La ordenanza de vertidos entrará en vigor en la ciudad antes de 2027

«Es una medida necesaria que hay que abordar cuanto antes», matiza el concejal de Obras, Servicios e Infraestructuras, Miguel Merino. En vista a los últimos colapsos acaecidos en colectores de la ciudad en los últimos meses, como es el del río Eresma y el de la Casa de la Lectura, el edil adelanta que el reglamento municipal entrará en vigor antes de 2027. En el último caso citado, el principal problema que se ha visto es que «los pozos estaban atascados con grasas que parecían sopas de ajo», ejemplifica. Se refiere a la solidificación de los aceites que se solidifican hasta convertirse en jabón.

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Ante ello, Merino confirma que ya ha habido algún avance en la planificación del marco normativo, en referencia al control y gestión de los vertidos. Sin embargo, «estamos viendo alguna dificultad en el régimen sancionador, ya que tenemos aprobado un reglamento de sanciones unitario para el Ayuntamiento y hay que ver cómo lo adaptamos a esta ordenanza concreta». El objetivo es evitar caer en incoherencias de reglamentación.

No obstante, lo que sí tienen claro es que van a obligar a la hostelería a que haga sus propios controles. «Cuanto menos aceites y grasas se viertan a la red, esta será más eficaz», señala. El presidente de la Asociación Hostelería y Turismo de Segovia (Hotuse-AIHS), Jesús Castellanos, ha advertido que los negocios del gremio ya depositan «absolutamente todos los residuos grasos en barriles homologados desde hace años». Explica que este es un servicio gratuito y obligatorio que se debe cumplir. «Tenemos inspecciones que nos vigilan, cada semana que vienen a recoger los vertidos nos sellan un papel», destaca.

Por otro lado, el presidente de los hsteleros reconoce que la entrada en vigor de una ordenanza de vertidos está desde hace tiempo sobre la mesa. Por tanto, no sorprende que «casi todos los establecimientos de nueva licencia hayan tomado medidas para controlar los vertidos», dice. A su juicio, una de las primeras soluciones por las que se apostó fue que los restaurantes cerrasen el depósito de vertidos en cada sumidero de los grifos, para evitar que el aceite se acumule en ellos. «Hay que pensar que esto no deja de ser un gasto importante. Si nos piden que sea obligatorio, el Ayuntamiento tendrá que ayudarnos con alguna subvención», concluye Castellanos.