El monasterio de Segovia del siglo XV que reabrirá tras años cerrado
Una asociación sin ánimo de lucro logra la cesión por parte de las clarisas para devolver la actividad al edificio el 13 de junio
Los primeros pasos de la Asociación Camino del Asombro la han llevado hasta Segovia. Esta organización multidisciplinar y sin ánimo de lucro, tal y como ... reza su tarjeta de presentación, tuvo un flechazo con el monasterio de San Antonio el Real. «Era inevitable» que sus intenciones y el histórico edifico que mandó construir Enrique IV en lo que el siglo XV era un bosque a las afueras de la ciudad se juntaran, afirma Juan Ayres, fundador y presidente de esta entidad que se marcó como misión «la puesta en valor de la vida contemplativa y del patrimonio histórico artístico vinculado a los monasterios».
Y eso es precisamente lo que lleva haciendo un tiempo en San Antonio el Real, uno de los muchos conventos que tuvo que cerrar sus puertas por la crisis de vocaciones y el envejecimiento de las congregaciones.
Durante su búsqueda de edificios a rescatar y devolver a la vida contemplativa, Ayres se encontró con el monasterio segoviano. Fue unos meses después de la marcha, en 2022, de las últimas monjas clarisas franciscanas que lo habitaron. «Ni siquiera se había acumulado polvo en las meses, estaba como si se hubieran ido el día anterior». Juan Ayres reconoce que la sensación que tuvo al acceder y conocer las dependencias fue «una mezcla de descubrimiento y aventura». Como la emoción de un explorador que se adentra en un mundo pretérito ignoto.
No era la primera opción para poner en marcha el proyecto que estaba definiendo la asociación. «Habíamos visitado otros monasterios antes en otras ciudades», confiesa; pero al profundizar y sumergirse en esta joya desconocida del abundante y rico patrimonio de la capital segoviana, «las dudas se disiparon». San Antonio el Real iba a ser el proyecto sobre el que plasmar los objetivos y planes que había ido bosquejando la organización.
Cómo salvar el escollo de la movilidad
La elección del monasterio, la labor intramuros para tenerlo todo listo para su reapertura y la propia declaración de intenciones sobre la que descansan los objetivos de Camino del Asombro «se han ido retroalimentando» a lo largo de los meses de trabajo.
Los mayores quebraderos de cabeza han venido al hacer accesible este monasterio datado en 1455. Había que acometer reformas de acondicionamiento para recuperarlo y convertirlo en «centro de dinamización territorial», que es como lo define la propuesta general. La movilidad ha sido el escollo más elevado que sortear. A este respecto, el presidente de Camino del Asombro revela «el gran número de escaleras que hay por la unión de edificaciones que se han ido produciendo a lo largo de los siglos».



Todo lo esbozado en informes y documentación está cerca de convertirse en una realidad. El fundador de la asociación confirma la fecha en la que San Antonio el Real va a reabrir sus puertas: el viernes 13 de junio. Lo hará aún con alguna obra pendiente relacionada con garantizar la movilidad. «Vamos a abrir con el hándicap de una escalera que encierra una complicación desde el punto de vista patrimonial», precisa Ayres, quien desvela que, para solucionar este obstáculo, se va a instalar «un elevador hecho a medida».
Ese día marcará un nuevo hito para estas dependencias históricas muy vinculadas a la presencia del rey Enrique IV en Segovia, que también está muy presente en la recuperación del convento. De forma paralela a la puesta a punto del monasterio, la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce ha programado un ciclo de conferencias dedicadas a la figura del soberano, coincidiendo con el 600 aniversario de su nacimiento.
El dato
30 años
es la duración de la cesión del monasterio de San Antonio el Real acordada por las clarisas, propietarias del edificio, y la asociación Camino del Asombro.
El equipo promotor está integrado por quince profesionales de diferentes áreas: hay dos ingenieros, tres gestores culturales, un periodista, una abogada, una magistrada, una doctora en Paisaje, un historiador y fotógrafo, un consultor, una agente de viajes, un empresario, un arquitecto y una hermana clarisa encargada de la tesorería.
Camino del Asombro tuvo que ponerse de acuerdo con la Fundación Castellana de las Clarisas, titular del edificio. El consenso alcanzado conlleva la cesión por treinta años del inmueble, confirma Juan Ayres. Al plantearse cómo recuperar los lazos del monasterio con la sociedad civil, la asociación especifica que hay «cuatro espacios bien diferenciados». Estos ejes integran «una plantilla general en un plano teórico», matiza el fundador de la organización, que se va a aplicar y adaptar a cada lugar en el que intervengan para esa defensa del patrimonio cultural, histórico, artístico, arquitectónico y espiritual que albergan monasterios como el de San Antonio el Real. El de Segovia reunía todas las características para llevar esa teoría a la práctica, hace hincapié Ayres.
Una de las líneas de actuación es el uso museístico que se propone, al que le arropan espacios culturales para el desarrollo de otras actividades artísticas. Otro eje está orientado a reconectar al hombre con la naturaleza a través del fomento del trabajo manual. En particular, mediante el cultivo de huertos y jardines, lo que a su vez contribuye a un sistema de economía autosostenible, prevén en su plan los promotores.
Hospedaje en celdas de clausura
Hay un tercer eje enfocado a la introspección del huésped que decida pasar una estancia en las remodeladas celdas de clausura de las religiosas que vivieron antes en el monasterio de San Antonio el Real. Y por último, la asociación tiene en cuenta en su estrategia aplicable a los conventos que se presten a su causa de salvaguarda patrimonial y espiritual la adecuación de la zona de clausura a las nuevas necesidades.
El atractivo museístico, además de crear nuevos recintos culturales, va a descubrir al público «una ventana al mundo de los monasterios, sirviendo de punto de encuentro para la vida que se desarrolla dentro y fuera de sus muros desde la apertura personal a todo lo que se resguarda en estas 'casas de oración'», especifica el plan trazado.
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El retorno que busca la organización a través de estas iniciativas pasa por la ampliación de la oferta cultural de Segovia, además de facilitar el reconocimiento de los monasterios por parte de la sociedad civil, lo que a su vez «crea un campo de cultivo necesario para distintas campañas de micromecenazgo». Esta es una de las vías de financiación con las que cuenta la asociación, además de las cuotas de los socios, las aportaciones de patrocinadores y mecenas o las ayudas a las que concurre. Para muestra, el botón de la subvención concedida a principios de año por la Junta por un importe algo superior a los 211.000 euros.
También se nutre de los recursos propios. Esa plantilla general sobre la que trabaja y amolda sus proyectos el equipo de Camino del Asombro diseña un modelo concesional «absolutamente independiente y personalizado» para cada monasterio. La idea es que cada centro sea financieramente autosostenible, con la gestión de sus pertinentes ingresos y gastos. Es decir, pretende «liberar a los bienes patrimoniales monásticos de valor incalculable de la dependencia económica tanto de la Iglesia como de las Administración públicas».
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