Secciones
Servicios
Destacamos
Manuel Olmedilla (7 de julio de 1989) define el 1-2 que marcó en Elda ante el Cerdanyola, el gol que decantaba el partido por no descender a Tercera, como «una liberación de club». Remató «con todo» aquella jugada iniciada por Sergi Cidoncha y Borao. ... Y lo celebró corriendo como nunca. «Si me dejan, llego a Segovia». El gol más importante de sus 16 temporadas en la Gimnástica Segoviana –y 22 años en el club–, aunque su madre aún tiene colgada una foto con el primero, en 2008, ante el Numancia B.
El miércoles 22 de este mes de mayo se cumplen dos años de aquel partido a vida o muerte, un recuerdo que ha mantenido con los pies en la tierra a una plantilla que ha pasado en un suspiro de lograr la primera permanencia por encima de Tercera a colarse entre los 82 mejores equipos de España tras su ascenso a Primera RFEF. El riazano defiende que su equipo lo merece porque supo sumar en las tardes más difíciles, como el partido en Villanueva de la Serena en el que le tocó salvar los muebles como lateral derecho. «Estoy para lo que haga falta».
–¿Qué sintió cuando se fue ovacionado en el último partido?
–Felicidad pura. Esa satisfacción del trabajo bien hecho; 3.000 personas en La Albuera que reconocen no solo el trabajo de esta temporada, sino de años atrás. Esos aplausos y cánticos me los llevo para mí. Solo quería disfrutar del momento, ese paseíllo por el centro, ver esa comunión del equipo con la afición, esa alegría de tantas personas.
Manu Olmedilla
Jugador de la Segoviana
–Habla de 3.000 personas en La Albuera. ¿Recuerda cuando había 300?
–Claro que sí. Cuando empecé jugando, en 2008, que estaba en construcción la nueva tribuna. Lo he hablado mucho con Rubén, Dani o Javi; cien serían familiares y amigos y los otros doscientos, gimnásticos incondicionales. Ha cambiado tanto, y todo hacia mejor, que estoy súper contento de haber contribuido al crecimiento del club a todos los niveles.
–¿En qué ha contribuido?
–En dar esa continuidad y estabilidad al trabajo que se empezó años atrás. Me acuerdo cuando llegué, con Álex, que ya lo dejó en 2017. Lo que empezaron Ramsés, Agustín, Chema, Anel, Víctor Pérez, Mariano, esas personas que han dejado tanta huella. Contribuir a que el vestuario siga siendo de la misma manera. Lo he hablado con muchos compañeros actuales: no hemos hecho nada especial, solo dejarnos llevar. Y dicen que no es tan fácil. No sé si es fácil o difícil, pero había que continuar con todo el trabajo de esta gente.
Manu Olmedilla
Jugador de la Segoviana
–¿Por qué defiende ese legado?
–Porque es el mejor, sin ninguna duda. Están por encima del club, son las dos personas más importantes de su historia. Al lado del escudo de la Gimnástica tienen que estar Ramsés y Agustín y luego el resto. Nos hicieron ver que el trabajo individual tiene que estar al servicio del equipo, es algo que Ricar decía mucho. Que el éxito pasa por lo colectivo y que tener un vestuario es clave para lograrlo. En Segovia no tenemos los mayores presupuestos, pero la gente de fuera sabe, porque se corre la voz, que este vestuario mola, es sano y se disfruta en el día a día.
–¿Los jugadores vienen por eso aunque cobren menos?
–Estoy seguro de que hay grandes jugadores que han venido aquí cobrando menos de lo que les habían ofrecido en otros equipos; pero tampoco vamos a engañarnos, en el fútbol el dinero es súper importante. Esto es un trabajo para muchas personas, tampoco van a regalar dinero. Pero este grupo suma a la hora de atraer a gente.
–Pese a competir con grandes presupuestos, ¿ha sido la Sego el mejor equipo?
