Riada de turistas entremezclados con transeúntes segovianos en la pasada Semana Santa. A. de Torre

Los números del turismo en Segovia: por cada vecino, 27 viajeros

La capital segoviana tiene la mayor proporción de Castilla y León de visitantes recibidos por residente

Miércoles, 29 de enero 2025, 07:17

¿Sufre Segovia una masificación turística? La pregunta, según el barrio y a quien se pregunte, obtiene distintas respuestas. Hay quienes comen de ello y, por lo tanto, ven con buenos ojos la afluencia de viajeros. Véase, la hostelería o el comercio ubicados estratégicamente en ... los ejes más transitados. Pero también hay vecinos que lamentan la pérdida de identidad de una ciudad pensada cada vez más para los turistas y menos para sus moradores habituales.

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En el casco histórico, con la espada de Damocles de la gentrificación pendiente sobre su paisaje y paisanaje, se concentran las dos percepciones. Una, la de los residentes que reniegan de su convivencia con las avalanchas de visitantes, con los ruidos y con las arterias que en fechas punta se vuelven impracticables. La otra, la de establecimientos que sacan rendimiento a los muchos atractivos patrimoniales, históricos o gastronómicos que atraen las riadas de viajeros que recorren el corazón de la ciudad.

La objetividad retrata la realidad. Miden el pulso turístico y si el bombeo de miles y miles de visitantes es soportable o no para las arterias vitales de una urbe envejecida que, a fecha de 1 enero de 2024, contaba con una población residente de 51.525 habitantes, un 1% más que la empadronada un año antes.

La ocupación media de los hoteles segovianos fue superior al 57% en 2024, según recoge el INE

Las cifras que maneja el grupo municipal Segovia en Marcha hablan de una afluencia anual de 1,4 millones de turistas. Así viene recogido en el contenido en la propuesta de modificación del reglamento de taxis. Su portavoz en el Ayuntamiento, Guillermo San Juan, es una de las voces más críticas contra la turistificación de la capital. «Está muriendo de éxito», lamenta el edil. Este efecto se produce cuando «la dinámica turística se come la ciudad», algo que está ocurriendo y que va a más, alerta.

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A tenor de esos números, la llegada de viajeros es veintisiete veces mayor que la población censada. O dicho de otro modo, a cada vecino empadronado le 'tocan' veintisiete turistas al cabo de un año. Es equiparable a abarrotar 2.863 aforos como el que dispone el teatro Juan Bravo; o multiplicar por 466 el lleno hasta la bandera que puede albergar el estadio municipal de fútbol de La Albuera. Es como si a lo largo de doce meses pasan por la capital segoviana países enteros como Trinidad y Tobago, Baréin, Guinea Ecuatorial o Estonia.

Además, casi cuadruplica la proporción resultante en otras capitales de la comunidad. La segunda es León, con 7,5 visitantes por cada residente. Ávila y Salamanca van después, con siete turistas por vecino. En el extremo contrario se sitúan Valladolid, con dos viajeros por cada habitante, y Palencia, con tres por cada empadronado en la capital.

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Pero no todos de esos visitantes hacen noche. En ese contigente caben visitantes de ida y vuelta. Grupos que desembarcan del autobús, se apresuran a ver los principales monumentos y a sacar las fotografías acreditativas del viaje exprés en el que recorren el Acueducto, la Catedral y el Alcázar. Tal como vienen, se van, con alguna bolsa en la que se llevan un recuerdo gastronómico o un souvenir comprado a la carrera. Se montan de nuevo en el autocar y regresan a los centros de operaciones vacacionales que tengan contratados estos grupos.

Luego, hay viajeros que ni tan siquiera catan la cocina segoviana. No pisan los comedores de los restaurantes, si acaso toman algo liviano en una barra; pero a la hora de llenar el buche sacan su bocadillo o el túper.

