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Los vecinos cortan el tráfico en la travesía de San Rafael, el pasado agosto. Antonio de Torre
Un solución para la travesía que se resiste
Así fue 2024 en Segovia

Un solución para la travesía que se resiste

San Rafael visibiliza su hartazgo y reclama la bonificación del peaje en las autopistas

Carlos Álvaro

Segovia

Martes, 31 de diciembre 2024, 13:42

A lrededor de 200 personas, el 10% de la población censada en el núcleo de San Rafael, salieron el día 18 de agosto a la calle para reclamar medidas en favor de la seguridad de la travesía que atraviesa el municipio. Lo hicieron después de años sin avances ni iniciativas que hayan conseguido reducir el número de vehículos que cada día circulan por la N-6 para conectar Castilla y León con la Comunidad de Madrid, unos 19.000 al día según las estimaciones de la plataforma que desde hace décadas reclama una solución para la travesía.

La protesta de los vecinos de San Rafael tuvo que realizarse de forma enmascarada. La Subdelegación del Gobierno prohibió cualquier manifestación o corte de la travesía la tarde en la que más tráfico se esperaba por la N-6, en plena operación del puente de agosto, con decenas de miles de madrileños regresando a su comunidad tras pasar el puente o las vacaciones en el noroeste de España. Una decisión que cabreó aún más a los espinariegos, que no podían entender que el exceso de tráfico por el que se manifestaban fuese precisamente la excusa dada para no permitir el corte de la travesía. «Nos han limitado el derecho a poder manifestarnos y es la única que nos ha quedado», declaró Javier Figueredo, alcalde de El Espinar. Por ello, el Ayuntamiento ideó la protesta como una visita guiada en la que se tendría la oportunidad de conocer mejor cada negocio de la zona. Una excusa que ni siquiera se trató de disimular.

Lo sabía la Guardia Civil, que desde varias horas antes tomó posiciones en San Rafael para asegurarse de que todo transcurriera sin grandes incidentes. Con varios agentes colocados en cada uno de los pasos de peatones de la travesía de San Rafael, se encargaron de regular el tráfico, tanto de vehículos como de personas. Desde las 18:00 horas y hasta poco antes de las 20:00 horas, decenas de vecinos se dedicaron a cruzar una y otra vez los pasos de peatones de la travesía. Lo hacían despacio, para ralentizar aún más el tráfico, con silbatos, pancartas o incluso dulzainas. Mientras, los conductores retenidos en los coches esperaban con paciencia que los más de 40 agentes repartidos por la travesía dieran la orden para poder reanudar la marcha.

Cuando los vehículos comenzaban a rodar, con decenas de vecinos a cada lado de la carretera, los silbatos sonaron todavía con más intensidad. También los gritos de «fuera, fuera» con los que los espinariegos quisieron dejar claro su deseo de reducir todo lo posible el número de vehículos que circulan por su travesía. Unos días después, los vecinos de San Rafael salieron de nuevo a las calles en forma de protesta por la falta de medidas contra el intenso tráfico en la travesía y los accidentes con los que conviven a diario. Los manifestantes interrumpieron la circulación de seis a ocho de la tarde.

De momento, nada se ha conseguido. El atropello a una mujer a primeros de diciembre en la misma travesía de San Rafael ha intensificado el enfado con la inacción de la Administración.

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