La 'paella del verano' visibiliza una vez más la labor de Apadefim

Para la asociación, las actividades como la comida de verano o la famosa marcha de octubre no sirven para recaudar grandes cantidades de dinero. «Aquí sale lo comido por lo servido», describe. Pero la realización de estos actos solidarios hacen de escaparate para el público de la provincia. «Aquí parece que si no te ven no existes y nosotros necesitamos ser vistos con el objetivo de llevar a cabo actividades que permiten a las personas de Apadefim poder completar la plena integración social y participación comunitaria», añade.

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Esta comida, que se celebra cada año durante la segunda quincena del mes de julio, se ha afianzado en la Granja durante los últimos diez años tras varias ubicaciones por Segovia capital y provincia tras surgir como una iniciativa para celebrar el final del curso de la entidad social. «En la actualidad no hay un curso, sino que se ha convertido en un centro especial de educación», sostiene. De esta manera la organización lleva a cabo esta actividad con el deseo de congregar a los familiares y amigos en torno a un actividad distinta en la época veraniega. «Es un orgullo cada año poder reunir a la gran familia de Apadefim en este entorno que nos rodea», declara Maxi Viloria.

La paella fue elaborada por la Asociación de Cocineros de Segovia, una colaboración que se lleva produciendo desde los inicios de esta comida. En este caso, el presidente de Apadefim ha querido mandar un especial mensaje a todos los profesionales que lo elaboran «con tanto cariño, esmero y profesionalidad». Además se ha rendido un especial homenaje al cocinero Ángel Contreras 'Jarritas', fallecido el pasado mes de abril. «Nos estará echando el arroz desde el cielo», declaraba Maxi durante la presentación frente al público.

Se aprovechó esta actividad para rendir un sencillo homenaje a las personas con discapacidad intelectual que, atendidas en los diferentes centros y servicios de Fundación Personas, cumplen 65 años de edad en 2024. La cita estuvo acompañada de actividades antes y después de la comida. Todo ello amenizado con música, lo que hizo de la pradera granjeña un lugar perfecto para la celebración de un evento entre amigos y risas.