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Más de cien horas de trabajo para unos minutos de disfrute, lo que tarde el fuego en convertir una estructura de madera revestida con cartón fallero en cenizas. Es el 'no ninot', una inspiración que asume desde su propia denominación su humildad respecto a las creaciones originales, pero que supone un reconocimiento a la tradición valenciana y una nueva forma de vivir la noche de San Juan. La hoguera, uno de los momentos que más segovianos saca a la calle, servirá para que la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Segovia de la Casa de los Picos muestre en la Plaza Mayor el mimado trabajo de sus profesores y alumnos a lo largo de todo el mes.
Con motivo de la celebración de la noche de San Juan y su clásica fogata, el Ayuntamiento de Segovia propuso en marzo al centro colaborar en este evento con la construcción de una obra efímera destinada a su quema. Con el objetivo de mantener la esencia de la fiesta, la escuela planteó fusionar dos tradiciones: la famosa quema de ninots de Valencia y los gigantes y cabezudos segovianos, incorporando un toque contemporáneo. «Les pareció bien y a partir de ahí empezamos a trabajar. Como casi todas las ideas, luego ha ido evolucionando. Queríamos representar a la vez el espíritu de la escuela y el de una noche mágica», resume su directora, Isabel Gómez.
Elementos como la entrada del verano, la quema del pasado o la renovación están presentes en la concepción del 'no ninot', una de las novedades del programa festivo de este año. «Es un guiño a lo que hacen ellos y poner en valor el trabajo creativo que se hace en la escuela para que lo vean los segovianos», incide la responsable de la Casa de los Picos.
El primer paso era «formarse». Así, contactaron con el maestro fallero Salvador Ferris, con una amplia trayectoria en la creación de ninots, las figuras que componen las diferentes escenas de una falla, monumentos de cartón piedra que ocupan las plazas con un tema en concreto, ya sea político, deportivo o social. Aceptó y dirigió a finales de mayo un taller para los profesores.
«Para que ellos aprendieran qué materiales y técnicas se utilizan para hacer algo inspirado en ello. Evidentemente, no se puede hacer cómo ellos lo hacen», matiza Gómez. Los docentes iniciaron la tarea y el alumnado se ha incorporado en la parte final según han ido concluyendo sus exámenes.
Isabel Gómez
Directora de la escuela de La Casa de los Picos
Tras varios bocetos, diseñaron la estructura junto a Ferris, los cimientos esenciales para después darle forma y color. El montaje se ha realizado en el patio de la escuela antes de llevarlo al zaguán para los últimos retoques, de forma que sea más fácil trasladarlo, un cometido que asumirá el Ayuntamiento para alivio de la directora. «Tienen más medios que nosotros», sonríe. El 'no ninot' incluye rendijas para depositar los 'no deseos', la misma función de una hoguera tradicional: quemar el pasado para renovarlo. «Lo que hacen en Levante, llevar los apuntes, los tratos viejos… Aquí lo vamos a hacer escribiendo un 'no deseo' e introduciéndolo», explica la directora. Podrá visitarse este jueves 20 de junio, de 16:00 a 20:00 horas y el viernes 21, entre las 12:00 y 14:00. Una oportunidad que los segovianos podrán aprovechar para depositar los lastres de los que quieren deshacerse.
Sergio Almena es uno de los artífices que remata los detalles. «La idea inicial era representar el solsticio de verano. A partir de ahí, meterle colores para ir resaltando y una cara para dar animación a la obra», desgrana así la concepción de la pieza. Esta elaboración ha supuesto un trabajo más pausado las dos semanas anteriores para culminar con más de 50 horas en esta última, a turnos de mañana y tarde.
La figura del sol representa al gran cabezudo de la cultura castellana y sus picos son un guiño a la fachada de la escuela. Un diseño se apoya en la naturaleza de Segovia, representada por una base inspirada en el agua de sus ríos o unas plantas que llegan hasta el sol y tratan de plasmar los campos castellanos. La estructura de madera soporta el peso del resto: poliespan recubierto en cartón, sellado con aguaplast y pintado por encima.
La principal enseñanza del maestro valenciano es clara para Almena. «Todo el trabajo que hay detrás de este tipo de obras, desde los procesos hasta las capas que lleva… Hay que tener muchísimas cosas en cuenta para que luego en menos de media hora se esfume y se derrumbe a cenizas». Todavía ninguno imagina lo que sentirá en ese momento en el que las llamas consumirán su trabajo. «De momento, lo veo con ilusión. Estamos trabajando en algo para nuestra ciudad, es dar un toque más artístico a las hogueras de San Juan y que pueda llamar un poco más la atención. Sabemos que se va a quemar; pero hoy en día todo tiene un final, y es bonito pensar en ese transcurso que va a tener la obra», añade.
Sergio Almena
Profesor de la escuela de La Casa de los Picos
El profesor alaba la colaboración del alumnado. «Una vez que les contamos todo el proceso que nos explicó el valenciano, ha sido bastante fácil». «Pueden ver la complejidad que tiene algo que a primera vista puede parecer muy simple», afirma el docente, que suma el valor de exponer una obra en el epicentro de la ciudad en una fecha multitudinaria.
«Ya no nos quedamos en esos trabajos que se quedan en clase o van como mucho a una exposición final. Es la forma de sacar a la ciudad todo lo que hacemos aquí», destaca Sergio Almena, quien dice vivir las hogueras como «la tradición de dejar atrás lo malo y pedir deseos al futuro». Algo que ha experimentado desde pequeño, en San Juan, mirando al fuego. «Es bonito poder participar ahora en ello», apostilla.
Esta costumbre ancestral permanece precisamente por lo excepcional, opina el profesor. «Nos hace ilusión que llegue esa noche», admite al mismo tiempo que asume que, una vez sentado el precedente, será complicado volver en el futuro a una hoguera convencional. «Ya hemos firmado casi el contrato del año que viene», sonríe. Otro centenar de horas a quemar.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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