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Nacho Márquez
Segovia
Lunes, 3 de julio 2023, 11:29
El pasado mes de enero, la revista médica 'Actas Dermo-Sifiliográficas', procedente de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), publicaba una investigación que apuntaba directamente a las peluquerías. Alertaban de la proliferación de un hongo conocido como 'Trychophyton tonsurans' en las cabezas de los clientes debido a los rasurados muy apurados.
Esta enfermedad de la piel, conocida habitualmente como tiña, despertaba la cólera de los peluqueros y disparaba la alarma social. Aunque no se han hecho públicos los casos afectados actualmente, el propio estudio determinaba 107 pacientes diagnosticados en todo el país durante los últimos dos años.
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Luis Javier González
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Alfonso Fernández Candel regenta la Peluquería Candel en la capital segoviana. Acaba de cumplir 37 años de servicios ininterrumpidos cortando el pelo a caballeros. Fernández Candel asegura estar preocupado por su clientela: «La gente que ve la prensa nos lo pregunta, qué pasa con las tiñas y tal. Es verdad que existe esta enfermedad, pero se ha magnificado mucho ahora porque han sacado un informe los dermatólogos. A ver yo con datos que tengo a través de la Asociación Nacional de Peluquería te puedo decir que son aproximadamente algo más de cien casos registrados en dos años. Esto teniendo en cuenta todos los cortes que se hacen, creo que es un dato ínfimo. También parece ser que muchos de estos casos son peluquerías 'low cost' en las que no se toman medidas. Sobre todo, son en los degradados más bajos que hay con el pelo prácticamente rapado».
Desde que el estudio salió a la luz, el sector señaló al mismo culpable, las peluquerías de bajo precio. Hace años que este modelo de negocio se ha instalado en España. Los primeros registros de franquicias de este tipo se remontan a 2013. Además, se trata de empresas en sentido contrario a la economía. Cuanto peor es el poder adquisitivo, más clientes obtienen.
«Te puedo decir que he visto muchas cosas de mi gremio. Las peluquerías 'low cost' son negocios que han crecido en unas condiciones que son malas para el trabajador. En muchas de ellas son autónomos y trabajan a comisión. Lo cual ese señor o señora tiene que pagarse su seguridad social y en base a los trabajos que efectúa, cobra una comisión y ya está. Muchas de ellas se abren y cierran y cambian continuamente de empleados porque evidentemente no es rentable. Bueno, es rentable para la empresa, no para el trabajador. Los productos que utilizan sabemos que no pueden ser de una calidad buena porque los trabajos que hacen luego son más baratos. Me explico: si ellos te realizan un tinte a 5,5 euros y el tubo de color de uno medio bueno nos lo venden a nosotros a 6 no sé cómo puede salir eso», explica Alfonso Fernández Candel.
Esta denuncia que hacen en Peluquería Candel es una constante. En Peluquería Cerezo, llevan 24 años dedicados a señoras y caballeros. Elena Martín es la regente del negocio desde hace 20, después de que Elena Cerezo dejara el local. «Lo primero que se recorta es en calidad de producto y luego en los derechos del personal. Contratos muy básicos de formación y cosas así. El que tenga contrato claro, que hay gente que ni tiene contrato. Además, hacen más horas de las correspondientes. Se pierden derechos de vacaciones y todo esto», explica Elena Martín.
Pero este tipo de peluquerías que existen tanto en Segovia como en el resto de España no son las únicas que ofrecen bajos precios. En la capital, como en muchos municipios de la provincia, han aumentado el número peluquerías regentadas en su mayoría por personas de otras nacionalidades que ofrecen cortes de pelo para hombre a precios inferiores que los establecimientos tradicionales. En Candel y Cerezo, el corte a hombre oscila entre los 10, 13 y 15 euros, dependiendo del acabado y la barba.
Jerpiz Pérez es de la República Dominicana y tiene 30 años de experiencia en el sector. Aunque lleva diez años viviendo en España, hace tres que abrió su peluquería Don Jerpiz King Barber Shop, en el centro de Segovia. Él conoce a la perfección este nuevo tipo de negocio que hoy abunda en España y que es adoptado de sus países de origen.
