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Alejandro Domingo, en la cuesta de San Juan, ya líder destacado de la San Silvestre. Antonio Tanarro
Hegemonía adolescente en una noche de récord

Hegemonía adolescente en una noche de récord

Alejandro Domingo repite triunfo y Khadija Bouzid llega al palmarés de una San Silvestre a rebosar pese a la niebla y la incertidumbre por el recorrido

Martes, 31 de diciembre 2024

La fiesta del atletismo popular segoviano recupera una década después el nombre oficial por el que siempre fue conocida. Pero eso es lo de menos. El evento está tan consolidado que da igual que cambie el circuito o que la niebla convierta cuatro kilómetros en una experiencia mística. Los miedos sobre la orfandad de público en las partes nuevas del recorrido quedaron enterrados porque la ciudad se volcó, una carrera con unos decibelios ambientales únicos. Porque hubo récord de participación: 2.429 personas cruzaron al meta de la Plaza Mayor de Segovia. Gente con amigos, primos y compañeros de trabajo desperdigados por esa estampa de cuento que brindó el final de año más gélido del lustro. En él se impusieron dos adolescentes descarados. Alejandro Domingo cumplió con el rol de favorito y ganó a los 17 años su segunda corona seguida tras apenas 12m09s. Mientras, Khadija Bouzid, con solo 16, dominó la femenina con 15m15s y se destapó como uno de los nombres de futuro del atletismo segoviano.

Fueron los reyes de una tarde con más de 3.200 dorsales en circulación, incluyendo los 800 menores que hicieron de teloneros a los adultos. La demanda de participación llevó al Blume, el club que recuperaba la prueba cuyo nombre patentó, a ampliar un cupo que había fijado a la baja. El razonamiento municipal es que aún habría margen para más, tanto en niños como en mayores. Es una de los motivos que buscaba el nuevo recorrido. Lo ganado en las últimas ediciones –la capacidad que da Padre Claret para diseminar a los atletas en cajones según su ritmo– se consolidó al cambiar el sentido. Al salir cuesta arriba, se evita el peligro de los primeros metros descendentes a toda pastilla para los primeros y da tiempo a que cada uno coja su sitio. El precio de sacrificar la primera subida a San Juan resultó barato por lo deslizante del pavimento con la niebla. Bajar la Calle Real a poco más de dos minutos el kilómetro hubiera sido un ejercicio de alto riesgo según estaba el día.

«Resbalaba muchísimo, mañana tendremos todos unas agujetas en los isquios….», resumía Domingo. Un asfalto que no agarraba y obligaba a asegurar la pisada. La cabeza de carrera fue un mano a mano entre amigos. Rafa Rodríguez, el compañero de club al que destronó con su victoria el año pasado, apretó al paso por el Domino's (Juan Carlos I), en el tramo más rápido de bajada, tras ese primero kilómetro de subida, mucho más amable que coger San Juan en frío. El de Trescasas aguantó en paralelo el ataque y mostró su mano en la calle de los Coches, el final a una odisea de casi 2,5 kilómetros en cómodo descenso, todo un hallazgo para una ciudad con cuestas pronunciadas. Llegó a las luces navideñas y disfrutó como lo que casi es, un niño, en su subida triunfal por San Juan. «Es donde hay más gente, donde más feliz estás». Sacó 9 segundos a Rodríguez y 23 segundos a Rubén Merino, tercero. Una victoria con un mérito doble porque llegó con unas agujetas de primer orden de su concentración de tres días en Sevilla. «Un palizón, estaba reventado, pero esta carrera hay que hacerla vayas como vayas». En la víspera hizo un 2.000 a 2m55s el kilómetro y viajó de vuelta a Segovia. ¿La segunda de cuántas? «Las que me den las piernas».

El paso por el Domino's también fue clave en la carrera femenina. Bouzid, cuarta el año pasado en su primera San Silvestre, se puso allí en cabeza. El perfil característico del Sporting Segovia: atleta de medio fondo, desde 800 a 3.000, pasando por cross y obstáculos. «Se agradece mucho cómo anima la gente, cuando vas que ya no puedes más, se nota. El final me ha costado más, pero bien, se ha podido terminar». También es un guiño de integración, alguien con sangre marroquí que nació en Segovia. «Siento orgullo por representar a mi ciudad, a España y a Marruecos». Y pone en valor el triunfo de los adolescentes. «Con mucho respeto, competimos con gente más grande, de mucho nivel».

La segunda, Sonia de la Calle, la triplica en edad a sus 53 años, un hecho que elogia a partes iguales la precocidad y la veteranía. «Lo suyo es que la gente joven te gane, pero me satisface saber que puedo todavía seguir estos ritmos». Historia viva de una carrera que conoció a los diez años. «Cuando eran 10 kilómetros, ibas hasta las piscinas municipales, corríamos cuatro gatos y no había ni Dios por la calle». Nadie como ella para valorar lo conseguido. «Es un lujo. Con este recorrido pensaba que iba a haber menos gente, pero ha sido todo lo contrario». La veterana no dejó de ver en ningún momento a la adolescente, que miraba para atrás por si las moscas, pero no pudo recuperar los 12 segundos que le sacó en meta. Helena Postigo cerró el podio tras una bonita lucha con Alba Raso, que se puso tercera en la subida final, pero perdió la posición ante la segoviana en el último empujón.

Todo llega con retraso a la cabeza del corredor, el tiempo que necesita para procesar ideas en plena agonía. El nombre, el típico mensaje de «ya queda menos» o la guasa antes de la subida final a San Juan: «Ya es todo cuesta abajo». En meta estaba Javi Guerra, de calle tras haber completado por la mañana un entrenamiento de 20 x 500. Presenció el desfile de rigor, desde los bomberos, haciendo gala de traje, a un ejército de tiburones, pasando por los dibujos animados de siempre: Pinocho, el monstruo de las galletas o Shrek. Ganaron a Mario y Luigi. Pero el uniforme del día fue el del Sporting, padre de la hegemonía adolescente.

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