La época con más ingresos en el Centro de Recuperación de Animales Silvestres segoviano de Los Lavaderos es la de primavera y verano, especialmente desde junio a septiembre, los meses del año con más 'testigos' sobre el terreno, pues es cuando más gente recorre los ... senderos de la provincia. El número final depende de factores como la meteorología. Si hay mejor tiempo, sale más gente y encuentra más 'pacientes'; episodios de tormento o de granizo en épocas de cría elevan el número de ejemplares convalecientes. El perfil que más ingresa son crías de aves: pollos incapaces de volar o alimentarse por sí mismos que, por ejemplo, se han caído. Este año han ingresado 263. A ello se suman otros 230 con debilidad –pueden ser jóvenes o no– debido a no ser capaces de encontrar alimento.
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La siguiente causa numérica son los atropellos (102), especialmente en zonas con gran tránsito de camiones. «Una vez que cae algo muerto en la carretera, bajan a alimentarse a lo que está ya atropellado. El campo es muy grande y localizar que hay un topillo muerto en una cuneta es misión imposible, pero si lo hay, alguna pequeña rapaz va a dar buena cuenta», resume la responsable de Espacios Naturales, Flora y Fauna del servicio territorial de la Junta, Elena Hernández, quien pone el ejemplo del milano real, especialmente vulnerable. «Es un ave que tiende como a revolotear, ese vuelo bajo y si pasa un camión, lo atropella», comenta cómo se producen estos tipos de accidentes.
No es tan grave para el conductor como toparse con un mamífero como corzos o jabalíes, que se mueven mucho y tienen hábitos nocturnos. Especialmente en la N-110, más en el tramo soriano que en el segoviano. «O un corzo te atropella a ti. Ellos van corriendo y ni siquiera les pillas por delante», matiza Hernández. Años atrás, los gastos del percance circulatorio los cubría el titular del coto de caza y ahora recae en el seguro, lo que ha encarecido las pólizas.
Hay traumatismos indeterminados –aves que entran, por ejemplo, con una rotura en el ala– o pollos de buitre leonado con aspecto adulto debido a su envergadura, pero que no acaban de volar bien. «Hay veces que se agotan, no han encontrado comida y se quedan posados en cualquier sitio. Realmente no les pasa nada», aclara la responsable regional. Sin embargo, no son capaces de reemprender la marcha, así que entran al centro con pesos muy bajos y el tratamiento es engordarles.
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La lista se completa con 56 que aparecen clasificados sin determinar su causa de ingreso. Puntualmente también hay decomisos por el Seprona.
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Luis Javier González
El Norte
En el pasado hubo casos en la provincia de mortandad debido a venenos, algo que se hacía por una finalidad cinegética: eliminar a las especies que se alimentan de las aves de los cotos de caza. Episodios que provocaron cierres de cotos en Segovia. Con todo, hay vigilancia, por eso se hacen necropsias de las aves fallecidas. «Cuando tenemos muertes que no se conoce bien por qué han sido y hay indicios de intoxicación, se toman muestras y se remiten a laboratorios».
El problema de los delitos en el medio natural es localizar al responsable, como ocurre con los incendios forestales. «Te encuentras un animal tiroteado por perdigones y no sabes quién ha sido. Los fiscales tienen problemas. Cuando ha habido un envenenamiento claro y se han encontrado cebos, se han cerrado cotos como medida disuasoria y suele funcionar porque ya no merece la pena», deduce Hernández
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