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También hay visitantes que se decantan por otras formas de alojarse que no son los hoteles. Desde casas rurales en los pueblos hasta viviendas de uso turístico, cuyo parque prolifera y aumenta cada año en la capital segoviana, con inmuebles en activo y más plazas disponibles.

La localización preferida para poner en marcha estos establecimientos es el casco histórico de la ciudad. El 'boom' de este formato ha detonado el fenómeno de la reconversión de edificios y locales con la intención de arrendarlos a viajeros. Así, este escaparate de alojamiento se ha disparado hasta rondar las 4.700 plazas en la provincia.

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Preocupación social

Este auge ha encontrado la preocupada réplica de vecinos del recinto amurallado de la capital segoviana; de instituciones como la Real Academia de Arte e Historia de San Quirce, así como de formaciones políticas en el Consistorio como Segovia en Marcha o Izquierda Unida, que alertan de la ola de «turistificación» que se extiende por el casco antiguo engullendo locales tradicionales abocados al cierre y expulsando a habitantes, muchos personas mayores, que se van quedando sin los servicios y comodidades que antes les brindaba el barrio.

Otra vez los números alumbran una nueva conclusión. Aunque menos de la mitad de los turistas eligen hoteles para pernoctar, estos establecimientos siguen siendo la opción preferida de estancia por delante de modelos más recientes y en boga como los pisos turísticos o las viviendas autorizadas y habilitadas para acoger turistas. El viajero nacional ha impulsado las ocupaciones y los negocios.

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La cifra

549.967 viajeros

que hicieron noche a lo largo de 2024 en hoteles segovianos, según el informe de pcuación hotelera del INE.

En el conjunto de una anualidad, también son los favoritos frente a las casas rurales. Así se desprende de los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) a través de la Encuesta de Ocupación Hotelera al cierre del pasado año. El pasado curso 2024 bajó la persiana con un total de 549.967 viajeros que pasaron al menos una noche en alojamientos hoteleros.

La asignatura pendiente de estos negocios continúa siendo la duración de la estancia, aunque han ido mejorando las estadísticas en los últimos tiempos. Esto tiene su reflejo en que presentan la proporción más ajustada, por ahora, entre oferta y demanda. Así se deduce de las ocupaciones que recoge el organismo estatal. Al acabar el año pasado, la media fue superior al 57%. Solo dos meses bajaron el nivel de ocupación por debajo de la mitad de las plazas disponibles. Fueron enero y febrero. El resto estuvo por encima. Destacan agosto y septiembre, cuando los viajeros que pernoctaron en los hoteles coparon de media dos de cada tres camas.

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En los fines de semana, estos resultados mejoran. Según pone de manifiesto la Coyuntura Turística Hotelera del Instituto Nacional de Estadística correspondiente al último ejercicio, los hoteles de Segovia elevaron sus ocupaciones hasta alcanzar una media que roza el 70% durante los sábados y domingos. El mes más atractivo por la demanda de habitaciones y camas fue octubre, con el 77% de las estancias disponibles reservadas. Le siguen septiembre, con un 76%, y junio con un 74% de ocupación. Esta vez solo se da cuenta de un mes con una ocupación menor del 50%, que fue enero.

«En Segovia siempre ha habido turismo, pero ahora ya estamos en otra fase», alerta el concejal de Segovia en Marcha. Habla de turistas que se concentran en los mismos sitios y hacen la vida más incómoda. Que van a los mismos bares y hoteles, que no pernoctan. «La ciudad es para vivir, no es un parque temático», concluye Guillermo San Juan.

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Esta apreciación marida con otros avisos que lanzan distintos sectores de la sociedad. La Real Academia de Historia y San Quirce, por ejemplo, también ha expresado su inquietud por la creciente gentrificación del casco histórico de la ciudad a partir de la decisión del actual equipo de gobierno en el Consistorio de trasladar servicios y sus correspondientes plantillas al Centro de Innovación y Desarrollo Empresarial (CIDE), lo que contribuirá al vaciamiento del centro de Segovia.

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