Segovia

La reconversión de locales en viviendas llega al casco histórico pese al Peahis

Boutiques, pequeñas tiendas de alimentación u oficinas bancarias van desapareciendo poco a poco del callejero, apunta el portavoz del colectivo profesional. Por lo general, son modelos de negocio que van difuminando su actividad presencial frente a la ganancia de terreno de otros canales de comercialización no tanto físicos como sí telemáticos, mediante plataformas digitales o aplicaciones móviles de compra y venta de productos o para hacer operaciones financieras que antes obligaban a pasar por ventanilla. Esta revolución tecnológica «ha dejado muchos locales vacíos».

En esa deriva está el recinto amurallado, como han llamado la atención sus vecinos. Menos tiendas, cierres de negocios y deslocalización de servicios como el consultorio médico alimentan que este barrio se despueble y envejezca. En tres lustros, la sangría vecinal es del 17%. Ha pasado se superar los 4.100 residentes en 2009 a bajar de los 3.500 ahora.

Eso sí, hay un nuevo vecindario estacional. Hace vida fundamentalmente durante los meses que dura el curso académico, son moradores que poco a poco han ampliado y extendido su presencia y han ido ocupando parque de vivienda. Esa comunidad creciente es la de los alumnos de IE University. Y en buena parte por ellos, por la demanda creada y para proporcionar alojamiento a estos cientos de jóvenes, hay propietarios que se han lanzado a aumentar la oferta inmobiliaria y a reconvertir locales de planta baja que llevan tiempo cerrados y sin visos de levantar el vuelo en viviendas. También ocurre con alguna primera planta donde antes había algún despacho u oficina que clausuró la actividad o se trasladó dejando vacío y desocupado el piso.

El concejal de Urbanismo, Alejandro González-Salamanca, admite que están llegando solicitudes al Ayuntamiento de Segovia para preguntar por este tipo de actuaciones, aunque no en aluvión. Sin embargo, advierte de que dentro del perímetro regulado por el Plan Especial de Áreas Históricas (Peahis), esas modificaciones se antojan «complicadas, por no decir imposibles». Insiste en que, «si se permitiera, no se puede realizar», ya que además «desaparecerían gran cantidad de locales del recinto amurallado».

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Por lo tanto, la norma parece cerrar la puerta a unas reconversiones que ya se han ejecutado o que están en marcha, como afirma el presidente de la Agrupación Provincial de Industriales de la Construcción (APIC), Javier Carretero. También su homólogo del Colegio Oficial de Arquitectos matiza que «el Peahis es muy amplio y cataloga prácticamente uno por uno cada edificio». Esto quiere decir que «hay zonas en las que sí está permitido» crear viviendas en plantas bajas, «siempre que cumplan las normas urbanísticas y de habitabilidad». López va más allá en su explicación e indica que «hay zonas de prioridad residencial» dentro del plan especial en las que no solo se puede, sino que incluso «se debe» generar vivienda en edificios enteros.

Carretero pone el ejemplo de una antigua tienda cerca de San Esteban que se ha transformado en una casa de 120 metros cuadrados con tres dormitorios. Y como este botón, hay más muestras de proyectos de transformación en viviendas de establecimientos en desuso desde hace tiempo.

En ese mismo entorno del casco histórico, donde además hay una agencia inmobiliaria que trabaja con IE University, hay dos bares ambos cerrados desde hace años, con las fachadas afeadas y hasta tapiadas e interiores abandonados acumulando polvo y basura, con la mala imagen que proyecta ese olvido, lamenta el presidente de los constructores al extrapolar esa fealdad a otros locales en otras zonas de la ciudad de Segovia fuera del ámbito de aplicación del Peahis.

Carretero cita a modo de ejemplos las calles San Francisco o Blanca de Silos, en las que se acumulan las verjas bajadas, varios dedos de suciedad en entradas a locales abandonados y graffitis en sus muros empapelados por carteles arrancados que se sobreponen unos sobre otros. En el fondo, «se trata de que las calles estén limpias».

