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Dani Plomer abandona el campo en el minuto 56 ante la ovación de los cincuenta aficionados de la Gimnástica Segoviana desplazados hasta Gran Canaria. En el otro lado de la grada, decenas de seguidores canarios insultan y hacen gestos al jugador balear del equipo azulgrana, ... el protagonista involuntario de un duelo que comenzó hace meses en el municipal de La Albuera, cuando una tangana entre jugadores y miembros del cuerpo técnico de ambos equipos acabó con el extremo gimnástico sancionado con seis partidos. Plomer ni siquiera esperó a que acabase el partido para abandonar las instalaciones. Tuvo que coger un taxi y marcharse casi a la carrera al aeropuerto para escapar de la cacería preparada por el San Fernando. Allí se reunión con el resto de compañeros, casi tan asqueados como él tras sufrir en un partido en el que el balón, durante muchos momentos del mismo, fue lo de menos.
UD San Fernando:
David Ramírez, Brian, Omar, Stephane, Andrés (Pipa, min.78), Felipe, Kilian Alemán, Betancor (Echedey, min. 61), Ribalta (Adrián, min. 67), Álex Ojeda (Josemi, min. 78) y Saúl (Galván, min 67).
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Gimnástica Segoviana:
Carmona, Hugo Marcos (Manu, min. 68), Abel Pascual, Sergi Molina, Rubén, Juan de la Mata, Fer Llorente, Astray (Javi Borrego, min. 56), Dani Plomer (Dani Segovia, min. 56, Álex Maroto, min. 77), Hugo Díaz y Álvaro Merencio.
Goles: 1-0, Stephane,min. 6.
Árbitro: Sáez Vital. Amonestó a los locales Ribalta, Omar, Andrés y Álex Ojeda y a los visitantes Sergi Molina, Hugo Marcos y Astray. Expulsó por doble amarilla a Ramsés Gil (min 46 y 48).
Incidencias: Partido disputado en el estadio Eleuterio Valerón de Gran Canaria ante cerca de 200 espectadores.
La imagen del balear es una de las muchas que resumen un partido que de fútbol tuvo poco, en el que la Gimnástica Segoviana no tuvo argumentos ni futbolísticos ni extradeportivos para contrarrestar la encerrona canaria. Pese a que en las horas previas Ramsés Gil había intentado rebajar la tensión, el San Fernando tenía claro que su estrategia pasaba por sacar de quicio a los segovianos. Y, para ello, no dudaron en emplear todas las artimañas de su libro de estilo.
El choque, inexplicable sin el antecedente de la primera vuelta en La Albuera, empezó a jugarse antes incluso de que el balón comenzase a rodar y de que Rubén ganase el sorteo para cambiar el lado de ataque visitante en el primer acto. En el saludo protocolario entre ambos equipos, los jugadores canarios ya buscaron a Plomer. Le negaron la mano, le increparon y le recordaron la tangana de la primera vuelta. El árbitro del partido no sabía la que se le venía encima.
Si el San Fernando tenía claro cómo sacar del partido mentalmente a la Segoviana, tampoco tenía dudas para ejecutar su planteamiento puramente futbolístico. Con una línea de cinco defensas, sus bazas pasaban por ser un equipo agresivo, intenso y vertical, que llegase por banda y cargase el área con tantos futbolistas como pudiera. La primera acción del duelo fue un claro ejemplo, con centros desde ambos costados que no encontraron rematador.
Enfrente, el equipo de Ramsés Gil quiso replicar el duelo ante el Mensajero de hace un mes. Con las líneas juntas, la presión en todo el campo y la defensa adelantada, los segovianos quisieron ganar metros en el pequeño campo canario gracias a rápidas recuperaciones de balón. Pero para ello necesitaban ganar duelos en todas las fases del campo. Y no lo hicieron. Todo lo contrario. Ante un rival extramotivado, los visitantes se veían obligados una y otra vez a correr hacia su portería al no ser capaces de dominar ni la primera ni la segunda jugada.
Ni siquiera habían pasado seis minutos de partido cuando el partido se puso totalmente de cara para los intereses insulares. En un saque de esquina botado en corto, la defensa gimnástica no fue capaz de ganar el duelo por arriba. Permitieron que el balón botase en el área pequeña de Carmona para que Stephane, uno de los jugadores con mejor juego aéreo de la categoría, rematase al segundo palo el 1-0 que refrendaba el planteamiento canario.
Si en esta categoría ir por debajo en el marcador supone un obstáculo muchas veces insalvable, que te suceda en el Eleuterio Valerón de Gran Canaria supone la mayor de las torturas. El San Fernando ya no tenía que preocuparse de buscar la portería de Carmona para intentar un triunfo con el que soñar con la salvación. Con la iniciativa en el electrónico, los canarios podían centrarse en tan solo dos objetivos: estar juntos en defensa para minimizar los espacios y tratar de desquiciar a los jugadores visitantes.
A la primera de las misiones del San Fernando contribuyó de manera clara una Gimnástica Segoviana con una preocupante escasez de ideas en el último tercio del campo. Sin una referencia clara en ataque, los segovianos buscaban cargar el área con jugadores que llegaban desde segunda línea. Nada inquietante para la defensa canaria, que tan solo sufría cuando Hugo Díaz recuperaba el balón cerca del área rival. Un disparo de Astray a las manos de David Ramírez fue el pobre bagaje ofensivo del equipo de Ramsés Gil durante los primeros cuarenta y cinco minutos.
Pero el verdadero problema para los gimnásticos no era su falta de fútbol. Era la desconexión de sus jugadores del partido, más preocupados de sortear las continuas y constantes provocaciones por parte de los futbolistas del San Fernando y de su cuerpo técnico que de buscar la manera de llegar al área rival. El árbitro, por su parte, intentó que el partido no se le fuera de las manos con cuatro amarillas en apenas tres minutos, pero resultó un castigo insuficiente para disipar las ganas de batalla del cuadro canario.
El paso por vestuarios, con la enésima discusión provocada por los insulares al final de la primera parte, tampoco sirvió para calmar las aguas y que la Sego encontrase una respuesta futbolística al problema que tenía delante. Lo intentó durante tres minutos, en los que fue capaz de acumular jugadores en campo contrario aunque sin presencia ofensiva en el área rival. Pero en el 48, la encerrona del San Fernando se cobró su primera víctima: Ramsés. El técnico de la Sego vio la primera amarilla por protestar y la segunda por discutir con miembros del banquillo local. Una jugarreta de la que salió indemne el San Fernando, con Fermín –portero suplente de los locales– como principal protagonista de las provocaciones. No se quedó atrás el delegado de campo, expulsado minutos más tarde por ir al banquillo de la Segoviana a encararse con sus jugadores y cuerpo técnico.
Con la expulsión de Ramsés murió la Gimnástica. Aunque Fer Llorente intentaba hacerse con la manija del centro del campo y Borrego trataba de desequilibrar desde la derecha, los segovianos estaban completamente fuera del partido. La reaparición de Dani Segovia también salió rana: veinte minutos duró el madrileño en el campo antes de recaer de su lesión muscular.
Así, con la Segoviana físicamente en el campo pero mentalmente en el taxi de Plomer, terminó un partido en el que estuvo más cerca el segundo tanto canario que el gol del empate segoviano. Y con la sensación de que la Sego pudo llevase de Canarias más malas noticias que una derrota.
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