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El RAC Lobos no solo ha conseguido la permanencia por la vía rápida en su segunda temporada en la Segunda A madrileña, sino que ha terminado la primera fase empatado a puntos en el liderato de la categoría. «Somos el equipo a batir», resume su entrenador, Iván Martínez, tras conocer de tú a tú a todos sus rivales, de cara a las últimas siete jornadas. «Si lo sabemos hacer bien, podemos ascender. El año pasado era formación, este año es competición. Es el momento de demostrar».
Los segovianos aparecen como cuartos en la tabla, pero faltan cinco puntos en su casillero, los de la victoria por incomparecencia del Industriales de Las Rozas. El partido estaba previsto para el sábado 18 de enero en Segovia y avisaron el viernes por la noche de que no tenían suficientes jugadores. «Nos quedó mal sabor de boca. Hemos ganado, pero a medias, como digo yo. Es una victoria de despacho, para mí no cuenta». Con esos cuatro puntos por ganar el partido y el quinto del bonus extra por anotar cuatro ensayos –el máximo en liza–, pasarán de 40 a 45, los mismos que el Majadahonda, uno de los dos equipos que les derrotó, junto al Rugby Unión Norte de Tres Cantos en la jornada inicial.
Martínez habla de una primera vuelta que ha superado las expectativas. «Nuestra idea era pensar en el cuarto puesto de cara a intentar mejorar los resultados en la segunda fase». La competición cita a los 12 equipos de la Segunda A en 11 jornadas donde se miden al resto de rivales a partido único alternando según el sorteo del calendario la condición de rival y visitante. Los segovianos completaron la primera fase ganando el sábado en Móstoles a los Jabatos (21-52) para cerrar un balance de nueve victorias y dos derrotas. «Parece que lo hemos hecho mejor de los que los propios entrenadores creíamos y ahí estamos. El balance es muy positivo». Con ese ajuste de puntos pendientes de que lo materialice la federación, los cuatro primeros están separados por tres puntos. De cara a la segunda vuelta, los ocho equipos que han asegurado la permanencia parten sin los puntos sumados ante los cuatro que lucharán por evitar el descenso. Así las cosas, el Majadahonda y los Lobos parten con 25 por 23 de Cisneros y 20 de Industriales. Todos ellos separados por un partido.
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Luis Javier González
El partido más «épico» de la primera fase, los puntos que explican por qué los segovianos están en esa lucha, fue su visita a Cisneros sin cambios, solo con los 15 titulares, una acumulación de problemas para una plantilla que presume de profundidad –más de 30 jugadores– tras el acuerdo con IE University. «Es lo que tiene jugar cuatro o cinco partidos seguidos. Es lo que tienen las ligas amateurs; por trabajo o por familia…» De irse al descanso siete abajo y dominar en la segunda parte y llevarse el gato al agua: 27-24. Jugando hasta el descanso con uno menos porque un compañero tuvo un percance en su viaje a Puerta de Hierro –el campo que los Lobos tienen en Madrid para hacer de locales cuando sus rivales no quieren viajar a Segovia– y llegó a estar diez minutos con 13. Los seis cambios del rival no doblegaron el «pundonor» de los segovianos.
Su techo lo marcó Majadahonda cuando les ganó 12-36. Martínez habla del mejor equipo en cuanto a juego, pero con altibajos. Ante ellos, tiraron de jugadores del primer equipo, en División de Honor B, la segunda categoría nacional. Un gesto que demuestra la idea de equipo a batir. «Si te bajan jugadores de categorías superiores quiere decir que algo tenemos que estar haciendo muy bien. Es el equipo que más nos lo ha demostrado. Cuando tiene a una plantilla muy potente te hace mucho daño, pero cuando pierde a esos descartes parece que se le puede hacer mucho daño también».
El invierno es complicado en una ciudad fría en la que toca entrenar hasta las 11 de la noche, muchas veces bajo cero. El técnico elogia el compromiso, que ninguna sesión baja de los 15. «Nos da para hacer un buen trabajo». Con todo, lo hacen en el césped artificial de Nueva Segovia y solo han tocado el césped de las pistas de Atletismo de La Albuera en una ocasión, cuando jugaron ante el Alcalá en noviembre, así que son inocentes de su estado. «Sé que los de la Sego se quejan, pero no son el único equipo de Segovia, se tienen que aguantar». Esperan más en la segunda fase. Los ocho equipos que pelearán por el título volverán a enfrentarse cambiando la etiqueta de local y visitante. Así las cosas, los segovianos tienen tres de las siete jornadas en casa, ante Vallecas, Rugby Unión Norte –un club amigo– y Hortaleza, así que podrían jugarlos todos en Segovia. «Como empecemos a ganar partidos, no va a querer venir ninguno», bromea a medias. Tendrán que visitar a los otros tres rivales del top-4. La competición se reanuda el 9 de febrero y concluye el 6 de abril.
El primero asciende a la 1º Regional madrileña y el segundo disputa una eliminatoria a ida y vuelta contra el penúltimo de esta categoría. Ahí no acaba la cosa, pues el tercero queda pendiente de descartes, como ocurrió el verano pasado. «A esperar que alguien decida no ascender y ahí estaremos nosotros». Siete semanas para ajustar ante rivales que sacarán a sus mejores armas. «Ahora hay que ir optimizando a los jugadores, dar una vuelta a las jugadas. Lo que sabemos hacer, no se nos va a olvidar; hay que solucionar de alguna manera lo otro». Pasó con la touch –la plataforma para reanudar el juego desde la banda– al principio de curso y con la melé en las últimas semanas. «No tengo jugadores, tengo un equipo. Nos hace ser una familia; con mirarse, ya saben dónde están». Los ingredientes de un equipo a batir.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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