Por un lado, los negocios 'low cost' en España también ofrecen servicios adicionales como la manicura, tratamientos faciales o masajes. Jerpiz Pérez asegura que en Santo Domingo las peluquerías nunca son solo establecimientos donde cortarse el pelo, son lugares multidisciplinares donde también ofrecen servicios de restauración.
Pero lejos de los establecimientos de España donde solo se corta el pelo a caballeros con precios muy competitivos y donde no se ofrece ningún servicio adicional, según Jerpiz Pérez, el factor fundamental es el tiempo: «Depende también mucho de la competencia. Aquí por ejemplo en Segovia hay mucha menos que en ciudades como Madrid. Allí hay peluquerías muy baratas porque hay mucha competencia. Esas peluquerías te cobran mucho menos no porque el servicio sea peor, pero es menos cuidado y pasan a mucha gente en poco tiempo. Ellos hacen cortes más fáciles, son menos sofisticados. Degradados muy rápidos. Si quieres un corte más detallado y le das calidad, eso cuesta más tiempo. El tiempo en los cortes de pelo es dinero que pierdes».
Jerpiz Pérez también prescinde de la cita previa para sus clientes. Pero gracias a su experiencia ha decidido dejar de lado la rapidez por la calidad. El peluquero dominicano daba clases del oficio en su país natal y en España ha decidido acogerse a las tarifas que rondan en la capital respecto a los 12 euros a pesar de saber la dificultad que esto supone, según ha asegurado él mismo. «Hay algunos que recortan una cabeza y se hacen pasar por peluqueros, no tienen esa experiencia de cómo limpiar las máquinas y que hay que usar para limpiarlas. Lo primero que tiene que hacer el peluquero es limpiar la silla y los utensilios. En Segovia hay gente que se dedica a cortar pelo así clandestino, yo no puedo decir es fulano y lo hace en tal sitio, pero sí. Esto merma mucho», explica decepcionado y añade: «Hay que echar muchas horas al día para ser rentable. Si tú lo haces bien cada vez va viniendo más gente, puedes empezar a recortar dos personas diarias y eso va subiendo. Además, trabajas en un clima agradable».
Alfonso Fernández Candel
Peluquero
«Yo fui de los primeros en estipular lo de la cita previa cuando empecé en el negocio por 1986. Ya era una época en la cual la gente no disponía de mucho tiempo libre. Para cortarte el pelo no tenías por qué echar una mañana en la peluquería de espera, sino que dices a las once en punto me atiendes y con una agenda se va organizando. Nosotros en nuestra página web la gente puede reservar su hora vía internet, igual que reservas la cita del médico. El 50% de las reservas no presenciales se hacen por internet y el otro por teléfono», explica Alfonso Fernández Candel. Una medida innovadora que con las nuevas tendencias de rapidez se puede venir en contra. En cambio, el dueño de Candel asegura que no es así: «Todos los negocios te quitan, cuando se abre un abanico en un sector se reparte la clientela. Los negocios 'low cost' son más en ciudades grandes, por ejemplo, aquí en Segovia no hay ninguna peluquería china. En otras ciudades las hay con hasta 8 trabajadores que parecen máquinas, despachan enseguida a la gente.
Hay un cierto tipo de público que no le importan estas cosas o si se lo hagan mejor o peor. Pero esto es así, es como todo. Tú puedes ir a un sitio agradable y beberte un buen vino o puedes ir a otro y tomar uno barato, está en la libertad de la gente. Pero nuestros clientes nos lo dicen. Prefiero pagar un poco más y estar más seguro, que pagar menos y no saber cómo me lo hacen o me lo dejan de hacer».
«Yo creo que ellas tienen su público y las peluquerías de toda la vida nos afecta poco. La gente de Segovia en general busca calidad, alguien cercano que las conozca y un trato personalizado. En las 'low cost' los trabajadores son gente que está empezando, cuando ya aprenden se van a otro sitio donde puedan ganar más. Las franquicias aquí en la ciudad no duran mucho. Ni en peluquerías, restauración, ni en nada. Segovia es muy pequeña y la gente va a lo de toda la vida», explica Elena Martín, de Peluquería Cerezo.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
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