La cita habitual en la localidad vallisoletana de Campaspero con el Villa de Aranda llegaba en un momento desigual en la pretemporada de los dos equipos. Los segovianos de Balonmano Nava, más rodados, ya están entrando en la segunda fase, en la que los ... partidos y los entrenamientos van a tener otra vuelta de tuerca. Por el contrario, para los burgaleses suponía el de este viernes el primer envite de la preparación; seguramente de demasiado nivel como para empezar a tomar la temperatura. Fruto de ello, los veinte primeros minutos únicamente tuvieron un protagonista y fue el Viveros Herol.
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Basado en una defensa a ultranza de la zona central, con la incapacidad para generar en los costados del Villa de Aranda y el buen hacer de Patotsky, deteniendo prácticamente todo balón que sobrepasaba las líneas defensivas centrales, todo estaba resultando demasiado fácil.
Villa de Aranda
Suárez, Pinillos (1), Barceló (3) Dalmau Huix, Megías (3), Virulegio (3) y Berbel (2); Torres, Guitart, Isaac, Barbolla (1), Alejandro (2), Fernández (2), Enebral (3), Ivanov y Sergio Tobes (1)
23
-
36
Balonmano Nava
Patotsky, Daniel Pérez (1), Moyano (6), Gonzalo Carró, Soljic (3), Ahumada (3) y Mario Nevado (4); Óscar Marugán (2), Roberto Pérez, Pablo Herranz (2), Andrés Vila (3), Daniel Palomeque (2), Borja Méndez (3), Smetanka (5), Guardiola (1) y Luís de Vega
Parciales: 3-2 (min 5); 7-3 (min 10); 10-4 (min 15); 14-6 (min 20); 14-7 (min 25); 16-14 (min 30); 19-16 (min 35); 21-19 (min 40); 25-20 (min 45); 28-21 (min 50); 31-23 (min 55); 36 -23 (min 60)
Incidencias: Partido disputado en pabellón municipal de Campaspero ante 200 espectadores
Sin Prokop, que calentó pero no jugó por precaución, ni Smetanka, los de Álvaro Senovilla se apoyaban en ataque en un magnífico Mario Nevado y un inspirado Moyano, al que nadie podía detener en su habitual bote hacia el centro y lanzamiento de izquierdas. Apoyados en un par de superioridades y en una línea central solidificada por Dragan Soljic, pasados esos primeros veinte minutos comenzaron los cambios y ciertas probaturas.
La sensación era de que, a poco que los naveros mantuvieran esa línea atrás y una cuota de acierto ofensiva, el partido iba a marcharse como un paseo. Y para nada. Los cambios y las diferentes variantes defensivas empezaron a generar un estado de inactividad importante, acompañado por múltiples errores a la hora de mover el balón. Faltas de acierto, más bien desconciertos, que el Villa de Aranda aprovechó para enfadar bastante al entrenador segoviano.
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Tras el descanso, tomaron las riendas del equipo Smetanka e Isaías Guardiola y el Balonmano Nava ganó fluidez y versatilidad en ataque. Con ciertas rotaciones y una mayor aportación ofensiva de los extremos, especialmente de Andrés Vila y Francisco Ahumada, los segovianos recuperaban la distancia de seguridad en el marcador a pesar de un par de inferioridades. Y también imponían una ley marcial estricta en defensa apoyada, bien es verdad, en que los arandinos también comenzaron a meter en liza y a hacer disfrutar a un buen puñado de juveniles, algunos de apenas 15 años.
Recuperado el timón del partido, el Viveros Herol pudo volver a lo que quería desde el principio, que era probar y rodar. Soljic, por ejemplo, que en la primera parte asumió un rol completa y exclusivamente defensivo, pudo soltarse en ataque. Por la organización, pasaron muchos jugadores como Borja Méndez o incluso el propio Mario Nevado por momentos; pero nada como Smetanka en su más pura esencia.
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Cuando el eslovaco se suelta, todo es más rápido, tiene más sentido, es más efectivo. Él solo es capaz de provocar que la bola de nieve se convierta en un alud en cuanto empieza a descender por una pendiente. Sin apenas hablar, únicamente con gestos de pedir la bola o su propia aplicación defensiva, tremendamente agresiva, hace que todo funcione.
Subidos a lomos de semejante potro, los naveros empezaron también a quebrantar los ánimos de los arandinos, que poco a poco fueron sucumbiendo física y técnicamente hasta empezar a cometer una catastrófica serie de errores no forzados que llevaron a estirar el marcador de forma desmesurada. El partido, por tanto, tuvo historia durante apenas diez minutos y todo por los picos, normales a estas alturas de preparación, del equipo de superior categoría.
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Un Viveros Herol que pinta bien. Un equipo que apunta ya a que va a recuperar la ferocidad defensiva para sustentar su objetivo de permanecer en División de Honor. Que tiene juventud y calidad y cuyos fichajes van entrando con mucha naturalidad en las dinámicas que busca su cuerpo técnico que encabeza Álvaro Senovilla.
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