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Hay recelo entre los vecinos de El Espinar, San Rafael y Los Ángeles porque ven que el éxodo madrileño que acaba de recalar en el municipio se está tomando la cuarentena del coronavirus «como unas vacaciones». «Y no es eso», dice el alcalde. «No vemos mal que vengan al pueblo porque en él tienen su casa, sea o no segunda residencia. Lo que los espinariegos critican es que hacen vida normal, como si no pasara nada. Ayer [por el jueves] tuvimos que intervenir en la Panera, donde había varias familias organizando barbacoas. Nos dijeron que estaban en el campo y que en el campo es distinto, pero no es así. Hay una crisis sanitaria muy grave y tenemos que tomárnoslo en serio. Me parece bien que hayan decidido venir a El Espinar a pasar la cuarentena, pero deben quedarse en casa. Todo lo demás es correr riesgos innecesarios y contribuir a aumentar la alarma», añade Javier Figueredo.
Coronavirus en Segovia
El viernes amanece brumoso en San Rafael y con menos tráfico del habitual en su tristemente célebre travesía. El movimiento solo se advierte en los supermercados, frente a los cuales se descargan furgonetas enteras de suministros. No hay desabastecimiento, pero las existencias se agotan a una velocidad de vértigo, especialmente desde el martes, cuando cientos de madrileños empezaron a regresar a sus casas de verano en el municipio espinariego. «Los vecinos que residimos aquí todo el año no entendemos que los madrileños vengan con la excusa del coronavirus para llevar aquí una vida como si nada pasara. No es justo», comenta una vecina que prefiere no decir el nombre.
Aunque ese éxodo madrileño ha incrementado la población (el alcalde no se atreve a decir en cuánto, pero El Espinar puede andar estos días en 20.000 habitantes), la actividad ha decaído. Basta con darse una vuelta por los comercios de la travesía. «Teníamos pedidos y reservas para este fin de semana y se ha anulado todo. El lunes empezó a notarse. Solo dimos un menú y eso es muy raro. El martes y el miércoles funcionamos algo mejor, pero la semana acaba de la peor manera posible. El miedo está ahí. La gente se mira con recelo y si uno tose, el de al lado se asusta mucho», relata Javier Rodríguez, del bar restaurante Jara. A él, por ejemplo, no le incomoda el regreso de los madrileños: «Si son personas que no están infectadas, ¿por qué no han de venir? También hay muchos vecinos del pueblo que trabajan en Madrid y se desplazan a diario... Siempre hemos estado deseando que venga la gente de Madrid para que dé ambiente y ahora no les vas a echar».
En el núcleo de Los Ángeles de San Rafael solo hay movimiento en la zona comercial, sobre todo en el supermercado y en el botiquín farmacéutico. El regreso de los madrileños es en esta urbanización más evidente que en ningún otro lugar del municipio serrano. «El lunes fue un día tranquilo, pero el martes se desató la locura. Ha venido gente que suele venir todos los fines de semana, gente que solo viene en verano, gente que no ha venido en todo el año y gente que lleva años sin venir. Es increíble», cuenta Patricia de Pablo, encargada del supermercado Unide, donde a las once de la mañana ya hay baldas vacías. «No lo criticamos, pero no nos parece bien que haya personas que vengan como si estuvieran de vacaciones. Ayer [por el jueves], antes de que se clausurara, el parque infantil parecía una romería», interviene Fernanda, empleada de la tienda.
Idéntica percepción alberga Ana Aparicio, que está al frente del botiquín farmacéutico: «Hay vecinos que viven en Los Ángeles de San Rafael todo el año que se están quejando. No porque los madrileños vengan, que vienen a su casa y están en su perfecto derecho, pero, claro, si aquí estábamos limpios..., hay temor a que los casos empiecen a surgir». Como medidas de precaución, Ana ha colocado unas cajas de cartón delante del mostrador, para aumentar la distancia con el cliente, y atiende con guantes de látex. «Parece verano. A la farmacia acuden pidiendo lo que no encuentran, lógicamente: gel hidroalcohólico, alcohol y mascarillas. Y no podemos satisfacer la demanda porque estamos esperando a que lleguen los pedidos. En la farmacia de El Espinar está pasando lo mismo», dice.
El alcalde apela al sentido común y asegura no preocuparle demasiado el incremento de población: «Lo tenemos todos los veranos y estamos preparados».
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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