Mientras el fútbol cuida que los jugadores vuelvan de las fiestas navideñas sin kilos de más y con la grasa justa, el balonmano evalúa el músculo. La clave para la plantilla del Nava para mantener el tipo en mes y medio sin competición es el ... trabajo de fuerza, pues en su deporte es un pilar, tanto en el tren superior como en el inferior. Frente a otros deportistas, la crónica de su entrenador, Álvaro Senovilla, es que sus jugadores pecan por defecto; es decir, comen menos, pierden músculo. «Los futbolistas tienen parámetros diferentes, recorren muchos kilómetros. Nosotros tenemos que alimentar los músculos. Son jugadores muy grandes, con un gran gasto. Intentan quitarse de muchas cosas con esa idea que tiene la gente de que 'se ponen gordos'. Aunque no compitan, tienen que meter esa energía». Es la metáfora del equipo, que quiere mantener su musculatura tras una primera vuelta con 15 puntos, en mitad de tabla y con un colchón de 10 con el descenso.
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Tras 18 días sin tocar balón, el Nava volvió el lunes a la pista y empezó un bloque de cuatro semanas de trabajo en grupo de cara a llegar en las mejores condiciones al primer partido de la segunda vuelta, la visita del Granollers a tierras segovianas el sábado 3 de febrero a las 20:00 horas. La primera semana ha consistido en la mera adaptación a la pista. «Vienen de un parón largo, la pista es agresiva y se trata de coger de nuevo las sensaciones de balonmano», explica Senovilla. La próxima semana servirá de recordatorio táctico, desde los sistemas al uso del vídeo. La siguiente, de previa competitiva, con un amistoso en Cuenca el miércoles 24 –el único de su pretemporada invernal– de cara a preparar la vuelta a la competición en la última semana del mes.
El grueso del equipo estuvo alejado de las pistas tras acabar la primera vuelta con signo de exclamación, una remontada de seis goles ante Anaitasuna, la quinta victoria en siete partidos ante su parroquia. Pero otros han recibido sobredosis de selección, como los eslovacos Tomas Smetanka y Jakub Prokop o los argentinos Gonzalo Carró y Andrés Moyano, que regresará el día 25. «Han tenido bastante trabajo, además», resume Senovilla, que dio tres días de descanso a los otros tres, que se incorporaron el jueves a los entrenamientos. «En líneas generales están bastante bien».
La falta de descanso de los internacionales es un factor crucial de cara a evitar el desplome de 2022, provocado por los problemas físicos de Moyano y Prokop. «Hay una planificación global», subraya el técnico, que toca madera, pero pone en valor que el grupo ha evitado lesiones graves, con periodos de estrés como una fase de tres partidos en diez días. Con todo, la prioridad es que los internacionales sirvan al club, no a su selección. «Lo primero son las necesidades del equipo, pero nosotros siempre decimos que las planificaciones están para mandarlas a la basura».
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Un parón así da al cuerpo técnico tiempo para analizar detalles, así que son días de carga lectiva para el segundo entrenador, Carlos Villagrán. «Estamos analizando nuestra tendencia, qué aspectos tenemos que retocar. Cómo asimilan los jugadores algunas cosas que vamos introduciendo a lo largo de la temporada. Es para enriquecer». Por ejemplo, si la dinámica al contragolpe cuando está Smetanka de central es extensible a otros dibujos. Cómo rinde el equipo cuando el eslovaco comparte pista con Borja Méndez. O los números cuando hay dos zurdos defiendo. «Hay muchas situaciones. El balonmano tiene la riqueza táctica que cada uno le quiera dar y nosotros somos muy analíticos. Como corregimos el juego cada semana, nuestros jugadores tienen mucha capacidad de asimilación».
La evaluación general es muy buena. «No podemos no estar contentos con el trabajo de los jugadores. Aun llevando un bagaje menor de puntos, lo estaríamos igual». Pero hay que mantener el músculo, también el táctico. «La Asobal es una liga uy exigente a nivel de juego. Cada equipo te demanda algo diferente y no seríamos capaces de puntuar si no nos adaptamos cada semana». El Nava no baja la guardia.
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El técnico del Nava, Álvaro Senovilla, desmiente el tópico de que el parón es una mala noticia para un equipo que está en racha, como el suyo, que sumó 9 de los últimos 12 puntos en juego. «Nosotros buscamos objetivos más pequeños. Sacar cuatro puntos de estos tres partidos. Venga, que ya nos queda solo uno y nos vamos de vacaciones. Jugamos con el calendario como puesta a punto mental». Su filosofía de intensidad sin límites, de angustiar a rivales que pegan un bajón en el último tercio de partido, es la base de su buena salud. «Somos capaces de aguantar, creemos mucho». Preparación física para llevar al oponente al límite.Y para evitar lesiones. La única lesión de relevancia de la primera vuelta fue Dani Palomeque, que tuvo que pasar por quirófano porque se me desplazó una placa en el tobillo de una intervención anterior. Tras una ausencia de tres meses, la pretemporada invernal es perfecta para él. «Está volviéndose a sentir jugador de balonmano. El equipo está muy avanzando ahora mismo y él tiene que ir poquito a poco. Se tiene que adaptar al equipo y a la categoría porque prácticamente no ha podido jugar nada». Será una integración que el Nava asume sin ninguna presión por el buen nivel de los dos extremos con los que comparte posición; Andrés Vila y Francisco Ahumada, una de las grandes noticias del curso. «No es algo que nos preocupe especialmente; ni a nosotros ni a él. Tener a un jugador recuperado siempre es motivo de alegría».
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