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Hay una treintena de ejemplos del patrimonio cultural de Segovia que están a punto de desaparecer. Son edificios o conjuntos monumentales con siglos de historia que, después de pervivir hasta la actualidad, no tienen un futuro asegurado. La escasa capacidad económica de los propietarios para ... afrontar los costes de una rehabilitación íntegra auguran los peores resultados para decenas de iglesias, palacios, iglesias o monasterios que ostentaron gran renombre en el pasado. La mitad de los bienes que están en peligro de extinción son religiosos y están situados en municipios de menos de 250 habitantes.
El avance del tiempo hace estragos en las riquezas patrimoniales segovianas hasta el punto de que muchas de ellas están a día de hoy en riesgo irreversible de desaparición. La inexistencia de labores de mantenimiento y conservación, el expolio o los actos vandálicos han contribuido a deteriorar decenas de edificios que ahora ven su supervivencia amenazada. Así lo pone de manifiesto la Asociación Hispania Nostra a través de su Lista Roja, una herramienta que recopila aquellos bienes en peligro.
29 bienes patrimoniales
de la provincia se incluyen en la Lista Roja de Hispania Nostra por su riesgo de desaparición debido al mal estado de conservación.
No se trata de un inventario, sino de un instrumento participativo que hace públicos los avisos ciudadanos dirigidos a visibilizar o concienciar sobre el mal estado de conservación de los monumentos a escala nacional. Segovia roza la treintena de ejemplos patrimoniales ruinosos o gravemente deteriorados. El primero de los bienes que entró en la lista lo hizo en 2007 y el último, a finales de 2024. Únicamente hay tres edificios que han logrado salir de ella en este lapso temporal gracias a los proyectos de recuperación ejecutados.
Son excepciones puntuales a la regla, ya que hay un total de 29 símbolos patrimoniales de Segovia que permanecen a la deriva de la destrucción. Todos ellos cumplen unos estrictos requisitos referentes a su valor, relevancia social, situación de abandono y vulnerabilidad. También se evalúa el nivel de protección, ya que algunos han sido declarados incluso como bienes de interés cultural, que es la distinción máxima que el Estado puede otorgar en relación al interés histórico.
Las tipologías son múltiples, aunque sobresale la religiosa, que es la que protagoniza los peores pronósticos. El 51% de los bienes patrimoniales que se han incorporado al listado de Hispania Nostra son ermitas, capillas, iglesias o conventos. Mientras que unos aguantan en pie pero han tenido que lamentar la destrucción y el expolio, otros se reducen a escombros. Sus propietarios son privados, como puede ser el Obispado de Segovia, salvo tres casos donde la propiedad es desconocida.
Este vacío existente en el título de responsabilidad a la hora de mantener en buen estado un edificio ha afectado en gran medida a la conservación de la ermita de San Isidro de Domingo García, la ermita de San Benito de Adrados, la iglesia del monasterio de San Martín del Casuar de Montejo de la Vega de la Serrezuela o las ermitas de San Miguel de Bernuy.
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El patrimonio cultural de carácter civil es el segundo que aparece con más asiduidad en la Lista Roja. Si se atiende a esta clasificación, hay propietarios que son también públicos, como sucede con el Hospital de la Magdalena de Fuentidueña o el Palacio de los Contreras, en Laguna de Contreras. El Ayuntamiento de Navares de las Cuevas ostenta la titularidad del Palacio del Marqués de Revilla, que desde 2008 se ha sometido a excavaciones e iniciativas para frenar su deterioro.
Hay pocos monumentos militares sobre los que Hispania Nostra llama la atención, pues tan solo se conoce el castillo situado en Fuentidueña y el de Fernán González, ubicado en Sepúlveda, que se constituye como el bien más antiguo del catálogo y, a su vez, el que más tiempo lleva en él. Su actual estado es de ruina progresiva por abandono. Otras de las edificaciones más vetustas son las ermitas de San Miguel de Bernuy, que no tienen fecha concreta pero datan de la época medieval.
A estos se suma el patrimonio industrial, del que se ha comenzado a dar cuenta en los últimos años. Esto se debe a que cuatro de las seis quejas públicas que se han emitido en el periodo más reciente (entre 2022 y 2024) se corresponden con inmuebles de esta tipología. La asociación en defensa, salvaguarda y puesta en valor del patrimonio hace hincapié en la inminente desaparición de algunas infraestructuras con relevancia social. Una de ellas es la estación ferroviaria de Ortigosa de Pestaño, pendiente de derribo por iniciativa de su titular, Adif. Es una decisión que ha desencadenado estos meses sendas protestas vecinales.
El molino de Gamones, en Palazuelos de Eresma, es otro bien considerado patrimonio que se encuentra en «semirruina». La misma suerte ha corrido el esquileo y lavadero de Rancho Alfaro o de Puertas, ubicado en Santo Domingo de Pirón; así como las Casas de Esquileo de Trescasas, de las que tan solo se mantienen en pie algunos muros con ventanales.
La iglesia de la Virgen de Agejas de Cabañas de Polendos, de la que apenas se conserva una parte exterior, como es la espadaña; o el órgano barroco que custodia la parroquia de Fuentesaúco de Fuentidueña completan la lista de bienes que han sido reconocidos recientemente por su riesgo de desaparición. El instrumento sufrió daños a raíz de las reformas ejecutadas en el interior del templo a finales del siglo XX, lo que impidió además su uso, especifica Hispania Nostra. Sin embargo, «su rehabilitación aún es posible», añade.
La reversión del deterioro es en la mayoría de los casos un desafío al que aspirar, pero el procedimiento para lograrlo es complejo y requiere un importante esfuerzo inversor. Los vecinos de Fuentesaúco de Fuentidueña iniciaron una campaña de micromecenazgo en un intento de recaudar fondos para salvar su órgano, a la vez que los de Sebúlcor han puesto en marcha una recogida de firmas para exigir a la Junta de Castilla y León la consolidación de las ruinas del convento de la Hoz, enclavadas en el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón. Por el momento ninguna propuesta ha dado sus frutos.
Los municipios de Cuéllar y Sepúlveda concentran el 20% del total de bienes incluidos en la Lista Roja, a los que se suman Segovia capital -con la Casa Buitrago y la capilla del Hospital Convalecientes- y Fuentidueña, con dos inscripciones, respectivamente. Hay grandes poblaciones que aparecen en la clasificación de Hispania Nostra, como son El Espinar o el Real Sitio de San Ildefonso, pero son los pueblos menores de 250 habitantes los que más se repiten en ella. Están representados monumentos ubicados en municipios de 241 empadronados -Armuña o Sebúlcor-, pero también en localidades con menos de 30 vecinos, donde sobresalen Navares de las Cuevas o Domingo García.
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