El portavoz de los constructores apunta a la regulación que existe en Castilla y León en materia urbanística, la cual a su parecer es «restrictiva». Que locales abandonados se reconviertan en viviendas es una alternativa válida y viable, asegura Javier Carretero, ya que la mayoría de ellos «no se van a alquilar». En este sentido, arguye que hay titulares de establecimientos ahora clausurados que piden rentas demasiado altas de, por ejemplo, 3.000 euros al mes, por lo deduce que es «más viable» que se transformen en casas para ser habitadas. Además, considera que «la rentabilidad es mayor».

El mayor inconveniente con el que se topan estas intervenciones son los retrasos en la obtención de la licencia de habitabilidad, coinciden en señalar los representantes de los constructores y de los arquitectos, ya que el permiso puede alargarse más de un año, aunque los inquilinos estén ya residiendo en la vivienda que antes era un establecimiento comercial o una oficina bancaria.

González-Salamanca repite que «en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) tenemos que en aquellas zonas no afectadas por el Peahis se pueden hacer viviendas a nivel de calle, siempre y cuando cumplan las condiciones de habitabilidad». Por lo tanto, en barrios como Nueva Segovia, La Albuera o Comunidad Ciudad y Tierra, que están fuera del radio normativo del Plan Especial de Áreas Históricas, no hay problema para, como ya se ha hecho, se reconviertan, o al menos se plantee la modificación de locales situados a ras de calle en viviendas.

El concejal también anticipa que el equipo de gobierno municipal del Partido Popular tiene intención de revisar tanto el PGOU como el Peahis, aunque en lo que respecta a flexibilizar las opciones de reformar y modificar el uso de un local comercial situado en una planta baja para rehabilitarlo como inmueble en el que entrar a vivir, González-Salamanca apunta que, en principio, «no tenemos previsiones de hacer cambios».

Por el momento, el responsable del área de Urbanismo en el Ayuntamiento de Segovia se ampara en que hay que aplicar el reglamento vigente, pero entreabre la puerta y añade que «la gente puede plantear» estas transformaciones, lo mismo que se registran peticiones también para hacer viviendas turísticas. En este caso concreto, el Peahis estipula una serie de exigencias que ha de cumplir el inmueble con ese destino, como que tenga acceso directo desde la calle que no sea por el portal del vecindario. Ante este tipo de vivienda específicamente para uso turístico, el edil manifiesta que «no me parece razonable transformar locales en pisos turísticos»

En cuento a las peticiones que han llegado hasta la fecha al servicio municipal, Alejandro González-Salamanca señala que «se estarán tramitando», por lo que se elaboran los informes técnicos pertinentes. Dado que, como insiste el concejal, el Peahis «no permite de modo general» la reconversión en viviendas habitables de locales ubicados en plantas bajas dentro de su ámbito de aplicación, lo normal es que esas solicitudes se vayan denegando; pero de nuevo matiza: «habrá que ver cada caso concreto». Y entonces sí, cuando los equipos técnicos comprueben que no ha lugar a la excepcionalidad, se tumbarán los proyectos en aras del cumplimiento del plan especial, reitera el edil de Urbanismo.

El presidente del Colegio Oficial de Arquitectos mantiene que la reconversión en viviendas de negocios a pie de calle cerrados y en desuso se antoja como una buena solución frente al progresivo vaciamiento del casco histórico. Eso sí, es tajante al reclamar que han de cumplir escrupulosamente las condiciones de habitabilidad, con la iluminación, la ventilación y los espacios que se requieren dentro del marco normativo. «Hay que estar vigilantes», incide, al mismo tiempo que reivindica el cumplimiento del «código técnico» a la hora del cambio de uso. Asimismo, Alberto López agrega que esta generación de vivienda «debe ir acompañada de la vuelta de servicios esenciales como un centro de salud, de una mejor accesibilidad y de que no se multe a los visitantes que paran cinco minutos para recoger a un familiar para ir al médico».