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Son las 21:30 horas. Una camarera de bar-restaurante Don Piripi recoge el cortavientos. Las estufas ya están apagadas desde hace tiempo. Solo hay clientes dentro en algunas mesas que guardan las distancias precepctivas porque la última mesa de fuera ya se levanta. ... Un coche aparca. Es un cliente habitual de la parroquia y pregunta si le da tiempo a una última cerveza rápida. Se ha quedado con las ganas. Antonio, el dueño le ha hecho ver que no se trata de estar hasta las diez, sino que «a las diez ya no tiene que haber nadie en la calle, comprédelo, Miguel».
Unos minutos, el autobús de la línea 5 que va del casco histórico a Nueva Segovia ha recogido a catorce viajeros en la parada de la Plaza de la Artillería. Va cargado de pasajeros, aunque el chófer indica que los servicios de los urbanos que se pasen de la hora límite para el toque de queda van a seguir funcionando, hay segovianos que han decidido subir antes al barrio y evitar despistes que alarguen luego su estancia en la calle más allá de las diez.
Los segovianos han apurado hasta el último bocado y trago este sábado en el que entra el vigor el toque de queda,, que durará catorce días y que prohíbe, salvo excepciones contadas y justificadas, la circulación de personas a partir de las diez de la noche hasta las seis de la mañana.
Toque de queda en Castilla y León
Eva Esteban
Marco Alonso
Álvaro Muñoz Aythami Pérez Miguel
A las nueve de la noche, una hora antes de la reclusión obligatoria, los bares y restaurantes del centro de la capital segoviana presentaban un lozano aspecto de clientela en las terrazas y en los aforos interiores permitidos. Eso sí, la inmensa mayoría, de pinchos y tapas, porque lo que son cenas se han servido muy pocas, comentaban camareros de algunos de los locales de la avenida del Acueducto.
A esa hora, e incluso una hora antes, el comercio ya había bajado la verja cerrado las puertas. Los sábados por la tarde muchos ni abren. Solo quedaban abiertas algunas barberías, como la de Malvin, en la calle Blanca de Silos, o Ale Juan, en la avenida de la Constitución. También permanecían abiertas las tiendas de chucherías para la chavalería que seguía en la calle y para las últimas compras de pan. Grupos de adolescentes salpicaban el entorno del Acueducto pendientes del reloj del móvil y de algún que otro coqueteo de última hora antes de correr para casa.
En esa hora previa al toque de queda, sí ha habido trasiego de transeúntes, sobre todo parejas mayores y grupos de ancianos que lentos pero seguros apuraban también el paseo sabatino en la calles. También segovianos con comoras que ya se dirigían a sus casas. Tres cuartos de hora antes de que el toque de queda entrara en vigor, también había jaleo de niños en los juegos en algún parque infantil, como el de la plaza de Somorrostro.
Diez minutos antes del comienzo de toque de queda, unos jóvenes han protagonizado una trifulca en el Azoguejo en la que ha tenido que intervenir la Policía Local. Asimismo, los agentes han acudido a unos pocos metros de distancia de allí por la concentración de una veintena de personas en contra de la restricción que cumple sus primeros minutos.
Son las 22:25 horas, Por las calles, solo se oye afuera el motor de algún coche, las puertas de garajes y alguna moto de reparto de comida a domicilio.
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