Con el 1,6% de la producción eléctrica de toda la comunidad autónoma, Segovia prosigue rezagada y cierra la lista que ordena las provincias de Castilla y León en función de su potencial generador de electricidad. Las diferencias entre territorios alimentan desproporciones en la distribución. Los hay que acaparan una cuota muy apetitosa de la producción bruta anual porque disponen de las condiciones y las fuentes propicias para ello, que además las hacen acompañar de las infraestructuras adecuadas, mientras otros no terminan de ganar peso en este reparto.
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Burgos, por ejemplo, se aúpa a la cabeza de la región al copar algo más del 21% de la producción del total de la energía eléctrica anual que factura la comunidad, según los datos del Ente Regional de Energía (EREN) correspondientes al pasado ejercicio. Segovia, por el contrario, es la provincia que menos aporta.
No es algo circunstancial, ya que su puesto en la cola de la comunidad se repite anualidad tras anualidad. Es un panorama consabido y asentado en la división territorial, a pesar de que muy lentamente ha ido arañando centésimas y décimas de cuota, empujada por los impulsos que están recibiendo los modelos renovables, que piden a gritos más movimiento y una mayor agilidad en las tramitaciones burocráticas para certificar el adelantamiento al resto de fuentes.
En un lustro, la representatividad adquirida por Segovia en la distribución territorial que se hace de la producción de energía eléctrica ha crecido 0,5 puntos. Ha pasado de suponer un 1,04% al 1,63% con el que se cerró el curso pasado en Castilla y León.
Según la clase de energía promovida para su transformación y posterior aprovechamiento eléctrico, la provincia es la última en la producción de hidráulica y de eólica. La fuerza del agua es predominante en Salamanca, que genera más de la mitad que la que produce toda la comunidad; mientras que el potencial del viento ha encontrado en Burgos un territorio aliado y canalizador gracias, en buena medida, a la implantación de parques de molinos. Los vientos impulsan, nunca mejor dicho, el 84% de la producción energética total de la provincia vecina, que tras Zaragoza es la que más energía eólica crea en España.
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De vuelta a Segovia, es la única de Castilla y León en la que la fuente de energía hegemónica en la producción bruta anual es la térmica, una preponderancia que se mantiene a lo largo de los años, como se deduce de los datos publicados al cierre de cada ejercicio por el ente regional. Esas mismas cifras del EREN ponen en evidencia un escenario cambiante, aunque esa reconversión camina muy despacio. En concreto, el protagonismo de la energía de origen térmico se ve cada vez más amenazado por la lenta expansión de la producción solar a partir de las instalaciones de placas que van asentándose en diferentes puntos de la provincia. El 'sorpasso' se hace de rogar.
Por lo tanto, mientras ese avance de las renovables no sea definitivo, la producción bruta de megawatios hora al cabo de un año conservará su dependencia mayoritaria de la explotación térmica, que abarca desde las centrales de carbón hasta el mix de fuel y gas, pasando por modelos como el de los ciclos combinados, que transforman la energía térmica del gas natural en electricidad mediante el funcionamiento conjunto de una turbina de gas y otra de vapor. La puesta en marcha de dos ciclos consecutivos contribuye a mejorar la eficiencia; además, las emisiones contaminantes son más bajas y el consumo de agua de refrigeración es más reducido. También la cogerenación entra dentro de estos sistemas de producción de energía de origen térmico. En su caso, además de electricidad también genera calor.
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En la curva que dibuja la evolución anual de los megawatios hora producidos en la provincia segoviana a través de las distintas vías, 2023 traza un repunte en comparación con el curso anterior. Los 440.353 kW/h con los que echó la persiana el año pasado representan un aumento del 19,3% de la energía generada. Sin embargo, esta facturación se queda corta si la referencia que se toma se retrotrae a 2021,cuando la provincia generó 457.144 kilowatios hora, el mayor registro eléctrico en lo que va de siglo XXI.
Lo que sí parece claro a raíz de los números publicados por el Ente Regional de Energía es que, entre finales de la década pasada y el inicio de la actual, se observa un salto en la producción bruta propiciado sobre todo por el mayor peso que adquiere la energía solar fotovoltaica, cuyas plantas en funcionamiento han triplicado la generación de este tipo de energía renovable en la provincia y acortado las distancias que la separaban de las fuentes térmicas.
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Por lo tanto, Segovia sigue rezagada en comparación con el conjunto de la comunidad autónoma en lo que se refiere a la producción de energía eléctrica; pero no es la que menos consume. Los últimos datos completos de los que dispone el organismo autonómico son de 2022. Al cierre de dicho curso, la porción de la tarta que le correspondía a la provincia era del 7,1%, por delante de Ávila, Soria y Zamora. Valladolid justifica su mayor tamaño y una economía más industrializada para copar una quinta parte del consumo de electricidad registrado en el conjunto de la comunidad autónoma.
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