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Las ondas expansivas provocadas por la declaración de la situación de emergencia en la presa de El Tejo, dentro del término municipal de El Espinar, ... han llegado a otro municipios de la provincia de Segovia. Son localidades ubicadas en la falda de la sierra de Guadarrama y que integran la Mancomunidad de la Mujer Muerta. Las poblaciones de La Losa, Navas de Riofrío y Ortigosa del Monte están expectantes y «preocupadas» porque ignoran cómo va a repercutir en su suministro de agua las obras en las que ya trabaja la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) en el embalse de Puente Alta, emplazado en la entidad local menor de Revenga, perteneciente a la capital segoviana.
Esta reserva es la alternativa designada para suplir el vaciado de El Tejo, operación necesaria para reparar, si así lo dictaminan los técnicos, los desperfectos que acumula esta presa construida en los años setenta. El propio Ayuntamiento espinariego pone de relieve que las filtraciones de la infraestructura se remontan prácticamente a la época en la que se puso en funcionamiento.
Ahora, la CHD ha determinado que existe riesgo de rotura, lo que ha propiciado que la Junta de Castilla y León activara en su fase 2 el Plan de Protección Civil por la amenaza de inundaciones en la zona en caso de que la infraestructura no soportara la presión. De ahí que la Delegación Territorial de la Junta en Segovia decidiera la semana pasada poner en marcha el Inuncyl, plan para hacer frente a este tipo de sucesos.
El ente estatal diferencia entre dos objetivos. El primordial se centra en «iniciar el vaciado del embalse de El Tejo a la mayor brevedad posible, pero siempre en condiciones de seguridad». Esa labor es en la que está inmersa la Confederación.
Son varias intervenciones que parten de la documentación recabada y del análisis técnico previo y que se están tratando de simultanear: desde la fabricación e instalación de elementos hidromecánicos adicionales hasta la colocación de material nuevo para la auscultación de la presa, pasando por el diseño del sistema de vaciado o la realización de «un estudio hidrológico actualizado para el que se está modernizando el cauce aguas abajo de la infraestructura» hídrica que está en el punto de mira.
El objetivo «secundario», como lo define la estrategia de la CHD, es «el abastecimiento a El Espinar para el periodo en el que El Tejo no pueda suministrar agua» a los núcleos a los que lo viene haciendo: La Estación de El Espinar, Gudillos, San Rafael y, por supuesto, la propia localidad espinariega. Los trabajos corresponden a materializar la alternativa de abastecimiento y conducir el agua desde Puente Alta hasta esas poblaciones, que suman unos 8.000 habitantes. Por lo tanto, la Confederación está en plena ejecución de distintas intervenciones que afectan tanto a la estación de bombeo al pie de esta presa como a la conducción de 25 kilómetros que enlaza con El Espinar.
Los municipios de la Mancomunidad de la Mujer Muerta -Ortigosa del Monte, Navas de Riofrío y La Losa-, además de Otero de Herreros, son los más pendientes de los planes de la CHD. Hay «zozobra», reconoce el alcalde ortigoseño, Juan Carlos Cabrejas. La próxima semana está previsto que estos Ayuntamientos se reúnan con representantes del organismo estatal para que les expliquen en qué consisten las obras que se ejecutan y cómo les va repercutir.
Juan Carlos Cabrejas
Alcalde de Ortigosa del Monte
La Losa y Navas de Riofrío son las localidades que con más preocupación miran estas actuaciones ya que, al cabo del año, presentan una mayor dependencia de Puente Alta, sobre todo en periodos de sequía prolongada. Si la escasez de precipitaciones se alarga, el embalse de Revenga es el que les suministra y garantiza el agua en un intervalo que puede ir desde mayo hasta septiembre en los peores casos de déficit de lluvias.
Por su parte, Ortigosa del Monte también ha tenido que recurrir a Puente Alta en situaciones extremas en las que sus aprovechamientos están agotados. El alcalde precisa que el municipio «trata de optimizar al máximo la captación» del valioso recurso hídrico. En un ejercicio seco, el pueblo puede necesitar el bombeo desde las reservas de Revenga «de una a tres semanas», que suelen coincidir con la segunda mitad de agosto, apunta Cabrejas.
El regidor defiende que los responsables de la Confederación Hidrográfica del Duero hayan optado «por prevenir antes que curar». «El Tejo lleva mal casi desde el primer día, con fugas prácticamente desde que se hizo», señala. «La Confederación tiene gente válida», afirma al mostrar su confianza en las intervenciones que se están desarrollando.
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