Funcionaria de justicia trabaja delante de un ventilador para combatir el calor. Óscar Costa

Segovia

Los funcionarios de Justicia piden medidas urgentes tras trabajar a más de 35 grados

Los empleados reclaman a sus jefes de personal, los jueces, que pongan fin a su jornada cuando los termómetros superen los 27 grados, el límite legal

Sábado, 26 de agosto 2023, 00:19

El termómetro de Fiscalía en el Palacio de Justicia de Segovia no bajaba el viernes de 35 grados. Y era un buen día. Lo cuenta una de las trabajadoras del edificio tras una semana horrenda. «En la casa de la ley se incumple la ley».

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La ley establece una máxima de 27 grados en los puestos de trabajo de oficina, una cifra que el personal de justicia considera «aguantable». La situación empeora en la planta de arriba: el martes y el miércoles rozaron los 40 grados. «Pasa lo que pasa, que el cuerpo no da». Su junta de personal y delegados de prevención alertan de los riesgos. «Nos puede dar un golpe de calor a nosotros o a cualquier persona que venga. Es de vergüenza cómo nos tienen. Si mañana nos pasa algo, queremos que se sepa».

Los trabajadores se han quejado ante su secretaría coordinadora, cuya respuesta ha sido someterlo a la gerencia de la Administración de Justicia en Burgos, la estancia responsable, aún sin respuesta. También han acudido al presidente de la Audiencia Provincial de Segovia, Ignacio Pando, en una lucha que lleva en marcha varios años. «Las temperaturas son cada vez más altas y duran más días».

Lo ilustra la visita de una mujer durante la semana: «¿Cómo pueden estar ustedes con este calor? ¿No dan el aire?» La respuesta es que solo hay ventiladores. «Pero márchense de aquí, hagan huelga. Les va a pasar algo», insistió. Intranquila, sacó dos botes de Acuarius en las máquinas de la entrada y se los dio a las dos trabajadoras.

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Trabajadora de la Audiencia muestra el móvil con la temperatura en el interior y el exterior del edificio, en ambos casos superior a los 32 grados. Óscar Costa

En 2019, Bilbao alcanzó los 40 grados durante una de las olas de calor más agresivas que ha vivido el norte de España. «Se mandó a todos los funcionarios a casa a las 12 de la mañana porque no había sistemas de refrigeración. Aquí eso sigue sin pasar». La fiscal jefe, tras intentar contactar con la gerencia de Burgos, tomó el martes la iniciativa de decir a sus funcionarios que se marcharan a las 13:00 horas. Pero los jefes de personal de los juzgados son los letrados. Pando, responsable del edificio, no tiene potestad sobre estos empleados, sino sobre los magistrados, a los que da autorización para suspender los juicios. A falta de decisiones drásticas, el personal pide al menos una reducción de la jornada.

Los trabajadores comparan termómetros: el del pasillo, uno de mesa o una aplicación móvil. «Pueden variar décimas, pero coinciden». El problema del procedimiento es su rigidez, lamentan. «Ante un caso urgente en el que puede estar en peligro la vida de cualquier persona, la iniciativa no puede ser burocrática, se tiene que tomar en el momento». En esencia, la jefa de personal tiene la llave para proteger a sus empleados y a sí misma.

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Como consecuencia, la sintomática es amplia. «Dolores de cabeza, desde que entramos hasta que salimos». Mareos frecuentes, tensión baja, malestar general o momentos de fuerte sudoración, el mecanismo de defensa del organismo para refrigerarse. «Es un edificio viejo en el que nunca se ha invertido un duro». Pero seguirá en pie como sede de la Audiencia cuando los nuevos juzgados vean la luz en Nueva Segovia. Con trabajadores, con los termómetros por las nubes.

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