La provincia duplica sus instalaciones de pádel durante los últimos siete años

La Diputación actualizó entre finales del año pasado y principios de este un censo de instalaciones deportivas de 2017. «Estaba obsoleto y los municipios de la provincia habíamos crecido mucho en instalaciones», subraya el diputado de Deportes, Óscar Moral. Su servicio envió a los ayuntamientos un documento para que indicaran todas las instalaciones, tanto de carácter público como privado. El documento final agrupa cada infraestructura por tipología –desde campos de fútbol a pistas de tenis, pádel o frontones– y por municipios.

El resultado es que la provincia tiene archivadas 928 instalaciones deportivas para 208 municipios, excluyendo la capital. Moral habla de «una gran dotación» para la provincia. «Creemos que han hecho un gran esfuerzo en los últimos años y ha habido un gran avance. Supone que en pequeños municipios de escasamente 200 habitantes en invierno o menos hay cuatro o cinco, más que suficiente para cubrir las necesidades en diez meses al año. No es menos cierto en julio y agosto se multiplica la población con gente joven que vienen a pasar el verano a los pueblos de sus abuelos, cualquier número se queda pequeño». El alcalde de San Cristóbal de Segovia conoce de primera mano los municipios más fértiles para el deporte en general y para el pádel en particular: el alfoz. Pueblos como Palazuelos de Eresma, el Real Sitio de San Ildefonso, Trescasas, Abades, Espirdo o Valverde del Majano. «Su crecimiento en instalaciones deportivas en los últimos años ha sido exponencial fruto de las iniciativas de los ayuntamientos por cubrir las necesidades de los vecinos, cada vez más jóvenes».

Valverde del Majano es la capital provincial del pádel por sus cinco instalaciones archivadas, tanto de carácter público como las dos grandes empresas de su polígono –Padelzone y Padel Four–, con múltiples pistas y hasta clubes. La demanda de jugadores del Circuito Provincial de la Diputación, que supera ampliamente el centenar y se juega en el municipio, explica su alcance social. No solo por el número, sino porque está dividido en distintas categorías, lo que suma a jugadores de un nivel más bajo e incentiva el juego en familia, a través de la categoría mixta o de equipos entre padres e hijos. No son pocos los talentos que han surgido, con Jimena de Pablos, que compite en el World Padel Tour –el principal circuito mundial de este deporte– como referente.

«Es el deporte que más auge ha tenido, tanto en número de federados como sobre todo de practicantes. La facilidad de juntar a cuatro personas. Eso se ha trasladado a que cualquier municipio haya querido tener esa instalación, que por otra parte cada vez es más asequible», explica Moral, que pone números al descuento. «Empezó por cincuenta y muchos mil euros y en la actualidad está en el entorno de los 20.000». Había 38 pueblos con pista clasificada en 2017; en el nuevo listado, el dato asciende hasta los 88. Solamente 2023 aparece como fecha de construcción de las pistas de once pueblos: Aldea Real, Espirdo, Coca, Fuente el Olmo de Fuentidueña, Hontalbilla, Martín Muñoz de las Posadas, Palazuelos de Eresma, Pedraza, Sebúlcor, Valseca y Vegas de Matute. Otros nueve lo hicieron en 2022: Bernuy de Porrreros, Fresno de Cantespino, Fuente de la Cruz, Fuentepelayo, Fuentidueña, Mozoncillo, Sanchonuño, Santa María la Real de Nieva y Trescasas. Y ocho las emprendieron en 2021: Adrados, Bercial, Cabezuela, Carrascal del Río, Gallegos, Sacramenia, San Miguel de Bernuy y San Pedro de Gaíllos. Es decir, al menos 28 pueblos han sumado una pista de pádel a su menú deportivo en los últimos tres años.

De ahí salen el grueso de inversiones en la provincia, junto a rehabilitaciones de frontones o pistas deportivas de la parte final del siglo pasado. «Los juegos autóctonos, que tampoco son grandes inversiones, han continuado creciendo». Con Abades como referente, con su arraigada cultura, especialmente en los bolos. Otro pilar clave es mantener las instalaciones de los centros educativos en los pueblos pequeños. Mientras una pista de pádel se puede crear con relativa facilidad de la nada, un campo de fútbol es el extremo opuesto. Moral estima en más de 250.000 euros levantar uno nuevo, independientemente del tipo de césped. Mientras pueblos como Palazuelos de Eresma han ampliado el suyo, otros como Escalona del Prado o Cabezuela también han hecho lo propio.

Porque el campo de fútbol es un epicentro social, como los pabellones cubiertos. Se han sumado pabellones nuevos en los últimos 20 años en los pueblos que han crecido por el boom urbanístico y demográfico de entre siglos, pero es la instalación más cara. «El pabellón de San Cristóbal de Segovia costó en su momento 300 millones de pesetas y el de Palazuelos de Eresma superaba los seis millones de euros. Son inversiones que tienen que ir sufragadas por varias administraciones». Y requieren, casi por obligación, la ayuda de la Junta de Castilla y León. Quizás el caso más llamativo fue el nuevo pabellón de Nava de la Asunción, que partía como una necesidad municipal en torno a 2011 y fue elevando los requisitos –y el coste de su construcción– cuando el equipo de balonmano subió en una década de la cuarta categoría nacional a la primera. Lo inauguró finalmente en 2018. «La excepcionalidad de poder hacer un pabellón para que pudiera venir el Barcelona».