

Secciones
Servicios
Destacamos
La Atención Primaria somos la trinchera que intentamos que el Hospital no se colapse», reivindica María Serrano, enfermera del centro de salud de La Albuera. La irrupción de la pandemia del coronavirus ha sido una revolución en su trabajo y también en su casa. Muchas cosas han cambiado por la covid-19. Madre de mellizos de cuatro años, esta sanitaria acaba de cumplir 38 años. Su pareja «intenta teletrabajar, aunque no es sencillo los hijos en casa». Luego, cuando llega por la tarde después de la jornada laboral, María toma el relevo. Así se apañan durante la cuarentena.
La tarea diaria como enfermera «ha cambiado radicalmente», insiste, al mismo tiempo que se felicita por la reorganización diseñada por el centro en el que trabaja. Y todo ello a pesar de lidiar con las carencias de material y de refuerzos que cubrieran las bajas. Ella, por fortuna, no ha tenido síntomas, más allá de la dichosa alergia. «Cada centro de salud se ha redistribuido como ha podido».
Coronavirus en Segovia
En La Albuera, el personal de enfermería ha tratado de no dejar ningún cabo suelto en el nuevo escenario generado por la covid-19. Una se encarga de la atención domiciliaria; otras de las consultas para mantener la atención telefónica a los pacientes. Durante los nueve o diez primeros días tras el estallido de la crisis sanitaria, el teléfono no dejó de sonar y «ahora las llamadas se van espaciando cada vez más».
En el centro de salud, desde hace un mes este primer eslabón en la cadena de la atención sanitaria ha estado copado por pacientes «con una clínica que se correspondía» con la covid-19. Mucha de esa tarea inicial ha sido la de evaluar si había contagio. «En la última semana y media, el ritmo ha bajado porque se nota el confinamiento», deduce la profesional enfermera.
Su dedicación en este tiempo es la de ir de casa en casa de los pacientes que no se pueden valer por sí mismos a la hora de desplazarse hasta el centro de salud. Se aprovisiona del material sanitario para atender esa demanda y de su equipo de protección. Mascarilla, guantes, batas, pantalla facial. Últimamente está cogiendo el coche que les ha cedido el Servicio Territorial de Medio Ambiente.
María Serrano llama al telefonillo y el usuario le abre. «Hago curas, controles del sintrom o valoro a personas que han sido derivadas del Hospital pero que necesitan oxígeno todavía, les mido la saturación...», describe así su día a día de domicilio en domicilio. «Lo primero que hago es lo 'limpio'», cuenta la enfermera, que se refiere así a los pacientes que no tienen el coronavirus, «y dejo para el final a los que la prueba ha dado positivo para valorar cómo se encuentran, eso sí, siempre filtrados a través del teléfono». No falta trabajo porque, por fortuna, «cada vez hay más gente de alta».
«En el momento en el que me meto en el trabajo, se me olvida», dice al hablar del miedo que envuelve este quehacer asistencial desde que se instaló el coronavirus en la vida cotidiana. «Nos vestimos como si fuéramos a ver la pacientes positivos porque no sabemos qué podemos encontrarnos», subraya la incertidumbre diaria, ya que la mayoría de los pacientes a lis que rinde visita no presentan síntomas de contagio. Pero cuando acaba la jornada, la sensación de zozobra y de inquietud regresa en forma de responsabilidad para con su familia.
«El problema es cuando te lavas las manos, te quitas el traje y te vas a casa», reconoce María. «Hay compañeros que decidieron optar por el aislamiento, pero yo psicológicamente no me veía capaz y preferí quedarme en mi casa», explica la enfermera.
Hasta ahora esos miedos se han quedado en el quicio de la puerta, aunque reconoce que «te pueden llegar a paralizar porque son libres». Para la sanitaria segoviana, sentir ese temor incluso es «positivo». Lo dice para mantener alta la guardia y no relajar los cuidados y las precauciones cuando amaine este drama. A juicio de la enfermera, «se ha levantado un poco pronto» la barrera para el retorno al trabajo de muchos profesionales. «Desde luego, no me gustaría estar en el pellejo de los políticos», concluye por las dificultades que conlleva la gestión de algo inimaginable.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.