Se ve venir, aunque todavía es muy pronto para saber qué ocurrirá. Todo está sujeto a la evolución de la epidemia y, especialmente, al recorrido que Segovia y sus zonas básicas de salud vayan trazando durante la desescalada; también, al comportamiento de la Comunidad de ... Madrid. Lo que los alcaldes del medio rural segoviano tienen claro es que, si para el verano ya está permitido el desplazamiento entre provincias, una «avalancha» de turistas y vecinos con segunda residencia inundará sus pueblos durante los meses de julio y agosto.
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Coronavirus en Segovia
«Me preocupa porque, si la movilidad lo permite, va a venir a una avalancha de gente, sobre todo en julio, y tendremos que controlarlo de alguna manera», afirma el alcalde de Sepúlveda, Ramón López. «Preocupación hay porque cuanto mayor sea el movimiento, más riesgo de contagio habrá», añade Benjamín Cerezo, alcalde de Riaza.
No son los únicos que piensan así. Nadie duda de que el medio rural será uno de los destinos preferidos por los españoles para pasar unas vacaciones atípicas. El temor a desplazamientos largos o a zonas costeras es inversamente proporcional a la preferencia por un alojamiento o una vivienda con jardín y piscina en un pueblo del interior. «Todo lo que esté a 200 o 300 kilómetros a la redonda de Madrid va a ser un nicho para el turismo rural. Habrá que ver en qué condiciones», advierte el alcalde de San Miguel de Bernuy, José María Bravo.
Los ayuntamientos son conscientes de ello y si los quebraderos de cabeza aumentan en verano porque duplican, triplican o quintuplican población, este año serán todavía mayores porque deberán extremar el control. En El Espinar, por ejemplo, tienen pensado diseñar un plan para garantizar que los espacios comunes estén dotados de las medidas de seguridad suficientes para que los riesgos de contagio sean mínimos, «aunque todavía no sabemos si para el verano estará permitida la movilidad entre provincias», reflexiona el alcalde espinariego, Javier Figueredo. Si la situación sanitaria lo permite, a Figueredo no le cabe ninguna duda de que su municipio alcanzará en julio y agosto los 27.000 habitantes de todos los veranos.
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El presidente de la Diputación de Segovia, Miguel Ángel de Vicente, cree que la provincia no puede abstraerse a una realidad geográfica, su ubicación al norte de la sierra de Guadarrama: «Los segovianos estamos acostumbrados a convivir con esa población de aluvión, ocasional, y nuestros pueblos y sus servicios públicos están preparados para esta contingencia. Quienes vengan serán bienvenidos, apelando siempre a la responsabilidad y la prudencia».
La «avalancha» se da por descontada. Alquilar una vivienda en un pueblo cercano a Madrid, con piscina, jardín y paseos por el campo garantizados es un magnífico plan para un verano que estamos dispuestos a pasar de la mejor manera que podamos. Los empresarios del sector del turismo rural también lo prevén. Todavía no han podido reabrir sus alojamientos, pero ya tienen muchas reservas para julio y agosto, especialmente para los establecimientos de alquiler completo. «Este tipo de alojamientos va a ser el más demandado si las cosas progresan adecuadamente. De momento, la gente está llamando y reservando fechas. La mayoría es de Madrid, pero también hay de Valladolid», desvela el presidente de la Asociación de Empresarios de Turismo Rural y Activo, Domingo Asenjo. El sector está pendiente de las medidas de seguridad que tendrá que adoptar para garantizar la salud de sus clientes: «Ya ha salido la normativa oficial y somos conscientes de que tenemos que dotarnos de unos protocolos de seguridad, pero nos queda traducirla al lenguaje de la realidad. Entre las medidas está la evitación de todo contacto con el cliente. La manera de recibirlos cambiará completamente. Habrá una serie de exigencias que debemos tener en cuenta cuando volvamos a abrir».
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En el Real Sitio de San Ildefonso, uno de los municipios más castigados por el virus, apelan a la prudencia. Su alcalde, Samuel Alonso, prefiere no aventurarse a hacer un diagnóstico 'a priori' de un verano lleno de incertidumbres. «No sabemos cuándo podremos pasar de la primera fase... Yo, de momento, sigo lanzando el mismo mensaje de todos estos días: prudencia total, responsabilidad total», afirma. Evidentemente, Alonso sabe que, si se puede, los madrileños que veranean en el Real Sitio no van a dejar de hacerlo este año. «Si se llega a la fase en la que los ciudadanos pueden desplazarse de una comunidad autónoma a otra, son libres de poder acceder donde lo deseen. En La Granja y Valsaín hay todos los veranos una gran afluencia de personas que vienen a pasar esos meses a su segunda residencia. Imagino que este año será igual y estamos preparados para ello. Apelamos, eso sí, a la responsabilidad de cada uno y pedimos que se sigan cumpliendo las normas que en cada momento establezcan las autoridades sanitarias. Normas y recomendaciones, porque no todo son exigencias. El sentido común debe prevalecer», advierte.
El alcalde de San Miguel de Bernuy, José María Bravo, da por descontado el incremento de población. «Es indudable. Al margen de las segundas residencias, hay que tener en cuenta que el medio rural va a ser uno de los destinos preferidos por los ciudadanos este verano. Menos vacaciones, menos recursos, el miedo a hacer viajes largos...Todo influye. La gente va a optar por la proximidad. Los alojamientos rurales lo van a notar, especialmente los de alquiler completo. Pero también nos consta que se están buscando viviendas de alquiler. Hay muchas personas que van a optar por un tipo de residencia alternativo (en un pueblo, con jardín y espacio) por si pudiera sobrevenir una situación similar a la del confinamiento».
En El Espinar esperan la avalancha de todos los años si las autoridades sanitarias acaban permitiendo los desplazamientos. «La gente va a aprovechar para pasar el verano en sus segundas residencias, en la casa de sus abuelos... Aunque es pronto para aventurar qué pasará, será un año de mucha afluencia de vecinos foráneos», apunta Javier Figueredo, regidor espinariego, que ya piensa en las medidas que deben tomarse para controlar esa afluencia. «Si la hostelería abre, procuraremos que adopte las medidas adecuadas para garantizar la seguridad y no haya malas interpretaciones», añade.
En Riaza saben que este verano quintuplicarán la población, como ocurre todos los años. «Si puede, la gente va a venir a pasar el verano y va a ser mucho más complicado controlarlo. Espero que todo el mundo venga concienciado, con sus mascarillas y demás, aunque aquí se están repartiendo. Sí, va a ser un verano más complicado que cualquier otro», sostiene Benjamín Cerezo, alcalde de Riaza.
También en Santa María la Real de Nieva y los pueblos de su comarca esperan muchos turistas este verano en casas rurales y segundas residencias. Lo ven inevitable si para entonces las desescalada ha culminado o toca a su fin. «Todos coincidimos en que va a ser un año raro, por decirlo de alguna manera. Va a haber mucha gente que, por evitar aglomeraciones, cambiará las zonas de playa por las rurales. En una situación como la que estamos viviendo, resulta especialmente atractivo disfrutar quince días de una casita en un pueblo, con jardín, barbacoa y paseo por el campo», señala la alcaldesa de Santa María de Nieva, Pilar Ares.
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