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Silencio ensordecedor. Estas dos palabras que parecen antagónicas han vuelto a juntarse en Palencia. Parece que la ciudad había olvidado lo que sentía cuando ni un alma caminaba por sus calles por exigencia de las autoridades, pero ha vuelto a pasar. Y seguirá pasando. Eran las 21:50 horas y ya se respiraba la intranquilidad de los que saben que tienen que volver a casa. Algunos recordaron en ese instante aquella sensación extraña que tuvieron al bajar la basura o al ir a la compra durante el confinamiento. Las autoridades sanitarias llevan días señalando que la calle no es un lugar seguro y desde este sábado es, además, un lugar prohibido entre las 22:00 y las 6:00 horas. Había que llegar a casa y la intranquilidad de los que aún estaban en la calle se podía notar.
A lo lejos, en la Calle Mayor, una patrulla vigilaba por el cumplimento de la medida. Era una de las cuatro que ha desplegado la Policía Local, tal como señaló el jefe del cuartel, Juan Manuel González Becerra. «Se ha coordinado el servicio con la Policía Nacional y estaremos muy atentos a lo que pueda surgir. Hemos reforzado la noche con una patrulla más y esperamos que todo transcurra sin incidentes», indicó el inspector, que tenía bien claros los lugares en los que los agentes deberían estar más vigilantes.
«Esperamos que la noche no sea problemática, pero al ser la primera puede ser que nos encontramos problemas similares a los de las noches pasadas. Reforzaremos la vigilancia en los lugares en los que se suele detectar a personas consumiendo alcohol en la vía pública. A lo largo de la tarde avisamos a los establecimientos que tienen que tener cerrado y sin clientes dentro y solo nos queda esperar que la noche sea tranquila», añadió.
Y en medio de este contexto, los hosteleros pensaban, de camino a casa, que otra vez una medida adoptada por la Administración iba a hacer tambalear sus negocios. Los profesionales del sector se dividen entre la resignación y la rabia, y el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería, Jorge Luis de Miguel, recalcó que los profesionales no se van a quedar de brazos cruzados mientras ven languidecer su medio de vida por causas ajenas a su empeño y dedicación. «El toque de queda nos deja un margen de actuación muy pequeño. No podemos dar vinos, tapas ni cenas y eso es la ruina para muchas familias que llevan meses pasándolo muy mal. Habrá que tomar medidas drásticas, salir a la calle y hacer ver a los que toman las decisiones que sus ideas nos están acorralando. Están jugando con el pan de nuestras familias», sentenció de Miguel.
Después de la manifestación nocturna de agosto, en la que los profesionales se echaron a las calles con pancartas en las que se podían leer lemas tan directos como 'No somos el virus', de Miguel anuncia que se están recabando los apoyos necesarios para organizar más medidas de presión. «Esto nos tiene que llevar a unirnos hosteleros, proveedores, clientes para protestar. Estamos hablando en la confederación de poner una fecha cuanto antes , seguramente la semana que viene, para organizar una movilización potente y hacer llegar a las instituciones que este camino lleva a la ruina al sector», explica De Miguel.
Mientras, Jaime Antolín Aparicio, presidente de la Asociación General de Hostelería de Palencia (AGH), quiso incidir en que el sector es garante del cumplimiento de las medidas, algo que no sucede en reuniones familiares y de amigos. «Según los últimos estudios que han salido a la luz, los contagios en la hostelería representan un porcentaje muy bajo del total, por lo tanto, tampoco hay que cebarse tanto con ella. Solo nos queda esperar a lo que nos dicen», explica Antolín, que se queja de que asuntos de la norma que quedan a la interpretación.
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Melchor Sáiz-Pardo y Álex Sánchez
Carlos G. Fernández y Lidia Carvajal
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