Los horarios y distancias protagonizan las alegaciones a la ordenanza de terrazas

Las tiendas de souvenirs y bares del casco histórico lideran la presentación de alegaciones porque, en muchos casos, ven peligrar su actividad económica si se ponen en marcha algunas de las restricciones recogidas en la ordenanza. «La exposición exterior del establecimiento es un recurso necesario que se lleva realizando desde finales de 1960 y siempre realzando la imagen de la ciudad», comunica un vendendor de recuerdos.

Como principio general, se prohíbe la ocupación sin autorización de espacios de uso público mediante la colocación de expositores. Las partes afectadas defienden que esta incursión es «mínima» y, debido a las características «muy especiales» del sector, proponen la elaboración de una ordenación propia para estos comercios.

Por otro lado, el bar Rubí lamenta que, si se aprueba la normativa según los criterios presentados, «la terraza de mi establecimiento, que lleva instalada desde 2012, sería inviable». Tal y como figura en la alegación, se observan dificultades para cumplir con la distancia máxima exigida entre la puerta del local hasta las mesas exteriores -en ningún caso debe ser superior a 30 metros-. En suma a ello, el empresario hostelero teme que la terraza de otro local cercano se ubique en este espacio en virtud del «principio de preferencia al frente de la fachada».

El propietario contempla como solución a esta coyuntura que se respeten los derechos adquiridos por una antigua norma en la nueva ordenanza. De otro modo, de aprobarse el borrador, «supondría un quebranto importante que haría tambalearse al negocio sin remedio».

Del total de sugerencias remitidas, la gran mayoría atañen al gremio hostelero. Una de las preocupaciones más populares es la presencia de mobiliario de terrazas en las calles durante la noche, hasta el punto de comparar un usuario los soportales de la Plaza Mayor con un «guardamuebles». Otro de los aspectos que han causado más descontento entre los viandantes es la ocupación de las aceras, por lo que se pide que en un futuro tanto sillas como mesas o cerramientos no acaparen más del 50% del espacio peatonal. Y que, además, guarden una distancia mínima de 1,80 metros con las fachadas. También piden que haya una distancia mínima entre las terrazas de distintos establecimientos para evitar que se generen «largas barreras» en la vía pública en espacios como la Plaza Mayor.

Los horarios de terrazas también se perciben como una de las cuestiones que revisar, ya que diferentes quejas proponen que su cierre sea más temprano en las zonas residenciales, especialmente de domingo a jueves. Asimismo, hasta tres alegaciones coinciden en la petición de una mayor vigilancia sobre el cumplimiento de estas medidas. Otra de ellas amplía la limitación de los horarios a los músicos ambulantes.