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Tienda de ropa en un pueblo de la provincia de Segovia. El Norte

Provincia de Segovia

Los negocios del medio rural, ahogados por la inflación, buscan fórmulas para subsistir

Los pequeños comercios se ven más afectados al tener que asumir los mismos costes y, en muchos casos, una disminución de la rentabilidad

Mónica Rico

Segovia

Lunes, 19 de febrero 2024, 08:22

Vivir en un pueblo, en muchas ocasiones, no es fácil, y entraña dificultades por la, cada día más acuciante, despoblación y la falta de servicios, o el tener que desplazarse para llegar a ellos. Además, los pequeños negocios que en ellos se instalan y tratan ... de suplir esas carencias, no son ajenos al resto de problemas que también se detectan en las grandes ciudades, como es la inflación, ya que los precios suben por igual en las grandes urbes que en las pequeñas localidades de la provincia de Segovia.

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Es cierto que todos los negocios se han visto afectados por el aumento de los precios registrado en los últimos meses, especialmente en el último año, pero los pequeños comercios en general, y los del mundo rural, en particular, suelen verse más afectados, al tener que asumir los mismos costes y una disminución de la rentabilidad. En ocasiones, incluso el autónomo disminuye sus ganancias para que la subida de los precios repercuta lo menos posible a sus clientes, ajustando así los beneficios, aunque llega un momento en que la situación ya no se puede mantener.

Así lo apunta Andrés Tejedor, responsable de la gasolinera Andrés Tejedor e Hijos, ubicada en Fuentepelayo, un pequeño negocio que trata de mantener gracias principalmente a las empresas ubicadas en el pueblo y a los propios vecinos. Desde allí no son ajenos a los problemas, pues «cada día hay más competencia, cada día ganas menos y llegará un momento en el que tendremos que cerrar», asegura.

Fachada de un supermercado en Riaza. El Norte

La suya es una gasolinera autoservicio de 24 horas, con lo que se trata de poder ofrecer el servicio en cualquier momento en el que se necesite. Sin embargo, la competencia de precios con la proliferación de este tipo de negocios de bajo precio y las grandes cadenas, que pueden ajustar mucho más el importe que cobran por cada litro de combustible, hacen que este tipo de negocios se encuentren casi al límite.

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Los costes «están desbordados», asegura Tejedor, que señala que, en lo referente a logística de transporte no salen perjudicados por encontrarse en el medio rural, por lo que los problemas como la inflación afectan prácticamente por igual a un negocio de este tipo situado en una ciudad que en un pueblo, aunque la situación no es fácil, «estamos al límite», apunta. Tampoco nota gran diferencia entre la inflación en la ciudad y en el medio rural Olga Haro, la responsable de Hada Haro, una tienda de artesanía ubicada en Pedraza. Conocedora de que su negocio no es de primera necesidad, está concienciada y acostumbrada a los problemas, en los que la inflación es uno más.

En su negocio le afectan las subidas de los insumos, al igual que al resto de negocios, pero no por ello tiene que subir más los precios que en una gran ciudad. «No hay mucha más diferencia», detalla, explicando que su caso es muy particular, pues los proveedores no acuden hasta Pedraza, sino que es ella la que se desplaza para adquirir los materiales con los que luego realiza sus trabajos. Por ejemplo, es ella misma la que compra el vidrio para elaborar distintos productos artesanos realizados con mimo, y ahí sí que ha notado diferencia, pues «ha subido muchísimo, pero no por estar en un pueblo me ha subido más», explica, apuntando que nota la inflación al igual que cualquier otro negocio, más allá de su ubicación.

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Bastante diferente es el caso de la alimentación, un bien básico, al que no se puede renunciar, y donde la inflación se ha notado de forma especial, destacando las subidas en algunos productos y cómo los pequeños comercios no pueden comprar al mismo nivel que las grandes superficies, en cuanto a cantidades se refiere, por lo que no pueden obtener los mismos precios y descuentos, y por lo tanto tienen que encarecer sus productos.

En las ciudades, donde hay más oferta, «se nota mucho más la guerra de superficies», asegura Álvaro de las Heras, propietario de un pequeño supermercado en Riaza, una tienda de alimentación con toda la variedad de productos, excepto fresco (no vende fruta, verdura, pescado, ni carne). En concreto en la localidad, hace algunos meses se ha instalado una nueva superficie que «sí que se ha notado», e incluso ha habido algún negocio que ha tenido que cerrar sus puertas el pasado 31 de diciembre.

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Al estar en el medio rural, en su caso «sí que nos vemos perjudicados, tenemos los costes más caros en algunos productos», señala, aunque en su caso concreto forma parte de una pequeña cadena, con la que hace pedido «y se portan bien con nosotros». Apunta que esto es algo que siempre ha ocurrido, a más volumen de compra, el precio es más barato, «eso es lo normal», asegura.

Gasolinera en Fuentepelayo. El Norte

Otro de los problemas para los comercios del medio rural es la compra por internet, que en el caso de la alimentación, en los pueblos, es menos habitual. Al menos en Riaza apenas existe, sino que «se nota mucho más en ropa o en productos como electrodomésticos», explica De las Heras, que además tiene un amigo y cliente con una web de venta de estos productos y conoce que en las ciudades es más habitual, pero en su localidad aún no se opta por ello, y es que, «no es lo mismo ir a la compra, que tú ves el producto, lo que quieres, faltan especificaciones y detalles».

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También se han visto afectados por la inflación los bares y restaurantes, como Los Mellizos, en Carbonero el Mayor, donde desde el pasado 1 de enero han tenido que subir los precios del menú diario y los de la barra, puesto que ese mismo día «vinieron ya con subida las cervezas», según detalla Santiago Rubio, responsable del establecimiento, que asegura que en el medio rural se nota más. Una subida que se realiza «siempre con mucho miedo, pero hay que subirlo, porque si no, no es sostenible».

En ocasiones, el autónomo disminuye sus ganancias para que la subida de los precios repercuta menos a sus clientes

Una subida de precios que viene derivada de los aumentos de la materia prima. En su caso, se especializan en comida típica segoviana, donde no pueden faltar cochinillos y lechazos. Rubio asegura que antes de las pasadas navidades recibió muchas llamadas preguntando por el precio, y «sí que se ha notado que se ha pedido menos», y, aunque ha estado más caro de lo habitual, no ha sido un aumento 'exagerado', detalla el hostelero. «No por estar en un pueblo tiene más costes, ya que la luz, el gasóleo o la seguridad social, entre otros, aumentan igual para todos».

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En su establecimiento ha notado también cómo esto afecta a los trabajadores, pues muchos tienen que salir a comer, y en muchos casos han cambiado el menú por un bocadillo en la barra, o un café y un pincho de tortilla, lo que comprende.

Tampoco son ajenos a la inflación y otros problemas los pequeños negocios de moda situados en el medio rural, tal y como detalla María Eugenia García, propietaria de El Ropero de las Hadas, una tienda de ropa infantil ubicada en Cuéllar. Aunque se sitúa en uno de los municipios más grandes de la provincia y se ve beneficiado por ser cabecera de comarca, la facilidad que tienen los vecinos del municipio para desplazarse a las ciudades, donde las cadenas realizan ofertas contra las que no pueden luchar.

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El coste de la vida se ha notado de manera muy especial en la alimentación, un bien básico

También, y en gran medida, se ven afectados por la venta por internet, ya que cada vez son más quienes tienen acceso a las nuevas tecnologías y aprovechan el comercio electrónico para realizar sus compras de moda. María Eugenia García, al igual que otros muchos establecimientos, busca fórmulas para atraer a clientes, donde no faltan ofertas en la época de rebajas, una sección 'outlet' en cada temporada, o sumarse a todas las campañas que se ponen en marcha desde el Centro de Iniciativas Turísticas y otras entidades con el fin de que los vecinos apuesten por el comercio de proximidad, con fortalezas como un trato cercano, amabilidad y consejos, con los que las compras por medios electrónicos no cuentan.

El turismo rural, clave para la supervivencia de muchas empresas en los pueblos

Los negocios que se sitúan en el medio rural viven tiempos complicados, debido a multitud de factores. Acumulan una crisis tras otra, desde la del envejecimiento de la población hasta las subidas de la inflación, a lo que se suman otros factores que cada vez hacen más mella en ellos, como la venta por internet.

Sin embargo, el auge del turismo rural que se vive desde hace unos años, ha hecho posible que algunos de ellos puedan subsistir o sobrevivir, una cuestión que no afecta en demasía a comercios de ropa, pero que sí que ayuda a bares, restaurantes o tiendas de artesanía, que encuentran entre los visitantes de los pueblos a sus más fieles clientes.

El crecimiento de los alojamientos de turismo rural por distintos pueblos de la provincia, ha conseguido que muchos pequeños bares, de los que abren a diario o solo los fines de semana, puedan continuar ofreciendo su servicio a sus habitantes, y la restauración de edificios como la iglesia de Fuentes de Carbonero, ha supuesto un importante impulso para el turismo en Carbonero el Mayor, donde cada año alberga a cientos de visitantes de todo el mundo llamados a visitar la primera iglesia del Camino Neocatecumenal. Polacos, italianos, americanos y también españoles pasan a diario por el templo y hacen parada en la localidad, tal y como detalla Santiago Rubio, del restaurante Los Mellizos. Ello a pesar de las cancelaciones por la guerra en Israel, ya que también muchos extranjeros optan por paquetes que unen Tierra Santa y España, lo que ahora les ha perjudicado.

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