Migueláñez llora la muerte de su vecino Cristian en el accidente de la CL-605

En el pequeño municipio de la campiña segoviana la consternación es máxima. Buscan una explicación inexistente a la pérdida de un vecino muy querido en el pueblo. Trabajaba como mecánico en una empresa de maquinaria agrícola de Nieva, un oficio que le había permitido lograr estabilidad tras una vida dura.

Su padre, vecino de Migueláñez, falleció hace once años. Hasta que alcanzó la mayoría de edad, Cristian vivió con su madre en Madrid. Pero cuando cumplió los 18 decidió marcharse a su pueblo paterno, a una casa que era propiedad de su padre y que heredó al ser el único hijo. Estaba contento en Migueláñez, hasta el punto de haber preguntado recientemente al alcalde por la disponibilidad de terrenos en el pueblo. Tenía la intención de construir un garaje.

Cristian no solo trabajaba en el sector de la mecánica. Adoraba los coches. Vecinos y amigos de Migueláñez subrayan su pasión por el mundo del motor. Como gran aficionado a los 'rallies', había preparado con el tiempo un coche de carreras. También tenía un pequeño perro al que adoraba.

Asentado desde hace más de cinco años en el pueblo, era habitual verle por las calles de la localidad. «Se llevaba bien con todo el mundo. Era un chico muy formal», declara Frutos González, alcalde de Migueláñez, quien lamenta las desgracias que han azotado a la familia del joven. Además del fallecimiento de su padre, González explica que otros dos familiares directos murieron hace años en otro accidente de tráfico.

«Era una persona que era todo bondad. Una bellísima persona, muy educada, correcta y atenta», cuentan sobre Cristian vecinos de Migueláñez, donde también residen varios primos del joven.