Segovia es la provincia con la población más joven de Castilla y León

El norte y nordeste de la provincia localiza ese grupo de pueblos más envejecidos. Aldaealcorvo, Aldeasoña, Castrojimeno, Membibre de la Hoz, Riaguas de San Bartolomé, Arahuetes, Perosillo y Ventosilla y Tejadilla son los vecindarios con medias de edad que han cumplido los 65; y los dos últimos son septuagenarios, a tenor de las cifras del INE. La dispersión geográfica también contribuye a salpicar el resto del mapa provincial con carnés de sexagenarios.

Sin embargo, hay un entorno, en concreto el que conforman los municipios del cinturón metropolitano de la capital segoviana, que rejuvenece el perfil demográfico que ofrecen las cifras del organismo oficial. En el alfoz, si la edad media no está en la treintena, está en la cuarentena, como le pasa al Real Sitio de San Ildefonso o a Valverde del Majano. Pero si se rebusca en las estadísticas del censo, sobresale sobre todo la juventud de un padrón, el de Hontanares de Eresma, que puede presumir de ser la mayor excepción a la extendida regla del envejecimiento, no solo provincial, sino también autonómica.

La encuesta censal del Instituto Nacional de Estadística descubre que el vecindario de uno de los términos que también se ha visto aupado a los puestos de cabecera de las localidades que más habitantes ha ganado últimamente dentro de un contexto tendente a la despoblación, es el que presenta el DNI más joven de Castilla y León. El promedio de edad de sus algo más de 1.500 residentes el año pasado era de 33,4 años. Lo que quiere decir que ese promedio coloca a los hontanariegos catorce años por debajo de la edad media del cómputo regional, que se eleva hasta los 47,4. Además, desde que comenzó al descontar ejercicios este siglo, esta localidad ha pasado de 173 a 1.502 habitantes. Es decir, que casi ha multiplicado por nueve su padrón en dos decenios.

Junto a él, y también enclavados en el alfoz de la capital segoviana, otros cinco municipios cuyos censos conjuntos no han soplado cuarenta velas. Espirdo, con 35,7, es algo más joven que Palazuelos de Eresma y San Cristóbal de Segovia, ambas con un promedio de 37,7 años. También La Lastrilla, cuyo vecindario sube un poco la edad hasta los 38,1 años, y Trescasas, con una media etaria de 38,4, pueden decir que son treintañeros. A lo largo y ancho de la provincia, solo hay nueve padrones en esta franja.

Además de los citados, Encinillas (con unos vecinos que arrojan una media de edad de 34 años); Basardilla, que coquetea con los cuarenta sin llegar la cumplirlos (39,6), y Boceguillas, otra 'rara avis' en la demografía segoviana por su ubicación en el nordeste, una de las comarcas más castigadas por la despoblación y la dispersión que caracterizan a la provincia, son otras excepciones treintañeras en una geografía a la que el INE le pone sobre la espalda una media de edad de 45,5 años.

La valoración de si es mucho o poco va en función de con qué se compare. Los datos del Instituto Nacional de Estadística permiten colocar los espejos de referencia y acreditar que, en Castilla y León, la segoviana es la provincia más joven. Más que Valladolid, que eleva ligeramente el promedio etario a los 45,9 años.

En cuanto a la capital segoviana, su población el año pasado, según el INE, arrojaba una media de 45,54 años de media, lo que la convierte en una especie de paradigma del DNI provincial.