–Sin ninguna duda. Y lo digo con mayúsculas. Lo dice la clasificación y en una liga de 34 jornadas no hay margen para el error. Lo he hablado mucho con los compañeros con los que he comido casi todos los días este año: éramos el 12º presupuesto de los 18. Así que no era descabellado pensar en julio que el primer objetivo era la permanencia.
–¿En qué momento pasa a ser un objetivo real ganar la liga?
–Me han hecho esa pregunta muchas veces… y no he sabido contestar. Es el trabajo de tanto tiempo... Quizás el día del Cacereño, cuando haces un partido redondo ante un equipazo. Siempre le pregunto a Javi Marcos: «¿Cómo hemos estado hoy?». Que es súper crítico, como mi hermano. Y me decía: «Mal, pero habéis ganado». Antes, teníamos que hacer todo perfecto y que el rival se equivocase para ganar. Y ahora tenemos esa madurez para ganar esos partidos contra Ursaria, Llerenense o Guadalajara que sacamos con portería a cero. Sufrimos, pero llegó nuestro momento. Y es culpa del cuerpo técnico, nos han hecho ver que somos competitivos.
–¿Qué siente en una portería a cero?
–No solo defienden los defensas o el portero. Para nuestro estilo de juego es esencial mantener la portería a cero. Indica el nivel de compromiso de cada jugador, independientemente de la línea en la que juegue.
–¿Si se juega otra vez la liga, la Sego vuelve a ganarla?
–Cada temporada tiene dinámicas; si no llegamos a ganar en Cáceres y Badajoz, en vez de luchar por el 'play-off' igual nos tocaba el 'play-out'. Te ves ahí abajo en Navidad y... Nosotros hemos aprovechado esta temporada. No sé si volvería a pasar, pero lo bueno es que ha pasado.
–Habla de la confianza del cuerpo técnico. ¿Hasta qué punto el proyecto depende de Ramsés?
–Es el verdadero líder de todo, lo lleva siendo muchos años. Este año ha sido la máxima expresión. Es que es un tío raro [hace una pausa], un tío raro, pero es un líder nato. Ha hecho de una plantilla corta y con poca experiencia en esta categoría que todos seamos importantes y competitivos. Ha sacado el máximo de cada jugador. A nivel de entrenamientos, el trabajo de todo el staff es magnífico. Sobre todo, hacer creer a la gente y tocar las teclas en los momentos oportunos.
–¿Por qué raro?
–Él nos llamó raros en un momento de la temporada: «Esto es un vestuario de raros, pero qué bien encajáis». Es una personalidad tan fuerte que es raro de ver en la sociedad de hoy en día.
–¿Qué siente cuando no juega un partido importante?
–Nada, lo digo de verdad. El cuerpo técnico lleva dos años con esta gestión atípica en el fútbol pero que tan buen resultado nos ha dado. Apoyar al compañero que está en el campo porque es al que le toca demostrar el trabajo de la semana que hemos hecho los 21.
–¿Por qué se quedaba entrenando tras esos partidos?
–Lo primero, porque me gusta entrenar. Y lo segundo es porque hay que quemar esa energía que no has podido quemar en el partido. Todo suma para momentos futuros de la temporada. Me encanta entrenar, es el mejor momento del día. Hacer que tu trabajo sea tu afición… ¿cómo voy a decir que no?
–¿Qué ha sacrificado por seguir tantos años en la Segoviana?
–No he tenido que echar de menos a nadie; al revés, he conocido a gente que no son compañeros, sino amigos. Más que sacrificar, he crecido como persona. El deporte te enseña a ganar, pero este vestuario te enseña a perder de una manera buena. Normalizar la derrota, que en los momentos difíciles hay que sacar alguna enseñanza para saborear los momentos buenos. Desde 2015 eso se lleva muy bien como club: no sacar pecho en las victorias y no dramatizar las derrotas.
–¿Qué aprendió Manu entre lágrimas en Algeciras tras aquel 'play-off' de 2015?
