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Ha pasado un mes desde que las excavadoras y las cuadrillas entraran en la calle Viena. Han transcurrido treinta y un días desde que las zanjas, los movimientos de tierra, los camiones, los metros de tubos y los operarios de la empresa adjudicataria impiden el ... paso de vehículos por esta arteria del barrio de San José. Y, según la planificación de la obra, la ejecución se va a alargar otros cinco meses más. Es el temor del matrimonio que forman Rafael y Mercedes, que prosigan los trabajos, los inconvenientes por otro lado lógicos y necesarios que conlleva la rehabilitación de la calle en la que viven y que en este tiempo que resta por delante continúe sin solucionarse su problema.
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Admiten que para hacer una tortilla hay que romper unos cuantos huevos. «Es normal que tengan que levantar la calle», reconoce el marido. Su queja no es esa. Sin embargo, lo que no ven bien es que antes de iniciar las obras no se haya tenido en cuenta su situación. Mercedes, de 73 años, tiene reconocido un grado de discapacidad por una polio.
Su esposo la acompaña siempre porque «no se maneja bien», apunta su hija. La mujer cojea ostensiblemente, se para cada pocos pasos y se aferra al brazo de Rafael, que la guía y la ayuda a andar el camino. Es como su muleta, en la que se apoya para guardar el equilibrio cuando toca ir a pie.
Rafael
Vecino afectado
Prácticamente a la puerta de su domicilio, en el número 1 de la calle Viena, disponen una de plaza de aparcamiento reservada para personas con discapacidad. Anexa a ella, otro vecino sordociego del mismo portal posee otra. Una señal lo indica, pero ese poste informativo es lo único que queda. Ambas plazas han sido engullidas por los montones de tierra y las zanjas de las obras que se llevan a cabo sin que les hayan habilitado otras en las proximidades.
A tiro de piedra, a unos veinte metros, la calle Francisco Giner de los Ríos está libre de obras. Hay coches estacionados a ambos lados. Rafael arguye que ha pedido el traslado provisional de su reserva a esta vía, solamente el tiempo que duren los trabajos en Viena. Luego, una vez devuelta la normalidad y el tráfico de vehículos, recuperaría la plaza asignada situada frente a su portal. Sin embargo, hasta ahora no ha conseguido que la administración tramite la petición y facilite la solución.
Llevan un mes que «aparcamos donde podemos». Y eso no suele ser cerca de casa, con las dificultades de movilidad que padece Mercedes y la arriesgada yincana en que se ha convertido el tránsito peatonal por este punto de la capital segoviana. «El otro día tuve que dar dos vueltas al barrio; a partir de las siete no hay dónde dejar el coche», reitera el marido al subrayar las complicaciones de encontrar un hueco en San José a ciertas horas de la tarde-noche. «Nos hemos ido una vez a la plaza de toros», que está fuera del barrio y a un trecho a pie al paso que va la pareja.
Fuentes del Ayuntamiento de Segovia manifiestan que «están trabajando» en solventar estos inconvenientes y reubicar de forma temporal las dos plazas de aparcamiento para personas con discapacidad que las obras en la calle Viena han suprimido. El equipo de gobierno conoce el caso, representantes municipales van a inspeccionar el lugar con el objetivo de encontrar «una salida que se adapte» a la demanda de los damnificados.
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