Segovia

Oasis, el piso de Cáritas para ensayar una vida en comunidad

Su nombre, Oasis, no es casual. «El hogar es nuestro oasis de descanso, ellos no lo tienen. Es un lugar donde estar tranquilo, relajado y caliente. Donde pueden tomarse un café, unas galletas, leer un libro o buscar cosas por internet. Lo que todos hacemos en casa», subraya Ana Calle, educadora del Programa de Personas sin Hogar de Cáritas. El espacio abrió a finales de octubre, coincidiendo con el día internacional de las personas sin hogar. La idea inicial era abrir martes y jueves de 9:30 a 11:30 horas, un horario modesto «por tantear un poco el terreno». Pero la buena acogida ha ampliado su alcance y ya funciona de lunes a viernes de 9:30 a 14:30. «Les ha gustado el espacio, están aquí tranquilos».

Oasis cuenta con una decena de inquilinos fieles desde su apertura. Gente que acudió a Cáritas para solicitar ayuda por no tener hogar. Uno de los primeros recursos es el comedor social. Acudir al piso es un paso más hacia una vida normalizada para personas que han recorrido buena parte de ese camino. «Son personas con las que estamos trabajando con el objetivo de salir de la situación de calle. Cuando vemos que está funcionando bien y tiene un proyecto de vida, se le ofrece, sobre todo para que no esté toda la mañana dando vueltas por la calle sin nada que hacer». Desde casos que llevan poco tiempo en el sistema –un mes– pero tienen buena iniciativa a otras con las que la ONG lleva trabajando tres años. «Hay procesos de idas y venidas, pero esto les ayuda a seguir conectados con nosotros y seguir avanzando».

Las circunstancias personales son un mundo. «Hay gente que está durmiendo en la calle, en coches, en viviendas okupa…». Hay algún caso que tiene techo –inquilinos de los pisos de indomiciliados del Ayuntamiento–, pero es precario. En el momento en que consiguen un hogar estable, abandonan el programa y su seguimiento lo lleva Atención Primaria. Oasis es una especie de ensayo de normalidad. «La característica del espacio es la libre elección. Ellos deciden si hoy les apetece leer un periódico, un libro, jugar juntos a un juego de mesa o ver una película». Una voluntaria pasa un rato con ellos cada mañana e incentiva que haya una conversación más fluida. El número de residentes diario oscila habitualmente entre dos y seis.

Es un proyecto en construcción que Cáritas sigue acondicionando, por ejemplo, con algún mueble más. «La idea es que ellos adquieran habilidades de vida diaria. Por ejemplo, organizar la limpieza». Y la calefacción, una garantía en pleno invierno. En el banco de libros, destaca la novela: uno de ellos está leyendo El Quijote. Oasis ha servido para talleres como cocina –triunfó un revuelto de setas reciente– y extender su programa de ocio a la bolera o conciertos. El piso cuenta con ducha, aunque lo habitual es que usen ese servicio en el comedor social, que también tiene lavandería. «La higiene es uno de los puntos en los que más incidimos. Forma parte del propio proceso de inserción y de su capacidad de socialización».