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Humo, alarmas y sirenas en el interior del AlcázarLa alarma resuena en cada costado del Alcázar de Segovia para avisar del desalojo completo de la fortaleza. El humo ya empieza a nublar las galerías centrales que separan el Patio de Armas y la imponente Torre de Juan II. Ya está extendido cuando se empiezan a escuchar las primeras sirenas de vehículos de emergencia. Hay una persona herida que ha quedado atrapada en las escaleras de caracol que alcanzan el punto más alto del monumento. Necesita evacuación inmediata, atención urgente. «Intoxicación moderada y múltiples contusiones», avisa uno de los walkie-talkies del personal de seguridad. Menos mal que se trata de un simulacro.
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La jornada comenzó soleada. Después de días de lluvia, nieve y temperaturas bajo cero, era un momento propicio para conocer los rincones del Alcázar y, sobre todo, descubrir las vistas de la ciudad desde su torre más elevada. El monumento estaba repleto de turistas y grupos escolares en la mañana de este miércoles. Algunos de ellos ya habían iniciado la subida al punto más alto de la fortaleza. De repente, se activó el sistema de megafonía: «¡Alcaide, alcaide, alcaide!».
Este era el mensaje previo a la advertencia de desalojar el edificio «por motivos de seguridad», ya que acababa de declararse un fuego. Había carteles colocados a las puertas del monumento que anunciaban el simulacro, que se repite cada año. La fecha elegida siempre coincide con la de la catástrofe del 6 de marzo de 1862, que redujo a cenizas parte del edificio. Pese a ello, fueron aproximadamente 70 los visitantes a los que les sorprendió esta situación, a los que se sumaron 43 empleados de la fortaleza.
En apenas cinco minutos, una patrulla de la Policía Local llegó a las inmediaciones. Dos minutos después, una dotación de los Bomberos de Segovia puso inicio al protocolo de actuación contra incendios. El humo ya se había extendido en ese momento por el corredor del Verdugo y la nube en el Patio de Armas era cada vez más espesa. Según las primeras indagaciones, las llamas se habían originado a raíz de un fallo eléctrico al encender las luces en el acceso a la Torre Juan II.
El incendio simulado afectó a la sala de tránsito entre estos dos puntos de visita, y se agravó debido a la presencia de gran cantidad de papel almacenado en esta ubicación. Los bomberos se afanaron en la colocación de mangueras, para lo que se sirvieron de uno de los hidrantes para proceder a su extinción. Pero no solo protagonizaron esta intervención, ya que en aquel preciso instante se conoció una preocupante noticia: «Tenemos un herido».
👉🏻Un año más, Segovia recuerda el fuego que destruyó el Alcázar un 6 de marzo de 1862 con un simulacro de incendio en el que participan los bomberos de la capital, policía local, la unidad de emergencias sanitarias del 112, y el personal del Archivo General Militar y Patronato. pic.twitter.com/gvLmtmNXwt
— Ayuntamiento de Segovia (@segovia_es) March 6, 2024
Un vigilante de seguridad se tropezó en las escaleras estrechas en pleno epicentro del incendio durante el proceso de evacuación, por lo que sufrió una caída y no podía moverse. El plan de rescate se puso en marcha pese a las dificultades, ya que la víctima se encontraba en un lugar de difícil acceso. Con la ayuda de una lona especial, de reciente adquisición, y el soporte de botellas de oxígeno, fue posible trasladar al trabajador que había quedado atrapado a los tornos de entrada y salida, donde fue atendido por el personal médico. Tras ser estabilizado, fue desplazado en camilla hasta la ambulancia en dirección al Complejo Asistencial de Segovia.
El herido presentó contusiones, traumatismos y síntomas de intoxicación moderada por inhalación de humo, que luego se confirmó. «¿En una escala del uno al diez, cómo valoras el dolor?», preguntó uno de los médicos. «En veinte», respondió Antonio, empleado de 22 años. Afortunadamente, todo era una recreación improvisada. La actuación fue «rápida y efectiva», subrayó más tarde el participante en la simulación. Era la primera vez que subía en una ambulancia. «Ha sido cómodo, me he sentido muy protegido en todo momento», añadió.
En menos de media hora, se dio por finalizado el ensayo superado con éxito, que permitió poner a prueba de incendios, accidentes y otros sucesos la fortaleza. Los sótanos y cámaras quedaron despejadas de humo, como pudieron atestiguar gracias a las 14 cámaras térmicas que hay en los desvanes y los 104 dispositivos que conforman el servicio de videovigilancia, de los cuales nueve se han instalado en el último año. Esta actuación visibilizó a su vez la labor de treinta profesionales de Emergencias, desde agentes policiales a bomberos, sanitarios y personal del 112.
Un año más, el Alcázar está a salvo. Precisamente, «no hay que olvidar la importancia de tener en cuenta la seguridad», subrayó Rafael de Felipe Barahona, coronel director de la Academia de Artillería que ostenta el cargo de alcaide de la fortaleza segoviana. A lo largo de 2023, se ha realizado una «importante inversión» en este ámbito. Por ejemplo, se han adquirido dos nuevos sistemas de gestión y control de aforos, hasta alcanzar las tres unidades; y se han colocado pulsadores inalámbricos de incendio -un total de 9- para avisar de cualquier incidencia.
El personal dedicado a la seguridad se ha incrementado y muchos de los trabajadores han realizado cursos sobre primeros auxilios, reanimación cardiopulmonar (RCP), soporte vital básico y uso de desfibriladores, ya que el monumento cuenta con uno de estos aparatos electróncios. «Habrá más formaciones en los próximos meses», adelantó De Felipe Barahona.
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David S. Olabarri y Lidia Carvajal
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