![El Hospital General de Segovia trata a 175 pacientes con el virus del VIH](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2024/01/07/vih-ku3-U2101179685278qZH-1200x840@El%20Norte.jpg)
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El VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) ha quedado con el paso de los años limitado a un problema residual en términos estadísticos, pero no desaparece. «Seguimos con casos nuevos todos los años», subraya la jefa de Medicina Interna del Hospital General de Segovia, ... Eva Ferreira. Una media anual entre cinco o seis que se mantiene a lo largo de la última década. Muchos pocos que suman mucho. Porque el seguimiento es de por vida y el centro trata en estos momentos a 175 pacientes.
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Luis Javier González
Por un lado, está el contagio por el virus y por otro, el desarrollo del sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida) porque bajan las defensas y aparecen las complicaciones. «Con los tratamientos nuevos, que son muy efectivos, está claro que se ha controlado». El antes y después llegó a partir de los 90 con unos avances médicos que convirtieron la infección en crónica y cortaron los casos más graves. «No desaparece, pero no se desarrolla. Es verdad que seguimos encontrando pacientes en esa situación porque se diagnostican tarde, pero eso no está creciendo». Son perfiles que abandonan los tratamientos o que llegan tarde al sistema.
Hay varias formas de llegar al diagnóstico. Por un lado, la población más expuesta, por tener relaciones sexuales sin protección. «Nos solicitan controles cada cierto tiempo y ahí a veces se diagnostica». Ferreira, especialista en enfermedades infecciosas, también habla de síntomas intercurrentes con defensas debilitadas como cuadros catarrales, ganglios, herpes o rarezas como una neumonía en una persona joven. Ese razonamiento es clave porque el VIH se detecta por una prueba específica. «Hay que pensar en ella y pedirla. No sale de rutina en unos análisis para medir el colesterol». Se trata de un análisis normal de sangre, así que invita a aprovechar cualquier otra causa para solicitarlo. También se hacen, por ejemplo, como detección rutinaria en transfusiones.
La prevalencia global del 0,4% ya justifica la realización general de pruebas. «Incluso con ese porcentaje tan bajito ya merece la pena. Con que detectemos un caso, estamos variando el pronóstico y evitando complicaciones en esa persona». Ferreira habla de un cambio radical en la causa del contagio. En los 80 y 90, la mayoría ocurría por uso de drogas: compartir jeringuillas. «Ha cambiado el consumo de las sustancias y ahora no se comparte ese tipo de material». El principal origen es ahora la vía sexual. La «gran mayoría» en hombres jóvenes que tienen sexo con hombres, pero hay casos de todo tipo. «Todos somos susceptibles al contagio si tenemos relaciones sin protección. Tú puedes tener una pareja estable, pero esa pareja ha tenido relaciones anteriores. Si vamos abriendo el abanico, llegamos a toda la población».
Esa pedagogía es un aspecto crucial: prevenir para no curar. Los hospitales cuentan con programas como 'Deja tu huella', centrado en urgencias, pero extensible a atención primaria. «Valoramos perfiles que podrían tener un déficit de defensas». Esos pacientes con herpes o neumonías a los que se propone la prueba para detectarlo. Por otro lado, está el programa PREP (profilaxis pre-exposición), dirigido a personas con relaciones múltiples sin protección. Se trata de una medicación preventiva para evitar el contagio y de controles periódicos. De alguna manera, el sistema costea esos hábitos, pero formar parte del programa implica un compromiso. «Sabemos que se produce, lo que hay que hacer es cubrirlo. Pero eso va unido a un programa de educación sexual para que la gente aplique un poco el sentido común, no es hacer el análisis y ya está. Nosotros podemos colaborar, pero los que se están poniendo en riego son ellos». El Hospital tiene en estos momentos a 32 personas en el programa PREP.
El seguimiento a los casos de VIH es para toda la vida, al menos con los avances médicos actuales y su condición de infección crónica. «Siempre les digo que esto evoluciona mucho. En los años 80 no teníamos ningún tratamiento y ahora tenemos uno que lo controla todo. La previsión es que en el futuro esto se pueda acabar curando. Ojalá en unos cuantos años podamos hacerlo y que se olviden del tema». Entre los pacientes que llegaron a desarrollar el sida hay algunos de las primeras generaciones que han subido sus defensas y hacen vida normal. «Hay complicaciones, pero cuando pasa esa etapa de gravedad uno vuelve a una situación estable».
Uno de los retos del sistema es concienciar a esos pacientes que le han perdido el miedo a la enfermedad porque ya no pone en peligro su vida. «Es verdad que las expectativas son buenas, pero cualquier enfermedad es mejor no tenerla», resume Ferreira. «La gente le ha perdido el miedo al VIH porque los jóvenes no han conocido los tiempos malos, cuando la gente sí que se moría o tenía un deterioro grave». Tres cuartas partes de los 175 pacientes en seguimiento en Segovia son hombres. En cuanto a edades, hay dos grandes grupos. Por un lado, los jóvenes, entre los 25 y 40 años, los más activos sexualmente. Por otro, los que fueron diagnosticados años atrás y que ahora tienen entre 50 y 70. «Han estado muy bien, pero se van haciendo mayores», resume. Su cálculo es que ambos grupos se dividen a partes iguales.
Su crónica de los últimos años es que la pandemia no ha cambiado la concepción del VIH. «Es verdad que nos hemos familiarizado con distintos conceptos, ahora es más fácil hablar a la gente de protección o de vacunas».
Siguen llegando avances en los tratamientos, como la extensión de los inyectables, aunque aún hay casos para los que pueden aplicarse. «Son cada dos meses y te permite olvidarte de las pastillas. Eso es un gran avance», subraya Ferreira, que da un consejo global. «Por lo menos una vez en la vida, todos nos deberíamos hacer una prueba de VIH. Con eso evitaríamos retrasar mucho el diagnóstico y encontráramos casos con situaciones avanzadas». Aprovechando cualquier analítica. Porque todos somos susceptibles.
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