María Sopetrán Rey García (médica) y José Antonio Espigares Carrasco (enfermero), equipo coordinador de transplantes, en la UCI del Hospital General. Antonio Tanarro
Segovia

El Hospital General registró en 2022 su tercera cifra más alta de donantes de órganos

Todas las familias de fallecidos susceptibles dieron el visto bueno, lo que sitúa a Segovia un 54% por encima de la media nacional

Lunes, 30 de enero 2023, 00:39

El Hospital General de Segovia duplicó el año pasado la media de donantes de órganos de los ocho años anteriores. Fueron 11 frente a los 5 del año anterior, el promedio de los registrados entre 2014 y 2021. La cifra está condicionada por eventos traumáticos ... impredecibles, pero el año pasado todas las familias dieron el visto bueno. La coordinadora de Trasplantes del centro, Sopetrán Rey, elogia el acto de generosidad. «Lo más alucinante de todo es que dicen que sí. Yo siempre me estremezco». La media nacional de 2022 es de 46,3 donantes por cada millón de habitantes; Segovia está un 54% por encima de esa media, con 71,67. «Cada vez nos mentalizamos más. Yo digo que esto es morir a la grande; estás dando vida».

Publicidad

Los donantes de órganos se generan en las Unidades de Cuidados Intensivos y proceden de dos causas: por muerte encefálica o por asistolia o paro cardiaco. El primer caso responde habitualmente a un evento trágico cerebral –traumatismo, hemorragia o caída– y acaba conectado a un respirador. «Vemos con los neurólogos si tiene alguna opción de supervivencia. Una vez que no podemos hacer nada, detectamos cuándo desaparece la actividad cerebral y diagnosticamos el fallecimiento». El último paso sería desconectar al paciente para que el corazón se pare porque, legalmente, está muerto. Es en ese momento cuando llega el contacto con la familia.

«Primero, tenemos que explicarles que su familiar ha fallecido por ese evento dramático y esperar a que asimile una situación que acontece normalmente en 24 o 48 horas», explica Rey. Una vez transmitida la situación, entra el equipo de coordinación –formado por ella, médico, y un enfermero– que aborda a la familia para ofrecer la posibilidad de donar. «Ese es el punto clave. Tienes que hacerles ver que su familiar ha muerto, pero puede dar vida a otras personas. Les preguntas si alguna vez habían hablado de la donación y se lo tienes que plantear en un periodo breve, porque el tiempo corre en contra, antes de desconectarle. Les explicas que al otro lado hay una lista de personas que están esperando una llamada para recibir un órgano que les puede salvar la vida».

Las instrucciones previas son cada vez más habituales, pero en última estancia manda la familia. «Lo más importante es que se lo digas a tu entorno. Yo tengo mi tarjeta de donante, pero mi familia sabe que quiero donar. Puede tener la tarjeta, que si la familia no está de acuerdo siempre respetamos su opinión». Y eso que todos somos donantes por ley: prima el beneficio del vivo sobre el fallecido. «Podríamos aplicar la ley tajantemente, pero no se hace, sería una catástrofe». El porcentaje de negativas oscila en torno al 10%. El año pasado no hubo ninguna. La mayoría de las religiones está a favor de la donación. «Dicen que no por motivos culturales, por no aceptar el concepto de muerte encefálica o por rabieta. Nuestra obligación es intentar revertirlas».

Publicidad

De los once donantes de Segovia, seis fueron por muerte encefálica y cinco por donación en asistolia, el gran avance. «La donación en asistolia lleva 20 años en España, pero se necesitan una serie de dispositivos de circulación extracorpórea que la Comunidad no ha tenido hasta hace un par de años». Sus estimaciones de uno o dos donantes anuales se han quedado cortas. «Este año ha sido un hito, un antes y un después». Cuando surgió el programa, el grueso de los donantes venían de accidentes de tráfico; ahora suponen un dato residual.

A contrarreloj

Cuando la familia da el visto bueno, empieza el trabajo a contrarreloj para buscar receptores y sus compatibilidades. La edad también limita. «Nuestros donantes son generalmente más añosos que jóvenes». La inmensa mayoría generan hígado y riñones –ha habido donantes de 90 años– y el resto (pulmón, corazón, tejidos, córneas) depende de la edad. Un corazón, el órgano más preciado, no suele ser útil por encima de los 50 años. Gracias a sus donantes, Segovia aportó el año pasado al sistema 16 riñones, 11 hígados, un corazón, ocho pulmones, cinco grupos de tejidos y todas las córneas, 22.

Publicidad

La extracción empieza con el personal de Segovia: los urólogos extraen los pulmones; los oftalmólogos, las córneas; y los traumatólogos, los tejidos. El resto de órganos los extrae el equipo que los va a implantar. «Si se va a donar corazón, pulmón e hígado la que se monta en quirófano es la leche. El cirujano viene a explantar su corazón a su manera para luego implantarlo en su receptor». Rey recuerda el «reto tremendo» que supieron las donaciones en plena pandemia.

La mayoría, a Madrid

El protocolo de la Organización Nacional de Trasplantes empieza con una urgencia 0, una persona que está en una UCI y puede fallecer en un intervalo de unas 72 horas: el órgano va a ella, esté donde esté. Después, se oferta a las listas de espera de su Comunidad, un proceso «bastante ágil». Si no hay receptores, pasa al sistema nacional. Y si no, a los países del entorno. «Un órgano nunca se pierde». Como Madrid tiene listas de espera tan grandes y Segovia es provincia limítrofe, la mayoría van a parar allí. Por ejemplo, si hay un riñón de un donante joven –60 años o menos– entra en un programa especial de inmunidad para ofertarlos en primer lugar a pacientes jóvenes con una situación inmunológica débil que habitualmente ya han rechazado otro.

Publicidad

Segovia genera órganos, pero no los implanta; se hace en Valladolid y Salamanca. «No tenemos ni medios ni personal para ello. Ni tampoco lo tiene que tener todo el mundo». La otra parte de la ecuación –las personas que necesitan un órgano– depositan su caso en cada especialista, que incluye su caso en la lista concreta, ya sea renal o hepática, por ejemplo. Esperando esa llamada que les cambie la vida.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad