Irene San Miguel | Psicóloga

«Es normal que alguna vez sintamos ansiedad o tristeza»

-¿Qué acogida está teniendo la difusión del programa? ¿Son receptivos los adolescentes cuando se les habla de salud mental?

-Sí, mucho. Aunque los alumnos expresan cierta vergüenza al abordar cuestiones de salud mental, ponen atención en los contenidos impartidos. Es verdad que quienes sacan más provecho son los de tercero y cuarto curso de la ESO, porque los más jóvenes están en otro punto y la información no les llega a interesar de la misma forma. La respuesta, en general, está siendo muy favorable.

-¿Qué objetivos persigue la campaña?

-El principal es que sepan qué signos de alarma anuncian una posible enfermedad mental y conozcan, por otra parte, los agentes próximos que pueden echarles una mano en caso de que necesiten ayuda. Me estoy refiriendo a profesores, familiares y grupos de iguales en el desarrollo personal de los jóvenes. Les proporcionamos información actualizada, no sesgada y orientada a la prevención de adicciones, para concienciarlos de la importancia que tiene el cuidado de la salud mental.

-Supongo que se les da una serie de claves para identificar esas señales de alarma.

-Eso es. Y les mostramos algunos factores de protección con los que van a poder amortiguar esas alarmas que podemos detectar en nuestra vida.

-¿Cuáles son esos factores de riesgo y protección?

-El programa aborda factores de riesgo como el maltrato infantil, el acoso escolar, la discriminación, el culto a la imagen, los malos hábitos nutricionales, el consumo de sustancias, las expectativas culturales y el uso inadecuado de dispositivos electrónicos. La prevención se centra en promover un estilo de vida saludable, el autoconcepto positivo, la igualdad de género, los proyectos basados en los valores y las redes de apoyo.

-Herramientas que pueden emplear para prevenir la enfermedad mental...

-Claro. Se les muestra cómo pueden sostener una red de apoyo más consistente, cómo pueden dosificar su tiempo, cómo pueden cuidar su alimentación... Entre los factores de protección ante situaciones de riesgo, el más importante es esa red de apoyo que se tenga. Hay muchas redes de apoyo (familiar, educativa, académica, social) y es fundamental que sean sólidas. Luego, en nuestra mano está cuidar la alimentación, dormir bien... En los adolescentes, las horas de sueño se ven mermadas por el uso de los dispositivos electrónicos. La visualización de pantallas antes de dormir altera los ritmos del sueño. Por otra parte, hay que saber potenciar las aficiones, dosificar bien el tiempo, buscar remansos de bienestar.

-¿Hay ahora más amenazas para la salud mental de los adolescentes?

-Las amenazas han cambiado. La exposición mediática, la circulación de datos privados en las redes sociales o la exposición a una estimulación constante constituyen una amenaza muy seria para el sistema cognitivo, igual que el consumo de sustancias. ¿Hay ahora más consumo o menos que antes? Es diferente. También influye la cantidad de dinero que cada fin de semana reciben estos adolescentes, que les permite acceder a unas cosas u otras. Y, por supuesto, el consumo responsable, es decir, si una persona sabe o no negarse a exponerse a unas conductas de riesgo. Y no me refiero solo al consumo de sustancias, sino al consumo de pornografía, de juego patológico... La amenaza de los juegos de azar es hoy mucho mayor para los jóvenes porque antes estaba más enfocada a la población adulta.

-El temprano acceso a la pornografía es muy preocupante.

-Sí, porque la media es de ocho o nueve años. Es un acceso temprano y generalmente accidental. Y ocurre que muchas veces esta información tan peligrosa y perjudicial se adelanta y cuando abordamos con ellos la educación sexual de una manera formal, estructurada, nos encontramos con una montón de problemas porque creen que las relaciones sexuales tienen que ser de una manera que, en realidad, no es tan prevalente.

-¿Qué problemas de salud mental suelen darse entre los adolescentes?

-Sobre todo los relacionados con la ansiedad, pero también hay problemas del estado de ánimo y la conducta alimentaria. La presión del exterior, el no querer decepcionar, el querer llegar a todo y tener que reducir su vida social, cuando en esas edades es tan importante para ellos... Todos son factores que influyen en el estado de ánimo.

-¿Qué grado de culpa tienen las redes sociales en esa ansiedad?

-Ellos me lo relacionan siempre con cuestiones académicas, exámenes, etcétera, no con las redes sociales. Las redes constituyen una estimulación que les resulta muy agradable. No obstante, no deben alarmarse por sentir ansiedad, porque la ansiedad o la tristeza son emociones por las que todos tenemos que transitar alguna vez en la vida. Y es lógico que si tienes un desafío delante de ti, como un examen, o has recibido una mala noticia, reacciones acorde a ello y sientas ansiedad ante el examen y tristeza ante la mala noticia. Debemos preocuparnos cuando esto se cronifica, desconocemos el motivo, las cosas empiezan a agravarse y el sentimiento es cada vez mayor, más intenso. Conviene no alarmarse cuando la ansiedad llega. El malestar forma parte de nuestra vida.

-¿Y cómo se controla esa ansiedad?

-Depende de cada uno. Normalmente se dispara ante estímulos diferentes en función de la situación de cada persona, y las técnicas que se utilizan para controlarla dependen de cómo se reaccione.