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Ningún factor condiciona la vida de un lugar como su meteorología. Desde los amaneceres a las tres en el Ártico a la supervivencia en el interior de Andalucía, donde el latido social regresa con el atardecer. Sin llegar a estos extremos, la ola de calor ha cambiado los horarios de Segovia, expulsando a la gente de las calles en las horas centrales. Trabajadores que adelantan sus horarios para estar en casa a las dos, niños refugiándose en la piscina y negocios que concentran en el tramo final de la tarde el volumen de clientes de un día entero.
Las altas temperaturas, que han rozado los 40 grados, han llevado a modificar los horarios de las profesiones más expuestas. El personal de parques y jardines del Ayuntamiento de Segovia, que habitualmente empieza su jornada a las 8:00 horas y la acaba a las 16:00, ha entrado estos días antes de las 6:00 para terminar su tarea cuando lleguen las peores horas del día. «También se les recomienda que estén hidratándose constantemente para que no tengan golpes de calor ni pérdidas excesivas de líquidos», explica el concejal de Medio Ambiente de Segovia, Gabriel Cobos. El grupo municipal de Izquierda Unida de Segovia ha registrado varias preguntas «con el fin de conocer qué medidas preventivas se están tomando ante los episodios de altas temperaturas para proteger al personal municipal» que el edil no había recibido en la tarde de ayer.
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El personal de este servicio, al igual que los trabajadores encargados de la recogida de residuos, tienen gorros específicos para protegerse de días así. Hay una especial atención para quienes manejan vehículos, aunque sean pequeños.. «Que tomen refrescos o bebidas con cafeína para que no tengan ningún tipo de accidente si se adormecen». Con todo, el protocolo no es rígido y el trabajo se interrumpe si la situación es límite. «Si hace excesivo calor, aunque esté dentro de la jornada, no se trabaja. Esa persona sale antes y ya veremos si recupera esa hora en otro momento». Cobos habla de una decisión de los técnicos, aunque no hay cifras límites en cuanto a grados. «No hay una regla fija. Si ven riesgo, es mejor prevenir».
El plan se basa más en recomendaciones que en obligaciones. Por ejemplo, adelantar la jornada en parques y jardines es opcional. «No podemos obligar porque hay una serie de convenios, pero no tenemos casos de gente que no quiera acceder a ese propósito». Es decir, el funcionario es libre de trabajar de 8:00 a 16:00 horas si lo desea. Otra es no usar los parques infantiles en las horas centrales. «Pero no podemos prohibir que alguien vaya a las cuatro de la tarde. O que los mayores se expongan al sol. Nosotros hacemos las mismas recomendaciones que otros ayuntamientos; luego está en manos de la ciudadanía que hagan más o menos caso».
La presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres (Fedampa) 'Antonio Machado', Noelia del Barrio, hace caso. «Intentar salir fuera de horas y hacerlo a sitios fresquitos y con agua». Tiene clara la receta: «A la piscina, es el único sitio. Y si no se puede, estar en casa en las horas centrales y salir cuando haya caído el sol porque los niños se tienen que mover». Salir a los parques a las ocho de la tarde para, a falta de brisa, por lo menos encontrar el resguardo de la sombra. Y mojarse. «Las pistolas de agua, los globos… todo eso funciona divinamente».
Sin la marcada rutina del curso escolar, los niños son más flexibles. «Se levantan más tarde, van a los campamentos… así que también se pueden acostar más tarde. Los niños son los mejores, se adaptan mejor que nosotros; se ponen a jugar y se les olvida todo. Lo único, hay que vigilarles porque ellos no son conscientes de que tienen que beber agua o ponerse la gorra», subraya Del Barrio. Con los mayores también hay que estar vigilante. «Son como los niños, tienes que estar detrás de ellos. No notan que hace calor y se están deshidratando. Me dan más miedo ellos que los niños». Porque los hábitos, ese paseo obligado a las seis de la tarde, cuesta cambiarlos.
Policía Local dibuja un escenario de movilidad equivalente al de otras segundas quincenas de agosto. Lo habitual en esta parte del año es que haya menos tráfico entre las tres y las ocho de la tarde, una tendencia que coincide con las recomendaciones a quedarse en casa por el calor. A última hora vuelven a circular los vehículos que, por ejemplo, estaban en las piscinas. El turismo también funciona con normalidad, con el nuevo bus lleno de viajeros, incluido el piso superior, en plena solana.
El cambio horario afecta a todo tipo de negocios. Farmacias como las de la calle San Francisco cuentan cómo las visitas se concentran a partir de las siete de la tarde; no hay menos clientes, pero se agolpan en una franja horaria más reducida. Los hosteleros tratan de ajustar sus gastos de personal con menos camareros en las horas centrales del día de cara a tener suficientes efectivos para atender a los clientes por la noche. Los deportes también huyen del calor; los que se pueden practicar de noche –fútbol sala o pádel– aprovechan el adiós del sol; los que no, como el ciclismo, obligan a madrugar.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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