El 45% de los segovianos que van a deshabituación siguen sin fumar tras un año

Todo un desafío porque el alejamiento sigue siendo imperfecto, con nueve de cada diez fumadores ejerciendo su hábito delante de menores en espacios como terrazas o la propia vía pública. Una tarea para la que el colectivo sociosanitario apuesta más por la educación social que por la prohibición.

La Asociación Contra el Cáncer comparte su campaña de prevención con otras entidades como Cáritas Diocesana. «Como el tabaco tiene una incidencia tan directa y nociva en el cáncer, para nosotros es un objetivo estratégico», resume Cuesta. Los datos arman de razones la causa. A eso también se aferran en la asociación. Cada once minutos muere una persona en España a causa del tabaco, que si se amplía el espectro temporal a un año, el fumar está detrás de más de 50.000 decesos anuales. Es el primer y principal factor de muerte prevenible a nivel global, responsable de uno de cada tres casos de cáncer.

Además, el nocivo hábito es responsable de más del 80% de tumores de pulmón y laringe, pero también tiene su culpa en los cánceres de vejiga, orofaringe, esófago o boca, en los que es un elemento desencadenante en entre el 30% y el 50% de casos. Su alcance sobre la enfermedad es inmenso: hasta 16 tipos distintos de cáncer están asociados a este factor de riesgo.

La asociación inició en 2021 el proyecto 'Espacios sin humo' con el que ha conseguido eliminar el hecho de encenderse y fumarse un cigarro en casi 300 recintos, lo que conlleva una reducción de la exposición a las sustancias contaminantes y nocivas del tabaco. Hasta 2,5 millones de personas se han visto beneficiadas por la medida. Son lugares acotados en los que se anima a la población a entender la importancia de no fumar en ese entorno.

«Al principio se entendió como una prohibición, pero no es una persecución al fumador. Esto forma parte de una campaña de concienciación, fundamentalmente para que a los menores no les llegue ese humo nocivo», matiza el presidente provincial de la AECC. Los jardines de la plaza de la Reina Victoria Eugenia por los que transita el visitante que accede al monumental Alcázar fueron el primer espacio sin humo en Segovia. La semana pasada la llamada a la concienciación llegó al Jardín Botánico.

La ley permite fumar; de hecho, aún aparecen colillas. «No va a haber una acción punitiva, pero debes respetar ese espacio. No se trata de ir llenando la ciudad de carteles, pero tenemos que proteger al menor», argumenta Juan Vicente Cuesta.

La intención de la Asociación Española contra el Cáncer es la de extender estos espacios en colaboración con el Ayuntamiento de Segovia. En esa empresa por proteger a los jóvenes, el siguiente mensaje sería una instalación deportiva al aire libre concurrida, bien sea el complejo de La Albuera o los campos de fútbol artificial anexos al pabellón Pedro Delgado, uno de esos lugares donde se recogen colillas a diario.

Los parques infantiles ya están protegidos por ley, pero el objetivo es expandir esa pedagogía a zonas verdes y plazas. Hay restos de tabaco en el 95,1% de las terrazas; en el 78,2% de las entradas de los locales de hostelería; en el 46% de los accesos a los centros escolares, y en un 43% de los parques infantiles.

La pedagogía incluye un convenio con la Consejería de Medio Ambiente para incorporar como espacios libres de humo entornos naturales como el Parque Nacional de Guadarrama, las Hoces del Duratón o las Hoces del Riaza en una región donde el cáncer de pulmón es el más extendido. Ayllón o el Real Sitio de San Ildefonso han colocado sus municipios bajo este paraguas pedagógico; pero el objetivo es identificar zonas concretas para acentuar la concienciación y extender la misma idea a los grandes municipios de la provincia. «La prioridad son los lugares en los que hay muchos menores porque son los que tenemos que proteger», insiste el responsable de la AECC en la provincia.

Por su parte, Emilia Gordo, psicóloga responsable de los cursos antitabaco, habla del «cambio ambiental» como la clave contra el tabaco. Es decir, alejar el tabaco de la rutina social. La primera razón para defender a los menores del tóxico hábito es su salud. «Si se consume delante de ellos aumenta, por ejemplo, el riesgo de problemas asmáticos», apunta la especialista. Una herramienta crucial está en sus referentes. Así, si el padre fuma, aumenta la tolerancia del hijo a hacerlo. Los cursos han funcionado: el 45% de los participantes en Segovia mantienen la abstinencia un año después. Recientemente, la organización ha ofertado talleres de tabaco 'on-line'.

Por otro lado, la Ley Antitabaco 28/2005 fue un antes y un después porque incluyó a la hostelería en las restricciones al humo, así como los accesos a colegios o los parques infantiles. El Gobierno de España prepara una reforma para ampliar el veto al tabaco a terrazas, playas o los coches en presencia de menores y embarazadas, una prohibición que incluye todos los derivados del tabaco como vapeadores.

Esta modalidad de consumo es otro enemigo más, subraya Gordo. «No se ha demostrado que los vapeadores tengan eficacia terapéutica para dejar de fumar y todavía hay estudios pendientes sobre los efectos secundarios a largo plazo, pero a corto ya sabemos que contienen sustancias cancerígenas», explica la psicóloga. Así están catalogados sus líquidos y aerosoles que utilizan. «No es un vapor de agua, no es inocuo», insiste en su advertencia.

Juan Vicente Cuesta subraya que un nuevo texto sería un aliado necesario para hacer frente a lo que percibe como una relajación en las restricciones que explica por la incidencia en los hosteleros o la presión del 'lobby' de las tabacaleras. Una batalla social comparable con la del alcohol, más normalizado.

Por eso la AECC fomenta hábitos de vida saludable entre los que está restringir ese consumo que incluye alimentación o actividad física. Prevención para no tener que tratar a pacientes por cáncer. «Nuestro objetivo es el paciente de cáncer y sus familiares, pero en la lucha contra el cáncer estamos todos involucrados», resume Cuesta.

Según los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año fallecen más de ocho millones de personas en el mundo a causa del tabaco; más de siete millones de estas defunciones se deben al consumo directo, y alrededor de 1,2 millones son consecuencia de la exposición de no fumadores al humo ajeno.