–¡Menuda oportunidad se nos escapó! Lo piensas y son dos clubes diferentes. Parecía que ahí se acababa todo, a ver cuándo volvíamos a vernos en una final de 'play-off'. Aprendí que era muy difícil salir de Tercera División.
Manu Olmedilla
Jugador de la Segoviana
–Habrá reformas en La Albuera. ¿Merece la Segoviana el dinero de los segovianos?
–Es una categoría muy importante. La Primera RFEF implica que el nombre de Segovia se mueva por España, no solo a nivel de fútbol. Hay equipos con mucha masa social que van a venir y la Segoviana va a estar en boca de muchas personas. Toda inversión pública en el equipo de tu ciudad cuando las cosas van bien no es tirar el dinero, sino invertirlo bien. Pero tiene que haber reformas no solo para el primer equipo, sino para todos los niños y niñas. Instalaciones para todos. No tengo dudas de que el Ayuntamiento hará un buen trabajo para ampliarlas. Dos campos de fútbol y uno de fútbol siete… Hay niños que solo pueden entrenar una hora con un horario muy fijo.
–¿Esas mejoras elevan la responsabilidad en el club para que no sea flor de un día?
–Seguro. Eso va a hacer ver a la afición que el proyecto es serio. El compromiso de la temporada que viene será del cien por cien para seguir dando pasos firmes y creciendo. Una capital de provincia tiene que estar en Primera RFEF. El trabajo que se está haciendo es tan bueno que invita a pensar que vamos a consolidar el proyecto y a seguir dando pasos hacia delante.
La continuidad de Manu es una decisión de año a año. No solamente por su edad, esos 35 bien llevados para un jugador que cuenta con los dedos de una mano los partidos que se ha perdido por lesión en 16 años, sino por su profesión de maestro. La profesionalización del club, con entrenamientos por las mañanas, le llevó a pedir una excedencia que vence a final de curso. Que siga llevando el brazalete depende de que pueda repetir el trámite en las próximas semanas. Su línea roja es que no será nunca un símbolo vacío: su carrera continuará hasta que deje de aportar en el césped.
–¿De qué depende que siga?
–Primero, que me renueven. La Primera RFEF es una categoría cien por cien profesional; su convenio es prácticamente igual que el de Segunda División, cambiando los salarios. Pero el dinero no es lo importante en mi caso, tengo que ver si puedo variar mi situación administrativa. Cuando me digan si renuevo, moveré los siguientes trámites. Si puedo continuar, yo encantado; no me veo ni jugando en otro sitio ni dejando de jugar. Este año me lo he pasado tan bien y he disfrutado tanto compitiendo... Nunca he puesto ninguna pega a nivel económico. «Agus, ¿cómo va?». Y me dice: «Esto, esto y esto». Pues vale. «No te voy a poner en un apuro no te voy a estar demorando». Es tan sencillo como tomar un café.
–Ramsés sostiene que nunca negociará en términos económicos con la directiva: «Sé que no me van a engañar»
– Lo que dicen se cumple. Lo he hablado, es que estamos en la empresa más seria de España. En 2015 era impensable.
–¿Se ve asumiendo el papel de hombre club más allá de su carrera deportiva?
–Ni idea. Cuando deje de jugar me tocará volver al cole. Ahora mismo me planteo si voy a seguir o no. Una vez que se cierre esa etapa, si puedo ayudar de alguna manera, estaré encantado.
–¿Se considera jugador de Primera RFEF?
–En el caso de que me renueven, pondré todo de mi parte para que así sea. Creo que sí, pero es que Primera RFEF son palabras mayores. Es que solo hay 2.000 jugadores a ese nivel. Con mucho trabajo, entrenamiento y los pies en el suelo, puedo contribuir a que el equipo se mantenga.
–¿La plantilla es de Primera RFEF?
–Hemos ascendido, yo diría que sí. Habrá movimientos en verano, esto es fútbol. Va a ser un año complicado, el objetivo va a ser muy diferente, pero la mentalidad tiene que ser la misma. Y la temporada nos pondrá en el lugar que merecemos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.