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Águeda Marqués persigue a la atleta polaca en la final olímpica de 1.500 metros que se ha corrido esta tarde en París. Efe
Águeda conquista los cuatro minutos en una final histórica
París 2024

Águeda conquista los cuatro minutos en una final histórica

La segoviana baja por segunda vez en cinco días su marca y da la talla en una carrera frenética con el récord olímpico de Kipyegon

Sábado, 10 de agosto 2024, 20:43

Nunca se ha corrido tanto en una final de los 1.500 metros femeninos de unos Juegos Olímpicos y Águeda Marqués podrá contar a sus nietos que estuvo ahí. La segoviana ha puesto, este sábado por la noche, en París el broche a una cita en la que se ha convertido en una de las personalidades del atletismo español, por sus milagros y por su gracioso carisma, con una nueva marca personal (4m00s31) tras la conseguida el martes en la primera ronda, y el lujo de superar en la recta final a Gudaf Tsegay, la etíope que peleó la corona hasta el toque de campana, hasta que la keniana Faith Kipyegon reventó sus músculos antes de dirigirse imperial hasta la línea de meta gritando como una poseída por una marca que no merecía menos: récord olímpico, 3m51s29.

Antes de que Águeda empezara a soñar, las balas del 5.000 masculino dejaron ya caliente el tartán. Con el final sideral de Jakob Ingebrigtsen y el primer kilómetro en cabeza de Thierry Ndikumwenayo, que conoce el barro de Cantimpalos, como la segoviana. A diferencia de los chicos, demasiados, las doce mujeres de la final salieron una a una, con su nombre y bandera iluminados en la salida y el sprint ceremonial entre el aplauso del público. El momento con el que sueña un atleta cuando entrena en el anonimato de una pista vacía de provincias.

Águeda Marqués se exprime hasta cruzar la línea de meta en la final de este sábado. EFE

Desde aquella línea horizontal, apenas cien metros por delante de la meta, la del barrio de San Marcos recordó la entidad del desafío al ver una a una a sus rivales. Ella, que partía con la peor marca de las finalistas, ante diez mujeres que habían bajado de los cuatro minutos, la excelencia. Antes de los Juegos, se limitaba a desear una carrera rápida, que la llevaran con viento de cola a bajar una marca personal que seis días atrás estaba en unos mundanos 4m03s78 y que ha rebajado en una semana la friolera de tres segundos y medio. Tuvo dos tazas de caldo: lo que se encontró fue la carrera más rápida de la historia del olimpismo.

Sin la segoviana, la Real Federación Española de Atletismo se hubiera dejado en casa a una finalista olímpica por ocho centésimas

Tsegay, una mujer de 3m50s, y Kipgyegon, la plusmarquista mundial con un segundo menos, asumieron su lucha de gigantes desde el primer 300 –se pasó ya 44 segundos– mientras Marqués seguía la estrategia de Laura Muir, feliz en cola para evitar codazos. Cuando vio el percal, la británica empezó a subir y la segoviana siguió su zancada, pero cuando su liebre adelantó a la primera víctima, la polaca Klaudia Kazimierska, ella solo pudo quedarse a su estela. Distanciadas junto a la francesa Agathe Guillemot.

Así se llegó al toque de campana, con Muir llegando a un grupo que se deshacía con la explosión de Tsegay, que pasó de una zancada canónica a casi cojear. Cuando vio la sangre, Kipgyegon se desató y llevó a todas sus perseguidoras a superar sus límites en una final que dejó seis marcas personales. Jessica Hull, que esprintó para ser segunda, no fue una de ellas porque ha pasado en apenas un año de bajar lo justo de los cuatro minutos a conquistar los 3m50s, la prueba de que el salto definitivo con el que sueña Águeda es posible. La británica Georgia Bell cerró el podio con 3m52s61 y le quitó el récord británico a Muir, que también bajó su marca (3m53s37) pese a ser quinta.

«Olvídate de tus rivales»

El tren trasero también lo dio todo. Kazimierska, que acabó décima, y Marqués, undécima, bajaron su marca porque se midieron en un sprint para evitar el farolillo rojo, que recayó finalmente en Tsegay, que fue a por todo y no contempló los grises. La misma recta en la que la segoviana remontó cuatro puestos el jueves para meterse en la final por cuatro centésimas, dejando en el camino a Esther Guerrero y convirtiéndose en la única española en la lucha por las medallas pese a que Marta Pérez batió el récord de España (3m57s).

La segoviana tumbada sobre la pista, exhausta tras terminar la compitición. AFP

Pero la soriana fue octava de su serie y la segoviana, sexta. Una aventura olímpica que comenzó con la charla de ambas en el apartamento que comparten, con la veterana, novena en Tokio, calmando a la de San Marcos antes de su primera semifinal. «Olvídate de los rivales, tienes cuatro minutos en las piernas». Cinco días después, dicho y hecho.

Una historia con un valor global porque valida el formato de las reservas. En otros Juegos, Marqués se hubiera ido a su casa el martes como novena de su serie. Pero exprimió la repesca, pensada casi como un premio de consolación, una segunda carrera para que los atletas chupen cámara. Porque un atleta de repesca está llamado a caer sin rechistar en semis, un guion al que ella se rebeló para firmar su cuarta carrera en cinco días, inaudito en un 1.500.

Su hito también valida y cuestiona ese 'virus de excelencia' de la Real Federación Española de Atletismo en la selección de sus atletas. La segoviana no logró la mínima hasta su última oportunidad, en el Campeonato de España de La Nucía, el 30 de junio. Sin ella, España hubiera dejado en casa a una finalista olímpica por ocho centésimas.

El relato posterior es que esas semanas de agonía la hicieron mejor atleta. Lo admitía antes de coger el avión. Porque sus piernas le habían chivado el tajo que podían hacer al crono.

Ánimos desde el pabellón Agustín Fernández

Decenas de personas se han congregado en la tarde de este sábado en el pabellón municipal Agustín Fernández de la capital segoviana para tratar de empujar desde la cancha a Águeda Marqués, que se batía en la final de los Juegos Olímpicos de París con las mejores atletas mundiales en la distancia de los 1.500 metros. Los asistentes, que han seguido atentamente la prueba proyectada sobre una de las paredes del polideportivo, han jaleado y animado a su paisana en una prueba frenética. El undécimo puesto de la segoviana fue ovacionado por los espectadores, que reconocieron así el esfuerzo y la marca conquistada por Águeda Marqués, que volvió a rebajar su registro personal.

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