«Antes, la fotografía era magia; ahora se ha convertido en algo vulgar»
Ángel Luis Arribas analiza la depreciación de una imagen por la facilidad para conseguirla
Los trabajadores de Gramola, uno de los negocios más reconocibles de Segovia, no podían irse de vacaciones en agosto por el aluvión de carretes que ... clientes que querían las fotos de las suyas. Una experiencia de otra época. «La fotografía antes era magia. La gente hacía fotos y no sabía lo que había salido». Lo cuenta Ángel Luis Arribas, que recuerda cómo el director de la franquicia del revelado en una hora, ya fallecido, discutía estrategias para que la gente comprara cámaras. «Si viera la cantidad de fotos que hay ahora...
La fotografía se ha convertido en algo vulgar, una persona hace 14 fotos con el móvil y no borra ninguna. ¿Para qué?» Con 65 años y el relevo generacional asegurado, no deja de sorprenderse al ver que aquellas madres que décadas atrás «las pasaban canutas, casi no sabían poner el carrete» ahora «recortan, pegan, la de Dios» en sus móviles. «Con lo fácil que era aquello y lo difícil que es esto». Etapas de una relación que se niega a romper. «No hay divorcio entre la fotografía y yo».
Gramola nació hace medio siglo como un negocio familiar centrado en la música con divisiones como videoclub o venta de electrodomésticos. Ángel Luis impulsó la fotografía y empezó a trabajar con su hermano cuando quebró El Diario de Castilla, un periódico en el que revelaba las páginas antes de pasar a la rotativa. «Manipulábamos las fotografías que hacía el fotógrafo». Con él llegaron los negativos a casa. «Compramos los equipos para hacer el revelado en una hora, parecía un negocio de futuro». Así empezó su fábrica de recuerdos con una clientela que siempre fue más femenina.
Antes de que el fútbol bautizase la BBC como la delantera del Real Madrid –Bale, Benzema y Cristiano–, los fotógrafos se adueñaron de las siglas: Bodas, Bautizos y Comuniones. Para alguien que iba a una boda y «clavaba» las cien fotos, pide a las nuevas generaciones «seleccionar en origen» y no llegar al estudio con mil. «Ahora ves las fotos en el momento. ¿Para qué has hecho seis? ¿No ves que estaba bien la primera?».
Arribas cree que la fotografía tiene el futuro asegurado. «Nos gusta tener la propiedad de ese momento». La facilidad de llevar una cámara encima hace que sea más sencillo comunicar un mensaje tan simple como estar comiendo unos calamares con una imagen antes que con el texto. «Antes veías a un niño haciendo una tontería y te reías; ahora le haces repetirla para hacer la foto».
Las damas de las fiestas, los curas o los actos militares, su debilidad. «Son modelos para ti, nadie se mueve»
Alguien que viajó con Caja Segovia a Moscú se queda con Tailandia como su mayor aventura gráfica. «La fotografía me ha dado mucho». Por eso sigue trabajando a una edad en la que otros se han jubilado. Habla de «compromiso» con las fotos que ha hecho toda la vida: las damas de las fiestas, los curas o los actos militares, su debilidad. «Es lo más bonito de fotografiar. Son modelos para ti, nadie se mueve». Una profesión exigente. «Son eventos y eventos, para eso hay que estar joven. Igual que yo empujé a otros, yo noto que también me empujan. Todos tenemos fecha de caducidad. Tecnología, juventud, formación…».
Asume una retirada progresiva. «Soy abuelo, quiero tener más tiempo para mí y para mi familia. Ya no estás preparado para competir en Primera División, hay que dejar paso. Hasta que las fuerzas me lo permitan, voy a seguir ayudando a las personas que van a seguir con mi negocio hasta que pueda porque me gusta y se lo merecen». El reto es convertir un medio de trabajo en afición. «Esta sociedad nos tiene estresados a todos y yo me quiero salir».
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