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Los cuatro pueblos de Segovia que reforzarán la seguridad de sus calles principalesCuando Inocencio, alias 'Chencho', un carpintero de Cabezuela, se jubiló, fabricó un banco de madera para sentarse en la puerta de casa, en plena carretera, a ver pasar coches y camiones. Porque en un pueblo el movimiento, lejos de ser algo negativo, es atractivo, como ... ver obras. Su acera será renovada el próximo año como parte del proyecto de la Junta para humanizar travesías, costeado con fondos europeos, del que también se beneficiarán Cantalejo, Fuenterrebollo y Fuentepelayo. Los municipios destacan la seguridad que aportará la remodelación –tanto por la reposición del firme como por el añadido de pasos de peatones y señalización– y el lavado de cara de su principal escaparate urbano.
El plan llegará a 30 municipios de la región en 2025, con financiación del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia. La Junta sacó a licitación las obras a finales de noviembre. De los 9.030.715 euros de presupuesto global, 1.063.649 corresponden a los cuatro pueblos segovianos. El requisito es que sean entornos urbanos de vías de competencia autonómica integrados en núcleos de población con paradas de transporte colectivo de viajeros que conectan con localidades de más de 50.000 habitantes o capitales de provincia.
El grueso de las obras de la provincia afecta a la CL-603, la carretera que une Segovia con Aranda de Duero, con un ingente tráfico pesado. Aunque no esté considerada una gran vía, es la arteria central geográfica. «Es una carretera importante, aunque ahora mismo no está considerada como tal. Es la que más influencia territorial tiene porque cruza de norte a sur y conecta con la capital», esgrime el alcalde de Cabezuela, Florentino Descalzo, que habla del valor visual de la remodelación. «Es una obra importante porque la travesía es la principal calle del pueblo. Aparte de ser la artería, es la vía que da imagen, no solamente a los vecinos sino a toda la gente que pasa por allí». La suya tiene tienda de ultramarinos, tres bares, una oficina bancaria, dos casas rurales, los tradicionales lavaderos de lana, un potro de herrar y la ermita del Humilladero.
Cabezuela trasladó a la Junta ciertos puntos de peligrosidad vial. «De los tres pasos de peatones que hay ahora, hay dos que no están situados en el sitio idóneo, se circula a mucha velocidad». Todos están a ras del suelo, solo con pintura. El nuevo proyecto sumará otros dos sobreelevados, tanto a la entrada como a la salida. En la plaza se colocará una banderola para señalizar la parada de autobús –algo que actualmente no existe–, algo que servirá para desplazarla ligeramente, pues ahora está muy cerca de una curva e impide ver a los vehículos que quedan detrás del bus qué hay en sentido contrario.
Junto a la travesía hay un paseo peatonal paralelo que conecta con Cantalejo que usan vecinos de ambos pueblos. El calendario de obras, previsto para mediados del próximo año, reduce los plazos para un proyecto municipal paralelo, la reforma de la red de abastecimiento de agua bajo la travesía, con tuberías de fibrocemento y plomo. «Estamos trabajando contrarreloj para que luego no haya que levantarla al poco de construirse», apunta Descalzo. El Ayuntamiento buscará fondos en el plan de inversiones de la Diputación y el fondo de cohesión territorial.
La CL-603 atraviesa Cantalejo, pero el municipio, situado en un cruce de caminos en forma de cruz, 'humanizará' su otra travesía la SG-205, que cruza el municipio desde Cuéllar hasta la A-1: en total, 1.800 metros, hasta la estación de autobuses. «Nos viene muy bien porque nosotros intentaremos hacer el otro tramo», sostiene su alcaldesa, Ana Rosa Zamarro, que incide en la ampliación de las aceras en ambos márgenes, de unos 300 metros de longitud. «Hay sitios donde no podemos quitar la acera ni retranquear la casa. Lo que se pretende es hacer una línea blanca en el asfalto para reducir la velocidad. Que puedas ir con el carrito de la compra y sacar un pie de la acera».
Porque el tráfico es constante. «Te diría que las 24 horas porque por la noche pasan camiones para el reparto de mercancías, alimentación o animales». Y como atraviesa el centro del pueblo, tampoco faltan peatones. Los sustos ocasiones se tradujeron en la muerte de una anciana. «Quiso cruzar justo cuando el semáforo se abrió y es que a la altura de un camión no se ve un peatón. La señora no estaba pendiente del semáforo, vio el camión parado y tiró». El objetivo de esas líneas blancas es precisamente prevenir estos extremos al ganar espacio: alejar la vía de detección del paso de cebra para dar tiempo de reacción al conductor. «Nos parece lo más efectivo porque lo que se necesita es visión».
El proyecto de Cantalejo incluye crear una vía de servicio que reordene las entradas a las naves de su zona industrial, desde la báscula de camiones al casco urbano, pues actualmente tienen una pequeña parcela de arena. La parte final, desde la estación hasta el final del pueblo, con el centro deportivo de El Hoyal, está ya renovada. La velocidad es otro problema histórico. «Los coches tienen que ir muy controlados y no hay esa conciencia porque la travesía es ancha». Aunque suene paradójico, en este caso estrechar da seguridad, pues amplía el espacio vital del peatón. Una alternativa que Zamarro prefiere al paso sobreelevado. «No me parecen efectivos porque marean mucho a la gente mayor o enferma». El firme no está en condiciones deplorables, pero nadie desprecia un arreglo.
Fuenterrebollo toca 1.200 metros de la CL-603 y su alcalde, Gonzalo Vivancos, agradece la reforma, con un pero: las aceras, cuyo arreglo asumirá el Ayuntamiento. «No deja de ser una buena noticia, para nosotros es una inversión potente [unos 235.00 euros]. Me ha venido dado y agradezco que se hayan acordado de mi pueblo, pero me hubiera gustado participar en el proyecto. Hacía falta, son travesías que llevan sin tocarse un montón de años». Habla de una obra «potente», desde renovar el firme a sumideros, alcantarillado, la retirada de los semáforos fuera de uso y la colocación de radares pedagógicos. Se renovarán los badenes, una medida que ha dado resultado. «Los pusimos hace diez años porque el tráfico de camiones es una barbaridad y era peligroso. Los odio como conductor, pero como alcalde tengo que decir que la velocidad se ha reducido bastante. Ya no vienen a 80 dentro del pueblo».
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Luis Javier González
Vivancos habla de una vía estrecha, con el firme viejo y una señalización mejorable. «Todo lo que sea favorecer la movilidad… al final no deja de ser la calle principal del pueblo. Lo que pasa es que la compartimos los coches pequeños, los grandes, los camiones y los transeúntes». La parada del autobús está en la plaza –a la mitad de la travesía– y la Junta sostiene en el proyecto que no hay espacio para colocar marquesina, por lo que se instalará un poste-bandero. «Esa travesía se pensó hace 200 años para carruajes, no para camiones. Y es que están las casas pegadas a la carretera». Por eso plantea como solución de futuro desviar el tráfico a través de circunvalaciones, un verdadero «fregao», admite. «Hay que sacar el tráfico de los pueblos, pero mira cómo vamos y las inversiones que necesitamos. Es una reflexión para otras administraciones. O ponemos en valor otro modelo de vida e invertimos en los pueblos o hacemos lo que podemos y ya está».
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