura ·
La autora homenajea en su novela 'Una muchacha en el Alcázar' a los artilleros, dibuja la ciudad en el siglo XIX y sitúa a la fortaleza como una vigíaAna Cadenas (23 de octubre de 1970) ha trasladado a su novela el privilegio de recorrer los sótanos lúgubres del Alcázar de Segovia, sus misterios. «Es una fortaleza mágica, no me extraña que Disney cayera rendida a sus pies. Es esa vigía que todo lo ... ve y, a la vez, a la que todos vemos», comenta a modo de tarjeta de presentación. Por eso el monumento aparece en cada capítulo, aunque la acción se desarrolle en otro lugar.
Esa omnipresencia literaria hace de 'Una muchacha en el Alcázar' un ejercicio de ficción intenso que evoca a una sociedad pobre tras la Guerra de Independencia e ilustra el declive de las mujeres, claves en la tarea de rechazar al invasor francés.
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La relación de Cadenas con Segovia era meramente turística, de sus viajes familiares. Fue Mingorría, el pueblo abulense en el que veraneaba como niña, el que evocó esos campos de Castilla, sus momentos felices. «La sierra al fondo como una vigía. Cada vez que vuelvo a Madrid por la carretera de La Coruña veo a esa mujer tumbada, dormida o muerta. Esa imagen forma parte de mi vida», confiesa la escritora. También habla de los encinares como un paisaje imprescindible en su imaginario. «Conocía ese envoltorio y me era muy fácil meter a mis personajes en él».
La ubicación de la novela en Segovia es un guiño a la Academia de Artillería. El Alcázar fue su sede desde su constitución en 1674 hasta el incendio de 1862, la causa de su traslado al Convento de San Francisco. «Me cautivaron los artilleros, son una figura de leyenda. En Francia se venera a los mosqueteros, pero aquí no se ha dado a los artilleros, que han sido fundamentales en el avance de la ciencia, el sitio que merecen». Quedó «prendada» por aquellos uniformes en su primera visita a la fortaleza y utiliza la historia de 1808 –el pueblo de Segovia pidió al capitán Velarde y a sus cuarenta cadetes que defendieran la ciudad, pero estos no estaban preparados para la guerra porque eran pensadores o científicos– como el punto de partida de su novela.
Ana Cadenas
Escritora
Cadenas considera la fortaleza como un centro gravitatorio. «Yo me hipnotizo mirando el Alcázar». Lo justifica por la ubicación y la inaccesibilidad, aunque sus personajes lo hacen accesible: consiguen salir y entrar, explotando las leyendas sobre accesos subterráneos. «Probablemente los haya, aunque estén excavados a gran profundidad», intuye la autora. Pone en valor su conservación y sus usos múltiples, desde academia a cárcel o residencia real. Las «torres picudas» que cita frecuentemente en el libro son a su juicio las vigías. «Son como el faro de los marineros», apostilla.
En su proceso creativo, Ana Cadenas se adentró en la fortaleza. «Necesitaba ver cosas del Alcázar que no estaban en la visita turística», pone de manifiesto. En ella solamente se muestra un tercio de su superficie. Pidió permiso al Patronato del Alcázar y visitó el lugar con el historiador Diego de Quirós, una ayuda clave en su proceso de documentación. «Los sótanos dan un poco de miedo porque están llenos de corrientes de aire; tienen la temperatura y la humedad ideal para ser despensa de comida. Están muy oscuros, no tienen tiempo, parece que sales del siglo XXI. Fui tomando notas e hice fotos donde podía», revela la escritora, quien añade que también visitó las buhardillas, que ahora sirven de trastero.
Ana Cadenas
Escritora
Se trata de es una historia de amor e intriga en medio de la invasión francesa. Cuenta cómo Pedro es rechazado como cadete en la Academia de Artillería cuando cumple catorce años. Marita, la mujer que lo ha criado, confiesa entonces algunos de los secretos que guarda, sabiendo que al desvelarlos sus vidas cambiarán de forma irremediable. «El pueblo llano estaba muy descontento con los gobernantes», evoca Cadenas. Primero con Carlos IV y después con Fernando VII, su gran esperanza convertida en gran decepción.
Su libro narra la lucha de poder entre afrancesados –la Fábrica de Cristales de La Granja es un enclave para ellos–y el resto. «Me aterran las muchedumbres que odian. Y el odio es ciego. Hay muchos daños colaterales», apunta la autora de 'Una muchacha en el Alcázar'.
Un punto reivindicativo es recordar la pérdida de libertad que sufrieron las mujeres tras la guerra. «El engaño al que fueron sometidas. Se ocupaban de los hijos, de la casa y además luchaban contra el invasor. Fue trágico para ellas», expone Cadenas. También trata las filias y fobias de la invasión que algunos vieron como una forma de exportar los valores de la Revolución Francesa y otros como un pretexto para la conquista de Napoleón. España ansiaba modernidad y aquellos años desembocaron en más oscurantismo con la restauración del Antiguo Régimen. «Es una forma de hacernos pensar en el patriotismo porque algunos problemas no se han resuelto».
Ana Cadenas
Escritora
Cadenas estudió Geografía e Historia en la UNED y ha desarrollado su carrera principalmente en la radio (Onda Cero, Radiolé y Cadena Ser) y en agencias de comunicación. El periodismo le ha sido útil a la hora de organizarse y documentarse. «Hice muchas llamadas. Para encontrar algo, tienes que hablar antes con cinco personas». Desde 2021 reside en Pekín junto a su familia después de haber vivido dos años en Ankara (Turquía), aunque está de vacaciones en España para, entre otras cosas, celebrar la comunión de sus dos hijas.
Presentó el libro en la Biblioteca de Cantimpalos, un pueblo que no conocía. «Cuando he empezado a escribir el libro, la relación se ha afianzado y me considero segoviana de corazón. Me dijeron que a ver si con el libro abren una nueva ruta turística que pase por las buhardillas o los sótanos».
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