

Secciones
Servicios
Destacamos
Una enfermera segoviana que trabaja en el Complejo Asistencial de Segovia, de 29 años y que prefiere mantenerse en el anonimato, como muchos de los profesionales sanitarios que lucha en primera fila contra el coronavirus, afirma que «un mínimo avance» experimentado por un paciente afectado «te da vida y esperanza» para creer que «sí se puede» acabar con este virus.
Esta enfermera, retirada de su servicio habitual para atender a pacientes confirmados con coronavirus en una de las áreas habilitadas del complejo asistencial de Segovia, afirma estar viviendo algo «histórico» aunque reconoce, en declaraciones a Europa Press, que el día a día de todo el personal sanitario con el que comparte turno gira entorno a una explosión de sentimientos contradictorios.
«Es una mezcla entre motivación y desánimo», explica. «Desánimo porque ves pacientes que avanzan muy lentamente, pasan los días y no consigues ver mejoría», pero a la vez «sientes esperanza porque un mínimo avance, te da la vida». Así, relata que tenía un paciente que cuando ingresó, estuvo dos días sin abrir los ojos. Cuando los volvió a abrir por primera vez, «ese mínimo gesto anima mucho». Aunque lo mejor «son las altas, una gran motivación para ver que sí se puede».
Más información
Su servicio está distribuido en cuatro turnos de seis horas cada uno y en cada uno de esos turnos el personal sanitario está formado por dos enfermeras, dos auxiliares y un celador, además del médico de guardia. En total, atienden a 16 pacientes confirmados pero «sin criterio UCI». Es decir, personas cuya sintomatología no requiere «en principio» la realización de reanimación cardiopulmonar.
Cada turno «es una odisea» y conlleva «mucha responsabilidad» con el uso del material de autoprotección. «Son seis horas de incomodidad por los EPI, mucho agobio, calor y sed, pero no puedes hacer nada» porque se tienen que poner los equipos de protección «acorde a lo establecido por el Ministerio de Sanidad», bata, calzas, doble guante, doble mascarilla, gafas o pantalla protectora y gorro.
La enfermera segoviana reconoce que les han recomendado hacer un parón de 15 minutos por turno para descansar, pero todos han renunciado porque si salen «se gasta otro EPI» . Aunque a día de hoy no faltan, no quieren «que llegue el día en el que sí que falten». Esta situación tan extrema ha provocado que «más que nunca» estén todos «muy unidos» y no haya «distinciones entre el personal médico, las enfermeras, auxiliares o celadores».
Entre los pacientes, dice la joven enfermera, «hay mucha desesperanza», porque «están solos y aislados completamente, aunque se da algún caso que son marido y mujer los dos afectados y están «en camas contiguas». Al no permitir la entrada de familiares como medida de contención y prevención contra la propagación del virus, «hay algunos que no entienden la situación y se sienten abandonados».
Por eso, el propio personal sanitario está buscando fórmulas e iniciativas que permitan el contacto telemático con familiares. Ya han contactado con la organización sin ánimo de lucro 'Acortando la distancia', que provee de dispositivos tablet, tanto a hospitales como a residencias, para que los pacientes y residentes aislados puedan hablar con sus familias.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.