Cuéllar
Malversación de trofeos en una tarde de joven magisterio de Guillermo Hermoso de MendozaCuéllar
Malversación de trofeos en una tarde de joven magisterio de Guillermo Hermoso de MendozaOfreció el joven Guillermo Hermoso de Mendoza su dinámico y desenfadado magisterio de toreo a caballo ante el tercer astado de la tarde. Alquimista se llamaba el murube lusitano, afeitado en exceso como el resto de la corrida. Desde los rejones de castigo hasta el ... letal, todo fue una sucesión de suertes de sincronía armónica, compacta, una sinfonía de equilibrio y dominio. Monta excelente y toreo a la jineta de calidad premium. Terrenos y embroques ajustados para clavar. Cuando tuvo que parar las cadenciosas embestidas de su oponente no dudó en recortar con templanza la singladura del burel.
Publicidad
Clavó siempre arriba, enceló a dos pistas el ansia acometedora del toro de Romao Tenorio y diseñó una faena con tensión permanente. Fue premiado, generosamente, con las dos orejas y el rabo, mientras en el antepecho apareció, de modo imprevisto, el pañuelo azul para otorgar el premio post mortem de la vuelta al ruedo al noblote murube. El primer sorprendido fue el propio ganadero, veterano y venerable, quien, con la lentitud que le imponía su prolongada biología circunvaló el ruedo.
Con el que cerraba plaza, pese a pinchar en el primer intento con el rejón toricida, cosechó otros dos apéndices. La faena, de menor intensidad, aunque con mérito y técnica destacables, con embroques de sincera exposición, no merecía tal malversación de trofeos. Como tampoco el toro circunvalar, de cuerpo presente, el ruedo cuellarano. Fallar con los aceros, en un rito de sacrificio como son las corridas de toros, no es un detalle que pueda olvidarse.
Noticias relacionadas
César Mata
Pablo Hermoso se despedía de Cuéllar, y el público, primero, y el presidente, que convalidó la petición desproporcionada, quisieron que no saliera andando del coso. Así que, pese a una primera faena de tono medio, ligera en su compromiso y riesgo, y dos rejones de muerte, el primero chalequero, se le subvencionó con un apéndice.
Publicidad
La malversación auricular se consumó en el cuarto, faena en la que puso algo más de empeño (y escenificación), y en la que finiquitó a su bondadoso oponente tras feo metisaca y pinchazo. Los tendidos se empeñaron en forzar la concesión de una oreja, y aunque la petición era dudosamente mayoritaria, el pañuelo blanco asomó en el palco. El público es soberano. También para equivocarse.
Sabedor de su prestigio, y consciente del valor de sus faenas, Pablo Hermoso se deshizo de los apéndices nada mas recibirlos. No los paseó. Nadie mejor que él para calibrar el peso de las orejas. Y de su historia en el rejoneo, de la que es una pieza clave en su evolución.
Publicidad
A Lea Vicens le resulta interesante que los Hermoso de Mendoza la encajen en el puesto medio de sus carteles. No les eclipsa y sus honorarios son moderados. Este martes se empeñó la gala, afincada en La Puebla del Río, en que el contraste en la monta y el toreo a caballo fuera insalvable en relación con sus compañeros de terna.
Desconfiada anduvo con su lote, sin ajustarse en los embroques y con pausas que rebajan el necesario dinamismo del rejoneo. Falló con estrépito con los rejones letales. Pinchó por cuadruplicado, escuchó avisos y descabelló con abundancia con un temor infundado. Aunque, tal y como se desarrolló la tarde resultó extraño para algunos aficionados que no le correspondiera trofeo alguno. Aunque solo fuera por discriminación positiva. O por compasión.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.