Segovia
El parón acumulado en el confinamiento eleva la presión que soportan las ITVSegovia
El parón acumulado en el confinamiento eleva la presión que soportan las ITVLa pandemia ha agudizado la presión sobre las Inspecciones Técnicas de Vehículos (ITV) en los meses de julio y agosto, que ya eran los que más demanda de comprobaciones recibían –es la época en la que más coches nuevos se venden– porque el atasco de ... los meses primaverales del confinamiento fue a parar a aquel verano de 2020 y el sector asume que pasará mucho tiempo hasta que esa congestión adelgace. «El problema que nos encontramos es que puedes tener meses donde es muy sencillo pasar la ITV y otros en los que hay saturación porque no damos para más», subraya Óscar Tejedor, coordinador regional de Tuv Süd Atisae, la empresa que gestiona las estaciones segovianas. No será un ajuste rápido, pues los cálculos es que pasen cinco o seis años hasta que vuelva la normalidad.
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Luis Javier González
El número de inspecciones ha ido en auge en los últimos años. Los tres puntos que hay en Segovia –Valverde del Majano, El Espinar y Cuéllar– revisaron el año pasado alrededor de 134.000 vehículos, que son unos 2.000 más que en 2021. La cifra cayó a los 120.000 en 2020, confinamiento mediante, mientras que en 2019 osciló en torno a las 125.000 inspecciones. Cuéllar abrió una tercera línea de inspección hace ahora tres años por la demanda alcista ocasionada a raíz de la pandemia de la covid, a las que hay que añadir otras dos en Valverde y la espinariega. En total, seis líneas más una unidad móvil que pasa revista por los pueblos, fundamentalmente a los vehículos agrícolas.
La previsión es que ese crecimiento de los últimos años se detenga en este ejercicio actual por un incremento de líneas en Valladolid, que está absorbiendo vehículos que antes iban a Cuéllar. «Si estás saturado, los vehículos se van a otra provincia, sobre todo si hay una autovía que te lleva allí en 25 minutos», apunta Tejedor, quien calcula que un plazo aceptable de espera son «un par de días o tres». «A partir de ahí ya hablamos de saturación», hace hincapié.
Ante este diagnóstico, el coordinador no cree que hagan falta más líneas. «El problema es que no están bien distribuidos los vehículos», aclara. La receta para un mejor reparto es sencilla: tiempo. «Si tengo que pasar el 25 de agosto y hay dos semanas que no puedo pasar la ITV, me voy de vacaciones, no utilizo el coche y lo desplazo a septiembre. Con los años, volverá a lo que teníamos antiguamente». Eso obliga a organizar las vacaciones del personal en periodos de mucha afluencia, un simple ajuste. «Las estaciones tienen una capacidad; por mucho más personal que tengas, es imposible», incide Tejedor.
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134.000 vehículos revisados
en las tres estaciones de ITV que hay en la provincia de Segovia
La invasión de Ucrania ha ralentizado la venta de vehículos nuevos. La consecuencia es que el parque es más viejo y, por tanto, requiere más inspecciones que un coche recién comprado, exento en sus cuatro primeros años. El periodo de espera para adquirirlos también suma. «Si mi coche tiene 15 años y tengo que esperar un año para que me den el nuevo es otra inspección más». La tendencia es a sustituirlo por uno de segunda mano que está en plazo de ITV. Por tanto, la flota no se reduce o no se rejuvenece lo suficiente para aliviar la presión sobre las estaciones.
El contexto de apretarse el cinturón también lleva a postergar el mantenimiento de los vehículos. «Las personas que cuidan su coche lo siguen haciendo porque son conscientes de que es un peligro llevarlo en malas condiciones; pero hay mucha gente que lo usa poco y solo lo cambia si le mandas hacerlo, no se va a anticipar porque no sabe si le va a hacer 2.000 o 5.000 kilómetros», detalla el coordinador regional de Tuv Süd Atisae.
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Las estaciones segovianas tienen diferente tipología. Cuéllar es más de paso, con mucho vehículo pesado; por su parte, Valverde tiene más turismos, pero suma otros vehículos como los autobuses, y El Espinar, que no tiene demasiados camiones porque suelen ir a ITV cercanas a autovías, se caracteriza por turismos de un viajero más itinerante, con segundas residencias.
El porcentaje medio de rechazo en las inspecciones está en torno al 20%. En los vehículos más nuevos, las complicaciones vienen por las averías electrónicas. Las principales causas del suspenso son neumáticos, luces o contaminantes. El consejo para que el usuario no tenga que volver es «sencillo», subraya Óscar Tejedor, coordinador regional de Tuv Süd Atisae: «Llevar un mantenimiento al día, hay un montón de profesionales. El problema es que solo vamos al taller si nos manda la ITV. Hace quince años, cualquiera que se iba de vacaciones pasaba por el taller, eso se ha perdido», apostilla.La propia inspección es un reto de comunicación entre el operario y el conductor en una cadena en la que cuenta cada segundo. Ese equilibrio entre eficacia y empatía. «Eso depende de las personas. Tengo gente que, vayan despacio o vayan rápido, tratan mejor a los clientes. No todos son iguales, pero si hay quejas de un inspector siempre son los mismos, es su forma de ser, tanto de él como del usuario, porque hay gente a la que sienta mal cualquier cosa porque ya vienen nerviosos», expone Óscar Tejedor. Su primera respuesta cuando recibe una queja es que el trato de una persona no es extrapolable a toda la estación.
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