Una florista y una niña, en la venta de ramos y centros funerarios frente al cementerio de Segovia. Óscar Costa

Segovia

Las floristerías se adaptan a la inflación y a los gustos de las nuevas generaciones

El aumento de las incineraciones está detrás del progresivo descenso experimentado en la venta de ramos y centros funerarios

Miércoles, 1 de noviembre 2023, 21:02

La subida de precios se ha notado y los floristeros, como cualquier otro sector, capean la inflación «como pueden». La festividad de Todos los Santos es un evento marcado en el calendario de todos los negocios de venta de flores. Los segovianos honran a ... sus difuntos con arreglos funerarios de todo tipo, aunque «los tiempos han cambiado».

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Los resultados obtenidos por las floristerías este año han sido similares a los anotados en 2022, aunque se aprecia una progresiva tendencia descendente desde hace un tiempo, lo que se atribuye al distanciamiento con los cementerios motivada por la pandemia y al incremento de las incineraciones en detrimento de los entierros en los cementerios. Aún así, «no nos podemos quejar según están las cosas», aseguró este miércoles Diego Terrero, de Vivero Julián Martín, en La Lastrilla.

Los bolsillos de los ciudadanos están resentidos por la inflación, y lo mismo sucede con los costes de producción en la venta de flores. Pese a ello, los precios del producto «tienen muy poca variación, están más o menos igual», asevera el vendedor, un aspecto que corrobora Débora García, de Viveros Madrona: «No hemos subido nada las flores, pero sí ha costado todo más caro».

Los floristeros se adaptan a la coyuntura económica, pero también redoblan esfuerzos para aclimatarse a los gustos de las nuevas generaciones. «Antes las mujeres tenían muy pensado lo que querían y hacían ellas los centros o ramos», explica García. Por el contrario, ahora el gusto es «más joven». «Sobre todo compran personas de unos 50 años que se dejan aconsejar», determina.

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Todavía se reconocen algunas flores típicas en el día de difuntos, pero «ha cambiado mucho la tradición». Hay un gusto «más joven» de segovianos que prefieren llevarse ramos con flores «más diferentes». Por lo general, la costumbre se mantiene. García echa en falta a algunas «señoras mayores que solían venir siempre». Ahora son sus hijos, sobrinos o nietos los que no fallan a la cita. «Muchas personas quieren seguir la tradición de la abuela pero no saben colocar las flores, así que vienen y nos preguntan», concluye

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