Las madereras apelan a la «prudencia» ante la posible escasez de leña o pélet

La leña que hay almacenada tiene un menor coste que la que se ha obtenido tras el encarecimiento del proceso de producción. Es una cuestión que los consumidores conocen y que ha llevado al anticipo de sus compras. «La subida de los precios aún no ha repercutido en el valor del producto final porque muchos lo compraron antes y ahora lo tienen almacenado», explica Sansegundo.

Eso no pasa con las pequeñas empresas que ya han agotado el material o están en proceso de hacerlo. En este caso, si han realizado el suministro en los últimos meses para afrontar el aumento de la demanda, la subida del precio de la leña que se vende alcanza hasta un 30%.

La leña de encina es una de las más solicitadas en la provincia de Segovia y, mientras antes de la pandemia el kilo se situaba por debajo de los 20 céntimos, ahora llega a superar los 30. «Se está comprando sin una necesidad urgente», remarca el empresario maderero de El Espinar. «Si sigue así, nos quedaremos sin encina, pero olivo, fresno y roble no van a faltar nunca», señala.

La venta de la leña y pélet de las últimas semanas recuerda a la del papel higiénico y mascarillas al comienzo de la pandemia. «Si de repente la gente compra pélet para todo el año nos afixian y es posible que alguna temporada no haya suficiente para todos», declara Tapia. De modo contrario, si las solicitudes se hacen de manera paulatina, «todo fluirá de mejor manera», añade.

La portavoz de Naturpellet insiste en que, si bien el precio del pélet se ha duplicado el último año, este aumento no se debe a una baja disponibilidad, sino al incremento de los costes de producción. Las fábricas funcionan con electricidad y, en consecuencia, los márgenes de los precios son cada vez menores. Es necesario repercutir los precios a los consumidores. No obstante, aunque haya subido el precio del pélet, este se mantiene como una de las opciones más económicas, ya que el aumento es mucho menor que el del gasóleo o gas.

Esta escasez de los productos, especialmente de materias primas, está presente en cualquier sector desde hace varios meses. En algunos, desde hace más tiempo. Es el caso de Chimeneas Martín Muñoz, que vivió de lleno la crisis de las materias surgida a finales del 2021 y afecta directamente a los modelos de máquinas que vende.

«Hay un parón generalizado de productos que hace que no se fabrique al ritmo habitual», declara el propietario del negocio, José Luis Martín. Por este motivo, al disponer de menos materias, hay una tendencia al encarecimiento.

Pero esto no acaba aquí. La única preocupación ya no es el precio, sino también las existencias. «Hay materiales que tardan en suministrarlos y otros que sabemos con certeza que no habrá hasta 2023», lamenta el comerciante segoviano. Ejemplifica con el vidrio y algunos elementos de seguridad, como los termostatos para regular la temperatura. Los propios fabricantes han tenido que acortar su extenso catálogo porque no son capaces de producir todos los productos ofertados. Ante esta situación, «la gente tira de lo que hay», declara Martín. Por el contrario, «o esperan o no hay otra solución», concluye.