Segovia

Casi la mitad de las alegaciones a la ZBE proponen incluir la calle San Gabriel

El plazo para la presentación de alegaciones expira mañana, 30 de noviembre, pero un repaso de las ya recabadas permite extraer algunas conclusiones. Al margen de la inclusión de la calle de San Gabriel, los ciudadanos exigen reducir el paso de vehículos a aquellos de cero emisiones, el traslado de las administraciones a los nuevos barrios, descuentos en los aparcamientos subterráneos y en la zona ORA, la construcción del aparcamiento de Los Tilos, el perfeccionamiento del sistema de lanzaderas y la reordenación y embellecimiento de la plaza Oriental, para alejar más el tráfico del Acueducto, entre otras propuestas. Por cierto, hay un ciudadano que apoya la peatonalización de la calle Blanca de Silos, ya anunciada por el Ayuntamiento en medio de una fuerte controversia entre vecinos y comerciantes.

Llama la atención la cantidad de vecinos, la mayoría residentes en la calle de San Gabriel, que reclaman una atención específica para esta vía. Consideran que restringir la Zona de Bajas Emisiones al casco histórico es la «opción más cómoda y menos ambiciosa que caracterizó al anterior equipo de gobierno», pues el recinto amurallado es mayoritariamente peatonal y apenas sufre los efectos de la contaminación atmosférica. Sin embargo, la calle San Gabriel «aguanta un tráfico insoportable y precisa de acogerse al decreto de ZBE» para la adopción de soluciones que los vecinos llevan años pidiendo.

Entre otras medidas, los vecinos apoyan la barajada por el propio alcalde, José Mazarías, para convertir las calles San Gabriel y Padre Claret en vías de sentido único y contrario, porque permitiría incluso crear un carril bici seguro y ensanchar las aceras para la plantación de árboles y setos perennes que mejoren la calidad del aire en una zona que arroja elevados niveles de contaminación.

Quienes residen en San Gabriel piden la prohibición del paso de autocares y de otros vehículos pesados, pues generan muchas situaciones de peligro. Como alternativa, proponen el fomento del uso de la circunvalación con una señalización apropiada. La limitación de la velocidad a 30 kilómetros por hora, la señalización con balizas luminosas de los pasos de peatones y la instalación de una unidad móvil de medición de gases contaminantes en algún emplazamiento en San Gabriel completan las sugerencias, que «encajan perfectamente como medidas a incluir en el marco del decreto de Zona de Bajas Emisiones de Segovia».

La alegación número 42 resume muy bien las razones que esgrimen los vecinos para la inclusión de San Gabriel en la ZBE: densidad muy alta de tráfico, alta contaminación ambiental y acústica, el derecho a la protección de la salud, la inseguridad que la estrechez de las aceras genera y la proximidad de la calle al entorno patrimonial del Acueducto.

En cuanto a la Zona de Bajas Emisiones propiamente dicha, ceñida al casco antiguo, las alegaciones hasta ahora presentadas hacen referencia a múltiples aspectos. Uno de los más repetidos es el coste de los aparcamientos subterráneos y de la ORA. Varios vecinos proponen dejar circular solo a los coches con distintivo medioambiental 0 y otros se muestran partidarios del traslado de los centros administrativos a los nuevos barrios para acabar al menos con el 80% de la circulación existente en el recinto.

Otra de las alegaciones expone el desacuerdo de un vecino con la medida porque genera una «desigualdad» entre los habitantes de Segovia, pues beneficia a aquellos «que tienen más dinero para adquirir un coche que les permita acceder al interior de la zona». Abundan, por otra parte, las sugerencias para que se permita el paso de vehículos de carga y descarga, de servicios públicos y hoteles y residentes, aunque también se pide acceso para aquellos propietarios que no están empadronados. Asetra, la agrupación segoviana de transportistas, reclama especial atención para los servicios de distribución de mercancías a comercios, negocios hosteleros y particulares, mudanzas, transporte colectivo de viajeros y transporte de mercancías en vehículos de más de 3,5 toneladas: obras, distribución de carburante para calefacciones, etcétera.

Otra alegación sugiere cambiar el punto de partida y llegada de las líneas del autobús urbano, actualmente en la calle Colón, alejar más los coches del Acueducto peatonalizando gran parte de la plaza Oriental y reordenar el tráfico en esta zona.

El ensayo de las lanzaderas del pasado septiembre es valorado por otro vecino, que identifica el tránsito de «gigantes autobuses diésel, siempre vacíos» con una de las principales fuentes de peligro y contaminación en el recinto amurallado. «Representan el equivalente a 490 kilómetros diarios de gran tonelaje diésel por calles estrechas, lo que destruye el adoquinado y pone en peligro a los viandantes en las estrechas y a veces inexistentes aceras». Esta alegación dice que la clave para suprimir la principal fuente de contaminación en la zona es la creación de una nueva lanzadera que debe llegar hasta Colón, tener salidas cada cinco minutos durante las horas centrales y punta y parar a ambos lados de la plaza Oriental (en el ensayo solo paró en la Loba). «Ningún autobús debería pasar ni detenerse por la antigua parada de taxis (Ochoa Ondátegui), junto al Acueducto, como sí se hizo en el ensayo», apunta. Por último, propone una distribución más adecuada de las paradas y de los horarios de los autobuses en la plaza Oriental y marquesinas adecuadas, discretas y sin publicidad. «Conviene evitar que los autobuses se amontonen a los pies del Acueducto, por el caótico espectáculo que esto produce», señala.