«La situación de la Residencia Asistida es caótica», denuncia el personal

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La discrepancia ha derivado en la «imposición», se queja María Jesús Gómez del Pozo, vicepresidenta del comité de Sanidad y Familia. La diferencia es que la Administración regional defiende un plantel mínimo en el turno de mañana de 26 trabajadores, mientras que la representación de las plantillas pone encima de la mesa una dotación de 29, ya que ve «totalmente insuficiente y abusiva» la otra proposición.

La representante del comité señala que esta medida y la falta de acuerdo en la negociación de los calendarios laborales afecta a entre 230 y 240 personas que desarrollan su tarea en la Residencia Asistida. Este centro está gestionado directamente por la Junta. Actualmente, está inmerso en unas ambiciosas obras, lo que sumado a la carencia de personal, hace que la situación sea «caótica y desorganizada», como la define la vicepresidenta del órgano representativo de las plantillas de Sanidad y Familia.

Explica que la reforma de las instalaciones se está ejecutando «por módulos y no por plantas», como se hizo en la Residencia Mixta. Esto quiere decir que cuando se abordan los trabajos en un módulo, los ancianos que residen en él tienen que ser trasladados a otro. Estos movimientos son «constantes», lo que lleva aparejada «una sobrecarga de trabajo», critica Gómez del Pozo.

La portavoz recuerda que el centro, en plenas obras, ya está funcionando con unos mínimos funcionales raquíticos. «Es insoportable porque no sabes si te van a llamar en tu día libre» porque a una compañera le ha surgido un problema, expone la vicepresidenta del comité de Sanidad y Familia. «No existe la conciliación laboral y familiar», añade.

Para muestra de esos equipos mermados, el botón de «la dotación de dos técnicos de atención directa para cubrir las necesidades de entre cuarenta y sesenta usuarios en el turno de tarde y uno en el de noche». Otro ejemplo. «Hay dos enfermeras en el turno de tarde para 200 usuarios y una en el de noche», lamenta la portavoz del comité, quien a pesar de las discrepancias afirma que el comité está «abierto al diálogo».