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La nieve da a muchos imprudentes la excusa de asomarse a la montaña, desde quien quiere subir a Peñalara con unas Converse al que no ... sabe esquiar y se asoma a una pista roja. La estación de Navacerrada lidia con esa realidad cada día por la proximidad a un polo tan grande de población como Madrid. «Como el telesilla te remonta, la gente dice, ¿cómo no voy a bajar por ahí? Y es un error porque puedes tener un accidente, lo peor que te puede pasar. Si estás aprendiendo y tienes una mala experiencia, ya no te apetece más», subraya su director técnico, José Luis González.
El personal de los remontes aconseja. «Hay gente que lo entiende y otra que no, es una guerra entre trabajador. Luego tenemos que ir a rescatarles porque han tenido una lesión o no se han atrevido a bajar». También ocurre en ocasiones con el esquí de travesía. A diferencia de otras estaciones, Navacerrada no tiene itinerarios para este público, que puede subir fuera de las pistas y utilizarlas para bajar, aunque no podrá usar el telesilla sin forfait. González relata accidentes —un esquiador de la pista choca con otro que está subiendo— en las que su empresa ha tenido que personarse en defensa de su cliente. «No tenemos problema en que bajen, pero cuando la estación se cierra, las máquinas entran a trabajar y no puede haber nadie por las pistas. Te puede costar la vida, el cable te puede matar».
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